14 - 𝐏𝐑𝐈𝐌𝐄𝐑𝐀 𝐌𝐀𝐍̃𝐀𝐍𝐀 𝐀 𝐒𝐔 𝐋𝐀𝐃𝐎

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Nuevamente me levanto antes de que el despertador suene, hago lo mismo de siempre, lo desconecto. No tenía noción de que hoy estaría levantándome con Jennie a mi lado, así que por ende pego un salto cuando trato de estirarme ocupando toda la cama.

—Me asusté, mierda.

—Me pasó exactamente lo mismo, Lili. —la miré sorprendida, se había levantado ya.

Era mi primera mañana junto a ella.

—¿Te desperté?

—No, me levanté hace ya una media hora, estaba esperándote.

Su voz aún estaba adormilada, se incorporó a la par mía. La miré y sonreí.

Sus labios rosados y sus mejillas coloradas eran lo más hermoso que podía ver al despertar. Nuestro contacto visual me hizo colocar nerviosa, parecía una niña pequeña en medio de una multitud de personas; se acercaba lentamente a mi en busca de un beso. Pero me alejé rápidamente.

¡Tenía mi aliento matutino!

—¿Hey, vas a rechazar mi beso? —me dice ella con un tierno puchero.

—Deja que me cepille al menos, cielo. —dije mirándola, percatándome de que había dormido en bragas— Ponte algo, no me ayuda para nada que estés así.

Ella se cubrió con una almohada y frunció el ceño, era bastante obvio que todo estaba yendo muy rápido. Por más que intentara ir despacio ella conseguía acelerar mis pasos y mis latidos.

La emoción no se mide con besos o palabras, sino con latidos. Desde que la conocí, mi corazón dio un vuelco. Dos latidos me gritaban: "Es ella", y cada tres latidos me decían: "Esta vez, sí". Entonces así, de cinco en cinco, otros solo jugaron una vez, lo que me hace mucha ilusión porque nadie ha podido hacerlo en mucho tiempo. Sus labios son mi ruina y sus ojos felices me atrapan al comienzo de esta historia, espero que esta historia no tenga fin. No tengo ni idea. No me gusta pensar demasiado en el futuro. El pasado me dijo que cuanto mayor es la idealización, mayor es el dolor. Pero aquí estoy, entregando nuevamente mi corazón para luchar sin miedo a caer. No se merece mucho. Si ella hubiera podido despertar mi amor de un sueño olvidado antes de que yo hiciera lo mismo con aquellos que nunca merecieron este regalo, sería digno de dejar a un lado mis miedos, mis dudas y mis heridas por el momento.

No seré yo quien detenga todos estos sentimientos. Espero que no tenga miedo de arder en este fuego y remodelar el presente en las cenizas del pasado que nunca más nos alcanzarán. Seremos las dueñas de nuestro mañana, las únicas que pueden decidir hacia dónde va todo esto. Espero que ella sea el futuro y espero saber cómo quedarme a su lado. Espero que se lo merezca, y espero que no cometa los errores que otros han cometido en el pasado.Espero que nunca duela. No quiero ser la razón de sus lágrimas, solo su sonrisa. Esta mañana siempre nos prometió la vida con una sonrisa, y parece que esta vez, hemos encontrado a la persona adecuada en otra persona.

—Ahora sí, repollo. —me acerqué a ella luego de haber salido del baño— Debo tener mi beso de buenos días.

—A mí si no me importa el aliento matutino, bonita.

Y sus labios, mi lugar favorito luego de sus brazos. Estábamos en sincronía, nuestros labios eran piezas de rompecabezas que encajaban a la perfección.

—He pensado y pues recordé una cadena que ha ido de hija en hija en la familia Manoban y creo que Juju podría tenerla hasta que ella tenga a su niña...

Se levantó de la cama y caminó al baño.

—¿Crees que ella pueda cuidarla muy bien? —alzó la voz para que la escuchara.

—Sí, confío en que sí, pero no se la colocaras siempre —miro mis manos—, sólo en momentos especiales.

Sentí la ducha y supuse que se estaría bañando, no quería ser imprudente e ir a bañarme con ella. Salí de la habitación y caminé a donde había dormido la pequeña.

Juju estaba sentada mirando todo a su alrededor con el dedo pulgar en su boca y haciendo soniditos tiernos. Me acerqué a la cama y ella me miró.

—Omma, omma —me habló y pude sentir mi corazón en otro planeta.

—Buenos días, pequeña.

La cargué y fui a mi habitación.

Era increíble como todo pasaba tan rápido y cambiaba de un momento a otro. Ahora yo era mamá de una pequeña niña y novia de la mujer más hermosa que podía haber. Pero para todo había un paso, habían cosas que aún no había hablado con Jennie y no eran fáciles tampoco.

Llamada entrante – Mamá

Suspiré y contesté, ella no sabía en absoluto nada de lo que había pasado ayer y en que se había convertido en abuela.

–Hola mamá.

Lisa, cariño ¿Cómo estás?–

–Bien, mamá... tengo que decirte algo.

¿Es sobre Jennie? Ya sé que está en casa con una nena hermosa.–

–Sí, pero hay algo más... ¿Cuando lleguen podemos hacer una cena y así puedo decirles?

Sí, nena, lo haremos. Tengo que ir a ver a tu papá con Sorn, cuídate y saludos a Jennie.–

Llamada finalizada – Mamá

—Dime que no llegan pronto, aún no estoy preparada. —dijo Jennie estática.

Estaba bella, tenía un vestido negro y tacones cuadrados. Era perfecta en todo el sentido de la palabra.

—Llegan en unas tres semanas o más, hay mucho tiempo para prepararte y para que conozcas cosas vitales en una cena con mi familia.

Alzó las cejas y luego cargo a Judith para llenarla de besos.

—Puedes bajar, debe estar la señorita que prepara la comida, lo que desees ella lo hará. —tomé la toalla y entre al baño pero antes de cerrar salí corriendo a dejar un beso en sus labios— Ya luego vamos al bar.

Tiempo después salimos de la casa, Nani había llegado a cuidar a Juju y de ahí salimos, no era al bar, ya que estaba en remodelacion.

—Te mentí, no iremos a ver el bar.

—¿Entonces? ¿Qué haremos? —dijo ella.

Iba a averiguar apartamentos para su abuela.

@All Love.

LOVE MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora