15 - ¡𝐓𝐀𝐇-𝐑𝐀𝐍!

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Se suponía que iríamos al bar, a ver como estaban las cosas de la remodelacion pero yo tenía algo planeado.

Desde que visité a la abuela de Jennie vi que la manera en la que vivía no era la mejor ni la más agradable. Y no porque yo viva en las mejores condiciones a comparación con alguien acá en Orlando. La señora no debía vivir ahí.

Además, era un sector peligroso.

Luego de haberlo pensado, quise hacerle algún detalle. Mejor dicho un gran detalle.
Había visto que cerca de mi casa estaban vendiendo unos apartamentos que recientemente habían hecho, eran cómodos, modernos y, lo más importante, muy seguros. También quiero sentirme cómoda cuando Jennie decida dejarla quedarse con su abuela, estarían seguras y cerca de casa.

Era un apartamento en un segundo piso, acogedor y cálido.

Perfecto para vivir tranquilo.

Así que, lo compré.

—Nunca vine a este lado de la cuidad. Desde que Alicia murió no salgo del mismo sector en busca de trabajos o casas para vivir con Judith.

—No está lejos del bar, queda a menos de 10 minutos.

Jennie lentamente acercó su mano a mi pierna y sonreí mirándola, estaba sonrojada y era tan tierna.

—Llegamos.

La castaña miraba con mucho detalle cada cosa del lugar. Sabía que lo estaba analizando.

—¿Qué hacemos acá, amor? —pude sentir mis vellos erizarse al escuchar el apodo.

—Quiero tener tu opinión sobre un departamento que compré.

Ella aplaudió y yo ladee mi cabeza sin entender.

—Me encanta ver departamentos nuevos, es como cuando compro zapatos, es una sensación única —chilló—. ¡Y el olor a nuevo!

Tenía razón, era increíble el olor a nuevo.

Ella agarró mi mano y caminamos a la entrada, el vigilante ya me conocía y sabía que venía a ver el departamento.

—¿Qué tal? —le pregunté entrando al departamento.

Ella miraba el apartamento pasmada. Al parecer le había encantado.

—Esto es hermoso, nunca había visto un lugar tan acogedor y tan moderno a la vez. —estaba estupefacta.

—Espero y se las des a Nani, y no te las quedes tú...

Me posicione detrás de ella y puse las llaves delante de sus ojos. Estaba aún más pasmada.
Se dio la vuelta rápidamente y me miró con los ojos tan abiertos que pensé que podrían salirse. Okay, tampoco pero sí los tenía muy abiertos.

—¡Tah-ran! (?)

—No puedo aceptarlo, Manoban. —declamó muy segura.

Hice un puchero.

—¿Rechazaras este detalle de mi parte?

—Es que... ¿acaso no ves esto? —señaló algún lugar del departamento.

—Sí, esa es la habitación principal. —me burlé.

Rodó los ojos. Respiró y me miró atenta.

—Debió costarte una fortuna, cariño. No podría, de ninguna manera.

Me acerqué y roce nuestras narices. Luego besé sus labios y sonreí.

—No estoy segura de cuánto costó, pero tómalo como agradecimiento por haber sanado mis heridas. —murmure con mi frente unida a la suya.

—No deberías agradecerlo; está bien... pero antes —se separó y acuno mi rostro en sus manos—, promete que aceptaras cualquier detalle que yo, una mujer sin dinero, pueda ofrecerte.

A la mierda el dinero.

—Yo acepto todo pero no olvides que lo más hermoso que puedes darme es tu amor. Es lo mas importante.

Ella se separó y agarró las llaves y gritó un hermoso te amo.

Era el primero que salía así de la nada.

—Te amo, te amo, te amo, Lisa. —me dio muchos besos.

—Yo te amo a ti, Ruby.

[...]

La hora de la cena había llegado así que, aproveché el día para poder salir a cenar con Jennie, Juju y Nani. Estábamos en un lugar bastante sencillo, no queríamos comida cara y que nos dieran un cuarto de lo que deberían dar. "Club House", vendían picadas y su especialidad eran los sandwiches.

—Bien, hoy resulta ser un día de sorpresas muy inesperadas. —pude notar la alegría que resaltaban sus ojos.

Judith me mostraba sus mini juguetes y me decía los nombres de todos y cada uno de los animales que tenía. Era castaña como Jennie y blanca con mejillas rojas.

—Mira má, este se llama Roro y él un loro. Es lindo ¿No crees?

—Sí, cariño, pero no más que tú.

Mire a Nani quien escuchaba a Jennie decirle algunas cosas del lugar donde vivía ella.

—Pero no tengo el dinero para cambiar de casa, es lo único que tu papá pudo dejarme. —Jennie me miró y no me dijo nada, pero note lo incómoda que se había empezado a sentir luego de nombrar a su padre.

—Ambas sabemos que mi padre nos dejó a todas para cambiar de vida y de familia también, eres muy ilusa pensando que él regresará y formaremos esa fami-

—¡Ruby Jane! Te pido por el amor de Dios que dejes de decir calumnias en nombre de tu padre. —azotó la mesa y reprochó a su nieta, quien sacaba de su bolso lo que eran las llaves.

—Es un regalo de parte de Lisa, nos mudaremos cerca de ella en un departamento, es un barrio seguro y no estarás tan aislada en ese cochino barrio. Ni en esa casa.

Era incómoda la situación, su abuela permanecía igual de pasmada como cuando ella lo vio.
Jennie tomó la mano de su abuela y la apretó.

—Omma, mira.

—Espera, cariño, dame un segundo. —musite.

—Perdón por haber dicho lo de papá, pero no podemos seguirle mintiendo de tal forma a nuestra propia mente, abuela... —ella le sonrió y nani saltó de la alegría en su silla.

Los agradecimientos estaban de sobra de tanto decirlos. Estaba contenta por haber podido sacar a Nani de ese lugar pero no estaba tan segura de lo que Jennie había dicho de que se mudarian las tres...

—Jenn... respecto a lo de mudarte en el departamento, no lo creo posible.

—¿Por qué? —me miró extrañada.

—Vivo sola y quizás deba llenar mi casa de alegría con las personas que me sacaron del sufrimiento y el dolor ¿No crees?

Hasta Judith había saltado de la felicidad, era algo de ensueños. Era perfecto y memorable.

—Sí que tiene bastantes sorpresas este día ¿Ah, señorita?

—Y de las mejores. —sonreí triunfante.

@All Love.

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