•Confused

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[Capitulo 12]

Tras escuchar el sonido de la puerta cerrar, no pude aguantar más toda la furia, toda la tristeza.

Golpee de nuevo la barra de la cocina con ambos puños, dejándolos rojos y adoloridos, me sentía tan incomprendido.
Ellos jamás lo entenderán.
Ellos jamás me entenderán.

Esas últimas palabras de Rubén...
Joder, jamás creí que podría odiar así de rápido a una persona a la cual le llegue a tener mucho aprecio.
Tal vez era egoísta, pero era mi puta sedición si quería un psicólogo
No tenían por qué entrometerse.

Sentía como mi corazón palpitaba, mis manos temblorosas y mis ojos inundados de lágrimas.
Me dirigí a la sala a paso rápido y con un movimiento rápido arrojé toda la decoración a el suelo.
Me senté de golpe, llevando mis manos hasta enredarlas con mi cabello.
Solloce, me sentía tan roto.
Lo único que quería era olvidarme de todo.

Olvidarme de el accidente, de mis amigos, de el trabajo, de mi tristeza, de mi enojo, de si Guillermo está vivo o no.
Quería olvidarme de Guillermo por unas horas...
Olvidar mi dolor.

Me dirigí a paso rápido a la cocina, abrí bruscamente las alacenas, el refrigerador busque en todos lados, rompiendo algunas cosas a mi paso, como vasos de cristal que estaban cerca, buscaba desesperado, pero recordé que Rubén y luzu escondieron eso que tanto quería y necesitaba en estos momentos.

Corrí hacia la habitación donde se estaba quedando Rubén, busque en el cajón de la mesita de noche una llave en específico.
Cuando la encontré, inconsistentemente una pequeña sonrisa se mostró en mi rostro.

Camine hacia el otro extremo de la habitación, di con un pequeño closet color blanco, con una cerradura en una de sus puertas.
Introducí la llave en la cerradura dejando ver el interior de este.
Tres botellas de vino, sentí como se me iluminaba el rostro...

Tal vez sea absurdo pero que solo quiero olvidar todo esto.
Quiero escapar de la realidad, olvidar mi dolor.
Se que no es la mejor manera de hacerlo pero,
Que solo soy un chico con el corazón roto.
Con la vida hecha un desastre...

Tome las tres botellas a la vez y me dirigí a la sala, abrí la primera, dejando salir un suspiro.
Recordando todo mi dolor, todas esas palabras que dije y que Rubén dijo, todos los sueños...
Esos sueños que me dejaban más dudas que respuestas.

—Ya nada tiene sentido—me dije a mi mismo entre sollozos, tome una gigantesca bocanada de aire y lo deje salir.

Si me hubieran escuchado suspirar de tal manera, con un simple suspiro puedes darte cuenta de lo roto que estoy, de lo perdido, vacío y confundido.

Con un simple suspiro lleno de pesar y dolor, podrías ver cuán rotas están algunas personas por dentro.

En mi caso, yo no estaba simplemente roto.
Yo estaba muerto.
Estaba muerto por dentro...

Cerré con fuerza mis ojos llevándome la botella a la boca dejando que el vino recorriese mi garganta, dejando un sabor agridulce en mi paladar.
Al las horas tras acabarme las tres botellas, ya podía sentir el efecto del alcohol por todo mi cuerpo.

Hace tiempo que no me embriagaba, que no me permitían embriagarme.
Termine sentado en el suelo, recargándome en el sofá, con tres botellas vacías en el suelo.
Con mi vista fija en algún punto de la habitación.
Recuerdos...
En la esquina de la habitación a lado de un tocadiscos antiguo, pude apreciar a una bella pareja conformada por dos hombres, uno con bellos ojos color esmeralda, cabello totalmente blanco como la nieve, una bella sonrisa.
Un chico pelinegro, con ojos como la noche, totalmente feliz al ver a su pareja feliz, bailando al ritmo de la música lenta.

Parecían tan felices...
Parecían tan enamorados...

Si hubieran visto mi mirada en ese oscuro momento, al recordar ese día, estoy seguro de que se les hubiera roto el corazón.
Estaba tan destrozado...

Las lágrimas comenzaron a salir de nuevo, lágrimas llenas de dolor...
Lleve mi mano hacia mi pecho, sentía como si el aire me faltara, cada segundo sentía como si me costara mas respirar, solloce varias veces, me lamenté, me culpe, me enoje...

—¡Debí haber muerto yo! Maldita sea—le grité a la habitación vacía.

Un silencio abrumador, una oscuridad devastadora.
Tal vez algunos creyeron que me refería a la habitación.
Pero me refería a mi interior...

Sentía como el silencio y la oscuridad me consumían, me sentía como un diminuto punto de escasa luz rodeado de oscuridad.

Y a pesar de estar bajo los efectos del alcohol me era imposible olvidarme de Guillermo...
A cualquier parte de la habitación donde observaba, también observaba recuerdos.

En la mesa de la sala donde jugábamos juegos de mesa, y me dejaba ganar solo para ver su bella sonrisa.
En la cocina donde lo tomaba de la cintura, para bailar con el y luego juntar nuestros labios.
En los pasillos donde corríamos detrás del otro para atraparnos.
En el sofá donde nos quedábamos dormidos tras ver alguna película.

No pude más...
Me quede dormido, estaba cansado de todo...

Solo quiero olvidarlo todo...

𝐵𝑟𝑜𝑘𝑒𝑛 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora