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Ever.

Me sentía sin fuerzas, la verdad es que en otros tiempos yo hubiese querido reventarme los nudillos a golpes, boxeando arduamente hasta que se me lograra calmar el dolor en el centro de mi alma, pero no, no tenía ganas ni de eso. Me sentía extrañado, otra persona, y lo entiendo, yo nunca había tenido tanto peso en mi ser, me siento desgarrado y no sé de qué manera levantarme un poco más el ánimo. Me siento un cobarde de mierda porque ya han pasado dos días y no he podido ir detrás de ella, no tengo cara para mirarle. Me odio a mí mismo al recordar con la tristeza que me miraban sus ojos, porque sí la traté como un imbécil, me comporté como un completo animal y me duele porque ella es mi niña hermosa, la luz de mis ojos y la he herido.

—¿Qué haces aquí? — cuando salí del baño luego de estar debajo de la ducha por una hora me llevé la sorpresa de verlo de pie al lado del balcón de mi habitación, recostado de la pared, con los brazos cruzados.

—Necesitamos hablar—

—¿No te quiero ver ni en pintura, sabias? ¿Como subiste hasta aquí? — le cuestioné.

—Tu mamá me dejó pasar. ¿Se te olvida que éramos como mejores amigos? —

—¡Hasta que te atreviste a ofender a tu hermana! Mi novia! —me alteré de tan solo recordarlo.

—Y lo siento, no sé qué me pasó. En ese momento me vi cegado porque me ocultaron la verdad mucho tiempo, fui egoísta y es mi hermana... la niña de mis ojos, entiende que me sentí excluido de su vida cuando no me contó lo de ustedes — fue lo que me contestó.

—Ella era la niña de tus ojos, ahora es la mía, Michael. Y no te imaginas lo cabrón que te viste ante mis ojos, le faltaste el respeto, estuviste a punto de llamarle "Puta" por andar conmigo y cuanto odio esa palabra porque no va con ella. Esperé otra reacción de tu parte, nunca me imaginé que fueras a portarte tan inmaduro, te juro que si por mi hubiese sido te lo digo de inmediato, pero ella no quería, ella te daba tiempo a que sanaras, no quería que sintieras que ella estaba del todo feliz como para iniciar una relación conmigo cuando tú la pasabas mal, ella estaba usando la empatía contigo, ¿y tú? Tu hermana fue la única que te dio apoyo, la que te lloró angustiada cuando estuviste en la cárcel, la que te apoyó en todo momento ¿y tú? Tú la heriste gravemente cuando te enteraste de que yo era su novio, fuiste cruel y no solo con ella, también conmigo. Yo te veía como un hermano, cabrón—

—Y lo sé, lo sé. Fui un completo estúpido, me siento nada sin ella, sin sus mensajitos lindos, sin sus regaños, sin su ternura, sin sus consejos.... pero entiéndeme, sentí celos de ti. Tienes que perdonarme y ayudarme a que ella me perdone. Finalmente entiendo que si ella te escogió a ti es que porque eres merecedor de ella, Eleonor es toda una mujer y me cuesta aceptarlo. Mi hermanita ya tiene novio, perdóname por hacerte sentir mal, hacernos pelear, separar y olvidarnos de nuestro respeto. Violé nuestros códigos y quise ponerte como el malo delante de ella, tú también eres merecedor de Eleonor. Se complementan uno con el otro y me pareces el indicado para cuidarla, nadie lo hará igual que tú. Eres como mi hermano Ever y los hermanos pelean, tu y ella me hacen mucha falta. Tienes que perdonarme, por favor—

Narra Eleonor.

—¿No piensas salir hoy? — mamá entró a mi habitación sin ni siquiera tocar la puerta.

Yo no le quería responder, los dos días que habían transcurrido me la he pasado respondiéndole solo cositas.

—No—

—Yo soy tu madre, ¿se te olvida? — me molestaba tanto cuando me lo sacaba en cara.

—Tu volverás a ser mi madre el día que le pidas disculpas a la señora Lucía por comportarte como una completa inhumana, queriendo humillarla cuando ella también cuenta con las mismas ventajas que tu o incluso mejores. — sin mirarle le hablé.

—¿Como puede importarte más otra persona que yo? —

—No te hagas la víctima, y sí, ahora mismo me importa más Lucia que tú. ¡Me hiciste pasar una vergüenza que nunca voy a borrar! ¿Entiendes? Se me cayó la cara con esa mujer tan educada. Cuando fui a su casa me trató como una princesa, ¿y sabes qué? Puedo decir que tiene más clase que tú, Carmelia— sus ojos se engrandecieron.

—¿Todo por un hombre? —

—¡Si! Todo por Ever. ¡Porque hasta que no entiendas que es el chico que me gusta no voy a parar! — le alcé la voz.

—¿Y qué rayos es lo que le ves?!—

—¡Todo! Es fantástico mamá. Y no hablo de solamente de su físico, no me llaman solo sus tatuajes ni su aura de chico malo. Me encanta su manera de tratarme, la forma en que me mira, en que me habla. Él me da mucha paz, me hace sentirme segura de mí misma, me hace sentir feliz. Me parece el ser más sincero y puro del mundo porque no me miente, me trata como su tesoro, su niña más preciada, su todo. No hay nadie que me haga sentirme como él, no hay nadie que me irradie tanta paz y tanta armonía como él. ¿Y sabes? Me inspira, me fascina la manera en que me hace pensar en la persona que quiero ser... él me inspira a querer escribir, a imaginarme un mundo juntos... con Ever tengo mi propia historia de amor, esas que leo a cada rato, y te guste o no, soy su nena, la nena del boxeador. Por ende es mejor que vayas pensando como pedirle perdón a su madre, esta navidad no estaré soltera y tanto ella como Ever cenarán con nosotros. Y ah, también te disculparás con Ever, aprenderás a respetar, a no juzgar a nadie ni a creerte por encima de ningún otro ser humano. Sobre todo a no opinar antes de conocer. —

La nena del boxeadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora