chicle de cereza

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Jeongin despertó, desorientado, en una cama que no era suya y además: desnudo.

Se regaño para sus adentros, sin poder creer lo que había hecho, ¿tan desesperado estaba por un encuentro sexual?, pues así parecía.

— ¿Dormiste bien? - una voz ronca a su lado lo hizo espabilar, Hyunjin estaba serio, aún acostado bajo las sabanas con el.

— Mhm.. - hizo un sonidito de afirmación, estirándose para tomar su mochila, soltando un bajo jadeo en el proceso, un ensayo de dieciséis horas más, casí cuatro rodas de sexo considerablemente duro no le habían favorecido a su frágil cuerpo.

— ¿Estás bien? - preguntó el mayor, sin un real tono de preocupación luego de oír su queja.

— Mhm.. - volvió a repetir el mismo sonidito afirmativo, restándole importancia.

Con todo el dolor del mundo alcanzó a tomar su mochila, sacando uno de los tantos chicles de cereza que almacenaba en ella.

— ¿Quieres? - ofreció al pelinegro, mostrándole la caja de chicles, el mayor negó, encendiendo un cigarro de menta. — ¿que hora es?.. - preguntó bajito, ya mejor acomodado en el respaldo de la cama.

— Son las seis y media de la mañana. - respondió tajantemente el pelinegro. — ¿desde hace cuánto bailas? - preguntó, repentinamente el más alto, soltando el humo de su boca.

Jeongin lo miró extrañado por la repentina curiosidad del pelinegro, sin embargo respondió de todas formas.
— Desde que nací. - se sincero.

— ¿Cómo que desde que naciste?

— Cuándo nací mis padres buscaron cualquier actividad para deshacerse de mi el mayor tiempo posible, terminaron eligiendo el ballet.. así que desde que nací paso al menos dieciséis horas en la academia.

— ¿Tus padres no te quieren? - preguntó, aún serio.

— Me atrevo a asegurar que me odian. - respondió calmado. — ¿y que hay de los tuyos?, ¿te quieren?

— Están muertos. - respondió, igual de calmado, soltando el humo del cigarrillo al aire.

— ¿Y los querías? - consulto, sin inmutarse por la respuesta.

— No. - ambos se rieron a la par. Hyunjin se acercó un poco hasta el menor, chocando nuevamente sus labios con los del pelirrojo, cuidando que su cigarro no fuera a tocarlo y causarle una quemadura.

Entre el beso, Hyunjin robo de la boca contraría el chicle frutal que Jeongin anteriormente masticaba.

— Eso era mío. - se quejó una vez se separaron. Lo único que recibió en respuesta fue la larga cortina de humo que Hyunjin expulsó en su boca abierta.

Luego de un rato empezaron a levantarse de la comodidad de la cama, el menor aún tragándose el dolor que sentía en todo su cuerpo.

— ¿Puedes caminar por tu cuenta? - se burlo Hyunjin, una vez ambos se vistieron por completo.

— No eres gracioso, ¿lo sabías verdad? - respondió Yang con su ceño fruncido.

— Sí, suelen decírmelo.

Luego se bañarse Jeongin finalmente pudo utilizar esa ropa que almacenaba en su mochila por si sucedía cualquier altercado.

Salió aún medio cojeante del baño, tomando asiento en la mesa dónde Hyunjin ya había empezado a comer el huevo con el arroz junto a el vaso de cocacola.

— ¿Llamas a esto un desayuno?, ¿de verdad? - exclamó Jeongin, alzando una ceja en señal de desaprobación.

— Lo siento su majestad, aquí no tenemos caviar. - respondió con sarcasmo.

balletⴰ༢ ( hyunin )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora