En el anterior Dragon Ball, Bardack perdido el control de su ki por completo, cuando creyó que mató a una mariposa, pero gracias a Wiss y sus poderes ella pudo controlarse. También algo curioso y extraño paso tal parece Bardack puede transformarse en ozaru sin ayuda de la luna, ¿Qué ocurrirá con respecto a eso? ¿Y qué pasará con Vegeta y Bardack?
Hoy presentamos:
Las cosas se calientan entre Bardack y Vegeta.
Narrador omnipresente.
Paso solo una hora, desde que todo ocurrió.
Todos no dejaba de hablar de cómo es posible que Bardack pueda transformarse en ozaru, sin la luna.
Bardack despertó, después de haberse “desmayado”, camino hacia donde estaban los demás, con algo de dificultad, ya que el agarré que Vegeta le hizo a su colita la dejo algo débil, además de que gasto mucha energía en muy poco tiempo.
— ¡Hermanita despertaste! — su hermano corre hacia ella y la levanta en el aire dando un par de vueltas. Ella sonríe de felicidad.
Se ríe un poco.
— Kakaroto ya bájame — se ríe a la vez que habla. Él la deja en el suelo con cuidado.
— ¿Estás mejor? — pregunta preocupado, ella asiente tierna. — Bien, vamos, seguro tienes hambre.
— Si, me estómago empezará a hablar si no como algo — ambos se ríen. Llegan con los demás que vieron la escena de hermanos con ternura.
Bulma le pide al los chefs que preparen comida para Bardack. No tardan ni una hora en traerle algo de comida.
Bardack comió tanto como pudo. Agradeció la comida. Los ayudantes del lugar se llevaron los platos sucios, dejando la mesa limpia.
Le preguntaron a Bardack cómo es que tiene tanto poder. Ella no supo responder.
— No lo sé — dice pensativa. — ¿Pero encerio me convertí en una súper saiayin? — dice incrédula.
— Si, cómo es que preguntas algo así — dice Vegeta algo molesto.
— Pues no... No pude verme. Además creí que el súper saiayin era solo un mito — dice apenada.
— Entonces conviertete en súper saiayin luego puedes verte en un espejo, te diré que te ves muy bonita — le dice su hermano muy entusiasmado.
— Me gustaría pero no... No puedo — dice triste.
— ¿Por qué?
— Que tal si no logro controlar mi ki, no quiero lastimar a nadie — se entristece — Además, me siento algo cansada, como su hubiera corrido por mi vida con la gravedad de mi planeta.
— No te preocupes por eso hermanita, estoy aquí — pone una mano sobre su hombro, para reconfortar la.
— Si, pero no quiero estoy cansada — habla triste.
— Está bien — la mira con ternura.
— Niña — Piccolo llama su atención y ella lo mira — Come — él extiende su mano para enseñarle una pequeña semilla de color verde.
