Capítulo 12. El secuestro

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Bajo la luz del cielo, las estrellas celosas, nos miraban, mis manos haciendo un nudo en su pelo, para después sostener su cara como si fuera la luna

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Bajo la luz del cielo, las estrellas celosas, nos miraban, mis manos haciendo un nudo en su pelo, para después sostener su cara como si fuera la luna. Por fin podía sentir que ella no estaba inundada de inseguridad, y la soledad se había desprendido de mi. Se lanzó, abrió su corazón como no lo había hecho antes, quizás necesitaba escuchar lo que sentía, aveces las decisiones de los demás depende mucho de nosotros mismos, aveces la inseguridad de los otros lo provocamos cada uno propiamente por no ser claros en lo que queremos y solos nos complicamos la existencia.

Por un instante cerré mis ojos y ahí estábamos, ella con esa dulce sonrisa, pero a la vez despertaba en mí un incendio que llevaba por dentro. Con locura, con ganas, y sin medida, estaba en mis brazos, me miró y el verdor de sus ojos se adentró en mi ser, extasiado comencé a besarla, con el morbo de ser yo mismo. Su boca era una entrada a una biblioteca donde estaba el secreto de aquellos poemas que muy pocos han sabido interpretar. En mi mirada se podría fácilmente percibir que voy a morir si paso otro día sin poder disfrutar de sus magnéticos labios, como mis demonios están arrodillados ante el infierno que produce su boca. Cada beso es tan excitante como el primero, y se siente tan bien como cuando estás helado y algunos rayos de sol tocan tu piel.

...

El día amanece y estamos todos esperando el desayuno, Jess reposa en el hombro de Alan, todos remueven sus manos en sus cabezas, con aspecto de no soportar la resaca, Andrea está tomando una taza de café y el vestido que lleva puesto se acopla tan bien a su cuerpo que es inevitable no verla, el verde de sus ojos combinan perfectamente con la prenda. Desayunamos como el mejor grupo de amigos que se conocen hace tiempo recordando momentos vividos de la noche anterior.  Se hace tarde y cada cual va tomando su propio camino sin antes agradecer a los Noěl por toda la hospitalidad que nos ofrecieron.

Llegamos al hotel y estoy morado producto de las bajas temperaturas, en Londres hace frío, pero no como aquí, desde que llegue mis labios tienen un tono rosado que a pesar de ser nuevo me agrada, el invierno no tiene pinta de compadecerse de nadie y voy adaptándome ya que estaré todavía un considerable tiempo en la ciudad.

Aprovecho estar solo y destapo mi última creación, por el ajetreo de los últimos días no he podido completar los detalles que me faltan, el cuadro que está frente a mi se ha vuelto muy especial, muchos saben que me gusta pintar, pero nadie se imaginan que que tengo una colección de cuadros recorriendo el mundo, nunca me a importado la fama y de dinero nunca he carecido, lo hago porque es mi pasión y lo que se hace desde con pasión nunca está mal.

He conservado mi anonimato porque prefiero que sea así, que nadie sepa que las siglas de Kv me pertenecen, que en realidad las pinturas con las que Andrea ha estado tan extasiada, son mías. Mi última pintura recrea el cielo con el que me encontré en el campamento al que fuimos, nunca había visto un cielo tan repleto de estrellas, fue como si todas las estrellas se juntaran en un pedacito de cielo para que podamos contarlas. En una esquina de la pintura está la silueta de una chica con su cabello de fuego, colgando como si de entre las estrellas brotaran las fibras rojas.

Tocan la puerta y rápidamente oculto el cuadro, no quiero que nadie sepa de mi secreto, aunque esté consciente de que algún día se sabrá. Abro y ahí está ella, parada frente a mí, con esos ojos posados sobre los míos, es mirarla y perderme, mirar su boca es querer contarle a la mía todos los deseos que siento. Está con el cabello recogido en una coleta alta y algún que otro flequillo cae en su cara.

— Hola, estás ocupado??

— No, puedes pasar —me mira curiosamente antes de entrar

— Sólo quería agradecerte por haber pagado la multa, sabes, aquella que.... emm..... la que estaba pendiente —entre corta las palabras, como si le diera vergüenza decirlo.

— No te preocupes, no fue nada

— Gracias, aunque los dos teníamos responsabilidad fue un gesto muy bonito de tu parte —menciona y por unos minutos el silencio invade cada esquina de la habitación —ya me tengo que ir, mi hermana está con Jess y debo ir por ella —va caminando hacia la puerta con pasos tropelozos y nerviosos

— Te acompaño —asienta y sale primero

Caminamos juntos por el pasillo, ella va delante y yo sólo observo como su rojo pelo cae, su teléfono suena, se detiene en seco, contesta la llamada, a medida que avanza la conversación se queda petrificada y de sus ojos se desprenden lágrimas, no estoy entendiendo nada y mi primer impulso es sacarla del trance en el que está.

— Andrea, Andrea —la sacudo bruscamente.

Su mirada está puesta en el vacío y el teléfono se desliza de entre sus manos callendo al suelo

— Mi tía —dice entre lágrimas —Mi tía a sido secuestrada

Me quedo totalmente sorprendido, Praga es una de las ciudades más seguras del mundo, su potencial delictivo es el más bajo, creí ver de todo aquí menos un secuestro, lamentablemente sé lo que puede estar sintiendo, lo he experimentado en carne propia. Está pálida y me acerco, la abrazo, su llanto aumenta a medida que la envuelvo en mis brazos. Jess va saliendo de la habitación y al verla como está se desespera, acelera sus pasos y llega corriendo a nuestro encuentro.

— Qué sucede?? —pregunta Jess,
Andrea se despega de mí, pero no reacciona, sólo llora

— Andrea mírame, que pasa?

— Otra vez Jess, todo se repite, por qué a mí —contesta entre sollozos

— Otra ves qué Andrea? —pronuncia con los ojos hecho charcos

— Mi tía, la tía Margaret —solloza —la secuestraron, no creo poder superarlo, esta vez no lo lograré

— Escúchame, si vas a poder, recuerda que ahora tienes a alguien para ser fuerte, Ash no puede estar sola.

— Todos estamos contigo —Es lo que puedo pronunciar entre tanta desesperación y tantas lágrimas

Alan acuna entre sus brazos a Ash que está profundamente dormida, y todo nos dirigimos hacia la casa de Andrea, para así esperar la próxima llamada de los secuestradores. En el transcurso no puedo evitar pensar por qué dicen varias veces que la historia se repite, ya alguien en esta familia fue secuestrada?, recuerdo la reacción de Andrea cuando vió la araña en el campamento, aveces las fobias se producen por un evento traumático y que hay más traumático que un secuestro.
Y creo que esto la afecta demasiado, su tía a sido todo para ella y su hermana, su única familia.

Aunque yo sea tan malo consolando, quiero estar ahí para ella, para apoyarla porque sé lo que se siente, y estaré para todo lo que necesite.

Seré tu Media Noche ©  ️[EN PROCESO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora