36

35.2K 1.9K 105
                                    

Ever.

Ver su carita sorprendida por lo que tenía frente a ella justo ahora, me hacía ver que no era tan malo en esto como pensé.

Les cuento que se me hizo un poco difícil bajarla del auto de su hermano quien luego de una conversación larga en mi casa decidimos volver a ser amigos. Creo que lo menos que podía hacer era continuar con el hielo entre nosotros, yo no podía permitir que mi orgullo me dominara, él es el hermano de mi novia, si, mi novia, que me dijera que lo nuestro se acabó para mí nunca fue así. La seguí considerando mía de igual manera.

La terminé trayendo a la casa que me regaló mi abuelo, en donde ocurrió nuestra primera vez. Se mantuvo todo el trayecto sin decir media palabra y pues yo me ahorré la saliva para cuando de verdad necesitara gastarla.

—Ever, por Dios... ¿que es todo esto? — se llevó las manos a la boca y con los ojos como dos platos no dejaba de mirar lo que le había preparado.

—Yo... yo... la verdad es que no soy muy bueno en esto, es la primera vez que hago algo así pero, por ti todo. — sentía las manos sudarme. —En realidad todo lo que he hecho contigo, ha sido nuevo para mí. Sé que estas muy enojada conmigo, por eso hoy quiero pedirte perdón agradándote de linda forma. Fui a una tienda que hace arreglos de esos que le gustan a ustedes las chicas y le dije a la joven que quería algo dulce para ti, que te representara, elegí el arreglo de esa canasta llena de chocolates y golosinas adornada con flores, también le pedí que le agregara fotos nuestras para que se viera más bonito, todo porque tú eres muy dulce, tierna, cariñosa y frágil como una flor. Luego compré las pizzas, los pastelitos y dos cervezas, por si luego de hablar nos hace falta un poco de alcohol para soltarnos más, no me bastó con que la canasta llevara flores y decidí comprarte tulipanes. ¿Puedes creer que antes de ir por ellas, busqué en internet que significado tenían? Al investigarlo decía que, cuando alguien te regala un tulipán es un símbolo del amante perfecto, la pasión y el romanticismo. Un símbolo de amor sincero. Es una flor increíblemente romántica que al regalarla expresas enamoramiento, pasión, amor incondicional, amor puro... yo me convencí de inmediato de que era justamente lo que quería transmitirte. Lo hice todo tan rápido que ni siquiera puedo entender como armé las ideas tan fácilmente. Llegué acá y organicé esta mesa para nosotros, colocándole este mantel blanco y acomodé lo que te compré solo para hacerte sentir mejor. Cuando ya venía de camino me detuve a comprar estas dos velas — me acerqué a la mesa y las encendí —Imaginándome que somos tú y yo, porque así somos cuando estamos juntos. Una llama de fuego, así nos veo, ardientes, llamados el uno por el otro a unirse. Espero que te guste, Eleonor—

Estaba toda roja, sus ojos empañados con las lágrimas casi afuera.

—Me encanta todo Ever, desde lo que hiciste hasta lo que dijiste, pero...— no la dejé terminar, me acerqué a ella lo suficiente y tomé su rostro entre mis manos, la miré a sus hermosos ojos verdes, me sentí una vez más enloquecido por ella, por cada mínima cosa que traía consigo.

Estaba perdidamente enamorado de Eleonor.

—¿Pero qué? ¿No me perdonas? Fui un animal contigo, lo sé y lo siento. Te juro que yo mismo me odio al recordar que te hice sentir muy mal, te juro que no me controlé, yo me sentía nada en ese instante. Eleonor, yo no quería que me vieras así, yo no quería que sintieras que el novio que tienes es una escoria que vive de cárcel en cárcel, lio en lio, de pelea en pelea...me sentía poca cosa en ese momento porque soy consciente de lo que mereces y del mujerón que eres, pero, yo no. Yo llegué a casa contigo achicopalado, en pocas palabras con el moco hacia abajo, y nunca estuve enojado contigo, era conmigo mismo. Me dejé mimar de ti, terminamos pasando al segundo plano y allí estuve endemoniado. Te juro que voy a cambiar, ya no quiero esa vida oscura, quiero tu luz. Voy a cambiar por ti, dejaré las peleas mi amor y voy a trabajar, soy un profesional, seré una persona normal, un hombre común y corriente. Yo seré alguien del cual estarás orgullosa y no tendrás que irme a sacar de ningún agujero. Tú me has cambiado, agradezco que apareciste en mi vida con esos ojazos hermosos, retándome con gran actitud, con esa mirada desafiante... tú me enloqueciste. Quise igualarme a ti empezando a leer para pensar como tú y no sentirme como un idiota, empecé a interesarme en cosas románticas para aprender a cómo tratarte, incluso a ver episodios con mi mamá de su novela favorita, yo quería dejar de ser brusco para darte la ternura que tú me das, la misma que te mereces, Eleonor. Eres mi cielo y si no puedo ser tu Ángel entonces déjame ser tu diablo, pero quiero tenerte en mi vida a como de lugar—

Se aventó a mis brazos. La abracé muy fuerte queriendo parar sus sollozos. Estaba llorando. Sentía su apretón alrededor de mi cuello y su cabeza escondida en mi hombro.

—Ever... eres completamente único — con la voz estropajosa, la escuché decirme.

Metí mis manos en su melena roja y la acaricié. La apreté contra mí. Aspiré su aroma, la sentí mía otra vez, pero ahora con completa seguridad. La tenía en mis brazos, estaba totalmente frágil, domable y entregada a mí.

—Te quiero como eres, así me enamoré de ti. Siendo un gruñón, un tipo rebelde tremendamente sexy, temible, arrogante... así me encantaste. Ese es tu físico pero tu interior...tu interior me mata. Porque no eres brusco nada, solo no te abres con todo mundo. Eres tierno, complaciente, dedicado, atento. Y no, no eres ningún idiota, eres muy inteligente, me llamas la atención de todas las maneras existentes y me alegra que yo sea para ti una motivación para ser mejor de lo que ya eres. Dios, no puedo con tanto pero estoy muy feliz, estoy muy contenta de volver a estar en tus brazos. Odio separarnos, pero amo lo que eres y quién eres. Me parece bien que no optes por el boxeo como una carrera y busques ejercer tu profesión, al final de cuentas tu siempre serás mi boxeador favorito — ella me derrite por completo.

Sequé sus lágrimas, miré la tremenda bella mujer que tenía en mi vida y la besé. Me apegué a sus labios y nos comimos, nos tragamos, nos unimos apasionadamente.

—Y tú siempre serás la nena del boxeador. Mi nena—

La nena del boxeadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora