10 - 𝐂𝐎𝐍 𝐋𝐀𝐒 𝐆𝐀𝐍𝐀𝐒

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Nunca cambiaría estos momentos, la noche había sido especial y eso es lo que realmente me importaba ahora, Jennie había quedo rendida en mis brazos, yo sabía que el camino a casa sería largo estando con ella en brazos, así que decidí entrar a la pequeña cueva donde la arrope y la abracé. No pasó mucho tiempo en el que yo también caí dormida.

Antes me habían apagado todas las luces y ella llegó a encender una por una, haciéndome ver la luz, haciendo que viera lo que me había negado a ver durante meses. Ella llegó a sanarme.

Su piel morena casi blanca, su cabello castaño, sus ojos cafés, felinos; su hermosa y pequeña nariz, sus labios carnosos y dulces, sus regordete mejillas y ese hermoso lunar debajo de su ceja izquierda: eran mi perdición.

Jennie no sólo era ella, sino que también era un ángel que rescato a un alma en pena, ella me dio lo que siempre he necesitado: apoyo, paciencia y amor. Todo me lo ha dado en tan sólo dos meses.

Mi madre empezaba a encariñarse con Jennie y viceversa, mi hermana también y mi padre ni se diga. Ellos sabían que Jennie era la mujer que le había brindado luz a su hija y eso no era algo que debería pasarse por desapercibido.

La luz del sol llegó a mis ojos dejandome cejada sin ni siquiera abrir los ojos, cuando me pude adaptar a la luz, busco a Jennie a mi lado y no estába. Ideas empiezan a matarme y salgo corriendo, busque por los alrededores, cuando mi vista llegó al pequeño río pude sentir como mis deseos sexuales se activaron.

Su cuerpo desnudo bajo el aire libre, desató cada deseo que retenía. El agua recorriendo cada parte de su blanca piel y el sol iluminando su hermoso cabello. Era hermosa.

—Un día de estos vas a matarme de un susto, Ruby. —le dije mientras me acercaba, yo le hablé como si estuviera enojada, ella soltó una carcajada y se dio vuelta, mi vista recorrió sus clavículas, sus hermosos pechos y pezones rosaditos; su abdomen estaba plano, mi vista se nubló cuando mi mirada llegó a su vulva, estaba totalmente depilada y sus labios cubrían casi toda la capa de su clítoris.

—¿Ah sí? —me dijo con voz coqueta.

—Sí, estoy muy enojada, Kim. —dije mientras quito mi camisa y mi sostén, ella se relamio los labios y se mordió el inferior.

—¿Puedo hacer algo para que usted se tranquilice, jefa? —ella se estaba metiendo al rol que normalmente usamos en el bar: Jefa y empleada. Claro que esa vez ella estaba armando una burbuja de tensión sexual.

—No lo sé. —dije quitando mi pantalón y mi bóxer. Ella quedó casi boquiabierta al ver mi pene erecto.

—Va-vaya, sí que... oh, sí que tienes grande la chuvichanga. —dijo, su mano estrelló en su boca al caer que había dicho aquella desconocida palabra.

Se veía tierna sonrojada, y vuelvo a su cuerpo, es el más hermoso que había visto en mi vida, tenía una cintura pequeña. Era perfecta para mí.

Ella tenía una sonrisa que me iluminaba, ella me iluminaba.

Nunca pensé que esto podía suceder, sabía que desde un principio nuestra relación no era igual a la de un empleado y su jefe pero nunca pensé que todo lo que siento ahora lo sentiría tan pronto y tan profundo.

—¿Qué... qué es la chuvichanga? —le pregunté. Ella me miró y mordió su labio inferior en muestra de nerviosismo.

—Lo siento, es que Jisoo le apodo así a su pene y de alguna manera también al tuyo. —ella se acercó con un meneo de cadera, el movimiento me puso más dura aún.

Yo ya había conocido a Jisoo, su mejor amiga resultaba ser una abogada de la Corte suprema de justicia y la mujer que frecuentaba el bar cada sábado por la noche. Durante estos dos meses Jennie no me ha hablado de su vida o de su familia, cada vez que la dejaba en "su casa" me decía que era la casa de su abuela y pues le creía, la señora Anne era todo un amor.

—Oh, ya veo... —dije cuando ella ya estaba junto a mi, con sus brazos en mi cuello. Con un movimiento rápido sus labios ya estaban pegados a los míos, chupandolos y mordiendolos débilmente.

Su mano bajo a mi miembro erecto y lo acarició, robando algunos jadeos de mi boca en medio del beso. Se separó y dejó un besito en mis labios. Se colocó en cuclillas y miró mi pene con lujuria, yo estaba a punto de perder mi cordura y si eso llegaba a suceder, ella no podría escaparse de mí.

—¡Jen... Jennie! ¡Oh Dios! —jadee, baje la mirada con incredulidad, aún no caí en cuenta de que su boca estaba alrededor de mi miembro, chupando y lamiendo con sensibilidad.

Me tense, mi cuerpo se estaba preparando para soltar todo el fluido que mis testículos guardaban ya desde que me separe de Hyuna. Ellos estaban ya muy pesados y mi falta de sexo no ayudaba casi nada -a lo que se refiere "duración"-.

—Oh, cariño, siento dejarte con las ganas, pero eso debe tomar algo más de tiempo. —sentí como el aire golpeaba mi pene, cuando Jennie lo sacó justamente en el momento donde yo iba a explotar.

—Je... ¿En serio? —dije con los ojos achinados.

—Muy en serio, mi vida. —dijo dándome un beso en los labios para luego meterse de nuevo al riachuelo y lavar lo que le faltaba.

Yo no le dije más nada, nadie dejaba a Lalisa Manoban en estas circunstancias y si ella lo iba a hacer yo debería enojarme tan sólo un poco. Me ha dejado con las ganas y no lo permitiré, no la dejaré pasar tan fácilmente.

Cuando ya ambas estábamos por irnos, Jennie entró a la cuevita y sacó sus zapatos. Yo la miré y antes de que ella me mirara sonreí al ver como hacía el típico truco del conejito en los cordones del zapato.

—Mañana debes ir al bar a buscar algunos papeles que necesito para algunas cosas, y también para que te asegures de que los de la construcción estén haciendo bien el trabajo. —dije con total diferencia. Ella me miró y trató de hablar— Apúrate, ya quiero ir a casa.

Ella asintió con una sonrisa burlona, y se levantó del césped. Corrió a mi y yo por instinto la tomé en brazos.

—Prometo darte el gusto de venirte dentro de mí, cuando arregle algunos asuntos pendientes ¿Sí? —ella me dijo besando toda mi cara.

¿Asuntos?

—Está bien, princesa. —dije dejándola de nuevo en el suelo.

—De acuerdo, reina. —me besó de nuevo y agarró mi mano para entrelazar nuestros dedos.

Esos "asuntos" seguían comiendome viva. ¿Qué cosas eran para que ella me lo ocultara?

@All Love.

LOVE MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora