Minho se levantó de entre todas las señoras que querían acaparar su atención, era una barbaridad cómo señoras tan ancianas le preguntaban acerca de estado civil. Logró llegar luego de unos minutos hasta su hija, la pequeña estaba siendo peinada por quién antes le había impartido su primera clase de ballet.
El feo peinado con trenzas raras que yacía en su cabello, eran ahora dos perfectas trencitas largas.
— Necesito saber los costos y fechas de sus próximas clases. - habló, aún serio y manteniendo su buen porte.
Jisung rió un poco por la seriedad con la que hablaba.
— Bien, para la inscripción y mensualidad debe contactarse con el director de la academia, el uniforme de la academia es un costo aparte, incluye las pantis, la malla y el chaleco rosado, comprar el buzo entero no es una obligación de los bailarines, sin embargo suelen comprarlo porqué es muy bonito. - señalo a una de las pequeñas que lo portaba. — las zapatillas son un costo completamente aparte que vendría saliendo dependiendo de cuándo puede usted sacar de su bolsillo, hay zapatillas desde los 25 dólares hasta los 70, usted puede elegir cuándo desea pagar.— Quiero las más costosas. - Jisung abrió grande sus ojos, sorpendido, ningún padre antes había solicitado las zapatillas más caras. — quiero lo mejor para mi hija.
— Eso es excelente, sin embargo debe tener en cuenta que ella es pequeña, invertir demasiado ahora no es tan necesario cómo cuándo empiece realmente a hacer pasos más elaborados dónde si se deba cuidar el pie.. además de que las zapatillas de media punta deben cambiarse de dos a cinco meses de uso..
— Sigo firme en mi decisión.
— Perfecto, ahora necesito que responda un par de preguntas. - Jisung tomó una libretita pequeña. — ¿edad?
— Seis años.
— Necesito saber si: ¿sabe ir al baño sola y pedir para hacerlo?
— Sí.
— ¿Puede tomar en botellas o vasos?, ¿sigue usando biberon o chupetes? - Minho alzó una ceja por las preguntas, siempre era la mismo, Jisung suspiro. — son parte del reglamento, muchas veces hay pequeñas que van a competencias fuera de Seul o a presentaciones dónde deben estar todo el día conmigo, además de ensayos larguísimos, cómo su maestro debo estar al tanto de sus necesidades.
Minho asintio.
— Puede tomar en botellas y vasos, aún no a dejado el chupete. - respondió tranquilo. — ¿cuántos años tienes? - soltó de la nada. — ¿eres realmente el profesor?Han soltó una risa.
— Tengo dieciocho y si, soy realmente el profesor.. ya sé, ¿esperaba a una mujer mayor? - Minho asintio un poco apenado. — las reales maestras de ballet ya criaron, ¿entiende?, son señoras que no tienen la paciencia necesaria para enseñarles a niñas tan pequeñas, todos.. - señalo a los chicos y chicas de su edad que iban entrando. — aprendimos a base de gritos y golpes por maestras horribles, algunos terminaron odiando la danza gracias a malas experiencias, pero los tiempos ya cambiaron y puede estar tranquilo, que su hija estará bien conmigo.— ¿Cuánto tiempo llevas haciendo esto?
— Desde que tengo quince. - murmuro un poco, levantando la mirada de su libreta. — necesito un último dato, bueno, ya vi que no está en la capacidad de hacerle el peinado que corresponde a su hija, el cabello es una norma del reglamento que es mayormente por la comodidad de su hija, ya observó que hacen saltos y giros muy alocados, el cabello en la cara puede ser una incomodidad, la solución que tenemos es que Sunhee llegué por lo menos veinte minutos antes de iniciar la clase y yo o cualquiera de los maestros. - señalo a Felix y Jeongin qué hacían pasos de danza bobos y reían. Jisung rodó un poco los ojos. — pueden peinarla, sólo necesitamos que venga con su pelito suelto y desenredado.
— Esta bien.. - asintió Minho. — ¿cuál es tu nombre? - preguntó calmado.
— Han Jisung. - se presentó. — ¿usted es..?
— Lee Minho.
Junho colgaba con entusiasmo el nuevo cartel que había mandado a hacer hace un par de semanas."Escuela royal real ballet"
Dictaba el letrero junto a unas hermosas siluetas de zapatillas de punta.
El señor bajó de las escaleras para apreciar con orgullo su ya terminado cometido, hasta que sintió una mirada que le desgarraba la nuca por detrás.
Volteó extrañado, dando con un chico, no mayor de veinte años, cabello largo y negro atado en una coleta, con el ceño fruncido y una expresión molesta.— ¡Hey!, Buenos días vecino. - saludó el mayor sonriente.
El chico de cabellos largos hizo la sonrisa más cínica e hipócrita que Junho había visto.
— Buenos días, vecino.. - volvió a su expresión normal luego de saludar.— ¿Trabajas aquí? - señalo el taller de autos, el alto asintió sin muchas ganas. — ¡entonces definitivamente somos vecinos!, soy Junho. - se presentó.
— Soy Hyunjin. - bufó el menor, no podía creer que el local abandonado había sido comprado, ya llevaban cinco años sin tocarlo y ahora, debía empezar a aguantar a bailarines de allá para acá cerca de su taller, invadiendo el espacio que le encantaba tener.
— Es un placer Hyunjin, espero que nos llevemos muy bien. - reverenció Junho, Hwang se quedó con la misma expresión ignorando el saludo.
El mayor se sintió intimidado por lo que rápidamente entró a la academia para desaparecer de la vista del mecánico.
Justo cuándo iba a adentrarse al taller, un par de pasos lo hicieron detenerse para observar al grupito de tres que se dirigía hacía la escuela de ballet, los tres se detuvieron para ver el cartel.
— Joder, es horrible. - soltó Jeongin sin poder evitarlo, el cartel parecía hecho con la aplicación de paint en un computador de 1998.
— No debe tener dinero para algo mejor. - Jisung se encogió de hombros.
— Así de bajo cayó el royal ballet. - terminó por opinar Felix, negando suavemente.
Jeongin una vez notó una nueva presencia, no pudo evitar correr la vista hasta la entrada del taller de autos, Hyunjin y Jeongin chocaron sus miradas por un par de segundos, sin embargo esa chispa entre ellos se había encendido para siempre.
Yang corrió la vista, rápido, pasando de largo de sus amigos para entrar a la academia.
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balletⴰ༢ ( hyunin )
Fanfiction♡‧₊˚ hyunin : la academia de royal ballet cae en una crisis financiera luego de que el director haya puesto todo en juego a manos de sucias apuestas. Los bailarines que aún quedan, tienen que cambiar su rumbo hasta un pequeño salón, arriba de un mec...