12.

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Víctor Ibañez, no había cambiado mucho, aun mantenía si estilo. Mi padre, el hombre al que repudie se había quitado el saco gris a juego con sus pantalones de vestir, para quedarse sólo con la camisa sin corbata, su cabello todavía seguía conservando ese tono canoso que lo hacía verse bien, seguía siendo aquel hombre guapo y maduro de siempre.

Sus ojos vagaron entre Román y yo, debo admitir que pude ver en ellos cierto brillo de tristeza, pero ni todo esa expresión suya hará que nuestra relación cambie.

-Lenna- se movió para venir a mi y querer abrazarme.

- No- lo corto en seco y él se detiene- por favor no lo hagas- digo tajante.

-Esta bien- accede con una expresión de pena que no le creo, sus ojos se clavan en Román que esta detrás mío con su mano e mi espalda- Hijo.

- Ahorra eso del amor paterno papá, no te queda- lo rechaza.

Y mi padre recibe el primer golpe frío de nuestro padre.

- Chicos...

- Tranquila cariño- dice mi padre tomando su lugar en la mesa, coge la mano de mamá y la besa-, descuida hemos pasado por mucho y es entendible.

- Vaya, que bueno que lo entiendas (?).

Segundo golpe y mi hermano tiene el primer nocaut de la noche de este primer round. 

Mi padre decide contar hasta diez, respirar y dejarlo pasar. Por el momento.

-Lenna, tu madre me dijo que estás trabajando en la policía- se dirije a mi mientras me sirvo un trocito de carne rellena con especias.

La verdad no tengo apetito, pero como debo poner mi mente en acercarme a mi padre para descubrir si es verdad que esta detrás de los robos, no tengo más remedio.

-Si como técnica- respondo educadamente.

Mi padre deja los cubiertos a los lados y se limpia con la servilleta.

-Felicidades- me desea

- Gracias.

Mi madre tiene un ojo puesto en nosotros, teme que la ira de Román desate el caos en la mesa.

-Si sabes que tienes un lugar en nuestra empresa,¿Cierto?- No digo nada de momento, puede que esa carta me sirva más adelante-, pero es bueno que trabajes para la policía.

-¿Para que ella te cubra la espalda como yo?- Román interviene de nuevo con un comentario mordaz-. Recuerda hermanita, a papá se le da bien usar a sus hijos para luego desecharlos.

-¡Ya basta Román!- mi madre alza la voz- ten un poco de respeto.

-Se que estás enfadado conmigo por haberte enviado a prisión- habla por fin padre y mi hermano esta en punto de ebullición, así acerco mi mano a la suya en un intento por calmarlo- y eso es algo con lo que tendré que vivir en mi conciencia por el resto de mi vida, creer Román.

- Antes te hubiera creído si tan sólo me hubieras visitado en la cárcel al menos una vez- si voz es pura rabia y resentimiento-. Pero no sólo me usaste para cubrir tus mierdas sino que dejaste que me pudriera allí dentro.

-¿Piensas que fue fácil para mi enviar a mi único hijo varón a la cárcel?.

-¿Sinceramente?- lo mira- a estás alturas me importa una mierda lo que piensas- contesta con ahínco.

- Vale, puedes gritarme, insultarme si eso calma tu enojo- gesticula con sus manos-, pero te recuerdo que estás en mi casa y delante de tu madre en la mesa- así que trata de comportarte, después si quieres no agarramos a golpes pero mientras este presente tu madre, comportarte- exigió recalcando cada palabra.

Love and BulletsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora