secreto revelado

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Minho no iba a mentir, tenía miedo. Mientras subía esas sucias escaleras metálicas, con su hija aferrada a su gigantesca mano, pensaba en las duras palabras que le dedicó a Jisung la semana anterior, finalmente habían optado por faltar a las clases correspondientes de aquella semana, por lo que sería su primera aparición luego de un par de días.

Y no iba solo, Seungmin le acompañaba a la academia, por un ensayo semi-general que el director de aquella escuela había organizado.

Por lo que le habían explicado, todos los niveles de ballet estaban en la sala de ensayos para organizar el orden de la salida para cada baile, un repaso general de toda la obra, o lo que llevaban de ella.

Se adentró junto a su hermano a la academia, dónde ya todas las pequeñas y sorprendentemente, pequeños también, yacían jugando de un lado para otro mientras Jisung y Jeongin luchaban por ponerle a aquellos niños los trajes correspondientes.

Lee tenía miedo, Jisung se fue muy enojado de su apartamento la última vez que lo vió, temía que le diera un trato feo a su hija o le hablará con malhumor, estaba asustado de que fuera Sunhee quién tuviera que lidear con los problemas de los adultos.

Sin embargo, fue una gran sorpresa para el, ver cómo Han recibía a su hija con el mismo cariño que siempre, abrazándola contra su cuerpo con amor. Jisung le indicó que podía ir con su padre para que este se encargará de ponerle ese hermoso tutú de colores azulados.

Las miradas de Seungmin y Jisung chocaron, ambos congelando toda acción qué realizaban anteriormente. El castaño se acercó peligrosamente hacía el de ojitos azulados, quién tan sólo respondió con una mirada desagradada.

— Escuche que te dieron el papel del pájaro azul. - sonrío Seungmin con superioridad.

— Sí, ¿te importa? - bufó el rubio.

— Me han dado el de gato con botas. - siguió hablando el más alto.

— ¿Debería interesarme? - Jisung le miro extrañado, ¿por qué mierda le estaba hablando?

— El gato blanco será Felix. - volvió a decir, Han abrió sus azulados ojos cómo platos. — hemos estado ensayando últimamente.. y a que no sabes de lo que me enteré..

— Seungmin, ¿de que mierda hablas?

— Al parecer tu amigo Felix es un jodido bebé. - se burló el castaño, viéndole con aires de superioridad.

— ¿Cómo te enteraste de eso? - murmuró el menor.

— Una llamada telefónica en la azotea me dejó absolutamente todo claro, mis sospechas eran ciertas, tú y tu grupo de amigos no tienen ni una pizca de normalidad. - volvió a burlarse altanero.

— ¿Que mierda quieres para guardar el secreto? - suspiro alterado.

— A Jeongin. - corto con una sonrisa de par en par. – Quiero salir con Jeongin.

— ¿No que nuestro grupo de amigos era raro? -  bufó.

— Yang es el único que se salva, lo quiero a el.

— ¿Estas enamorado?.. - rió el rubio por lo bajo.

— No es de tu incumbencia, sólo consígueme una salida con el, y el secreto de Felix estará a salvo conmigo.

— ¿Por qué no se la pides tú?, dudo que te lo niegue, no eres feo. - Han se encogió de hombros.

— Haz lo que te pido y deja de hacer tantas preguntas. - luego de decir aquello se marchó a pasos agigantados.

Jisung soltó un largo suspiro, ¿en que se había metido?

Jeongin observaba el ensayo con aburrimiento, su papel era el del príncipe Désiré, no tenía muchas apariciones, ya que la mayoría giraba en torno a aurora y sus hadas

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Jeongin observaba el ensayo con aburrimiento, su papel era el del príncipe Désiré, no tenía muchas apariciones, ya que la mayoría giraba en torno a aurora y sus hadas.

Mientras el grupo de niñas de entre nueve y catorce años bailaba el vals de la bella durmiendo, la puerta de la academia se abrió, Yang giró su cabeza con curiosidad, sin embargo vió algo que le explotó la cabeza.

Sana, una de sus compañeras, se despedía Hyunjin con un suave beso en los labios del contrarío.

Solo había pasado una jodida semana, esto no podía estar pasándole, las lágrimas amenazaron por salir, aún así, recuperó su compostura y se levantó cuándo la música de su baile llegó.

Salió al centro del salón y empezó a bailar, con giros perfectos, piernas largas, talones adelante, hombros abajo, brazos estirados y por sobretodo, con la cabeza arriba.

Siendo perfecto, cómo debía ser, siendo serio y concreto, definiendo sus pasos para que ningún detalle escapara de su vista.

Hyunjin se mordió la lengua cuándo el pequeño pelirrojo terminó de danzar aquella hermosa pieza de Chaikovski.

El pelinegro no iba a mentir, aún se le revolvía el estómago al pensar que ese hermoso chico ya no estaría entre sus brazos a causa de sus propias crueles palabras, pero es que nadie podía culparlo, tenía un inmenso miedo a los sentimientos que aquel individuo le causaba, le tenía miedo a la responsabilidad afectiva que tendría que adoptar si hipotéticamente estuvieran en una relación o algo parecido.

El no era eso, no era una persona sentimental que se ablandará con el más mínimo toque, sin embargo cada vez que Jeongin yacía entre sus brazos, se sentía calido, y le temía a a quella sensación.

Todo estaba siendo nuevo para el, siempre fue un hombre callado, trayendo tanto mujeres cómo hombres a su cama, sin importarle los sentimientos de aquellas personas al echarles de su casa una vez se sintiera satisfecho.

Pero con Jeongin todo fue diferente, pudo mostrar total indiferencia una vez este estuvo en su casa, pero una vez salió, lloró, y no tenía idea del porqué, nunca le había sucedido algo parecido.

Así que rápidamente, encontró a otra persona con la cual follar sin compromiso alguno.
No se imaginó que aquella chica con la que tuvo sexo en un bar, bailaba en la jodida misma academia que el pelirrojo.

Y cómo su abuelo decía.

"Uno siempre vuelve a dónde fue feliz."

Ni siquiera con su nueva follamiga había podido olvidar aquellos rojos cabellos que le encantaba jalar a la hora de follar, o los hermoso ojos verdes de los cuales se desprendían lágrimas de tristeza la última vez que tuvo el honor de apreciarlos.

Sus sentimientos no estaban claros, ni el mismo sabía que sucedía en su cabeza, nunca había estado de esa forma, siempre se consideró alguien muy calmado, encontrando soluciones rápidas.

Pero para el amor no existen soluciones, sólo razones.

Pero tampoco iba a arriesgarse, por mucho que le gustara aquel enano pelirrojo, no iba a perder su cordura y dignidad.

Necesitaba aclararse y la mejor forma de hacerlo, sería definitivamente dejando de follar con quién se le cruzará y sentandose a reflexionar.

balletⴰ༢ ( hyunin )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora