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[capitulo 16]

Tome los datos del médico forense y me dirigí a la dirección que venía indicada en aquel trozo de papel.

Hasta este punto nada de lo que hacía tenía algún rumbo ¿entendéis?
Me sentía sin rumbo alguno, sentía que mi cabeza solo estaba jugando con mi corazón roto.
Y es que yo lo vi morir o al menos eso es lo que recuerdo.
Pero no estoy seguro de verle morir exactamente, es decir escuche el sonido de la bala al ser expulsada por aquel arma, vi las sombras.

Estoy en una constante guerra con mi mente.
Ya no se que es verdad y que no.
Ya no se quienes son mis amigos y los que no.
Ya no se quien soy, ya no se cual es mi propósito, mi rumbo...

Caminaba por la calle con un gesto neutro, como si nada me pasara, cuando en realidad me estaba pasando de todo.
Me miraba normal, como cualquier chico que camina por la calle.

Pero en mi interior estaba muriendo, mis pensamientos me estaban matando.
No dejaba de sobre pensarlo todo!

¿Por que tengo que vivir esto?
¿Por que algunas personas tienen que vivir esto?
Perder a tu pareja es una putada...
No se puede describir el dolor.
Es inexplicable, inimaginable e insoportable.

Me detuve unos segundos para revisar aquella dirección, observé mi entorno y por fin había llegado.

Libere un suspiro lleno de miedo, el cual al ser expulsado al frío clima se tornó en una clase de humo.

Entre al edificio, que no era muy grande por cierto, la recepción era bonita, sencilla.

Me dirigí al muchacho que estaba a cargo de la recepción le dije que buscaba al médico que se encargó de la autopsia de Willy.
Éste me dejo pasar sin problema ya que en la mañana Lana contacto con el y le explico la situación.

Cuando me dirigí a la oficina del médico, bueno, el miedo se apoderaba de mi con cada paso que daba se hacía más presente.

Me resultabas difícil respirar con facilidad...
Pero trate de ignorar todo eso, toque la puerta sin dudar, solo quería respuestas...

Escuche una voz al instante de tocar la puerta que decía—:

—Adelante—alzó un poco la voz para ser escuchado.

Yo con algo de duda toque el frío metal del pomo y lo giré con lentitud.

—Eh hola, buenas tardes—salude mientras entraba con lentitud.

observé a un señor de unos treinta años de edad, que vestía con una camisa negra y pantalones del mismo color.

—Buenas tardes, siéntese por favor—me observó con cautela, con algo de inquietud y incomodidad, no lograba descifrar por que, simplemente tome asiento enfrente de el—¿En que puedo ayudarte?

Aclare mi garganta y baje mi vista hacia mis manos las cueles se encontraban entrelazadas.

—Pues verá, es algo difícil de explicar—reí un poco por los nervios, pero luego volví a mi expresión sería, no lo observaba, pero sentía su mirada en mi, el ambiente era tenso por algún motivo—Hace unos meses mi pareja falleció, así que fui a buscar su expediente médico al hospital donde estuvo y resulta que algún interno se lo dio a una persona anónima—fruncí mi entrecejo y di todo de mi para evitar que una lágrima escapara—Así que aquí estoy, quería saber si usted tenía alguna copia de la autopsia, me ayudaría bastante.

Observó a algunos papeles que estaban en su escritorio, lo observaba pensativo, empezaba a sentir mucho calor, el ambiente era tan tenso e incómodo y no sabía por qué.

—¿Como era que se llamaba su pareja?—preguntó mientras habría uno de los cajones que estaba en el escritorio, mientras buscaba entre papeles.

—Guillermo Díaz Ibáñez—dije con un tono de voz bajo.

Se detuvo un segundo con unos papeles en mano, me observó y luego dirigió de nuevo su vista a aquellos papeles.

—Permítame preguntarle ¿para que los necesita? Es decir, su pareja ya, bueno no está más aquí lamentablemente—tense mi mandíbula, lo observé con el entrecejo levemente fruncido, el se percibía nervioso tanto que me asustaba—Por lo general ningún familiar vuelve por estos papeles—dejó dichos papeles sobre la mesa con desconfianza y los tome tímido—Disculpe ¿cual era su nombre?

Lo observé cauteloso, no entendía nada, su actitud tan rara me desconcertaba bastante.

—Samuel DeLuque—el asintió y yo me levante del asiento, relamí mis labios y lo miré fijamente—Gracias—dije con desconfianza.

El de nuevo asintió observé los papeles y de nuevo a el quien me miraba de una forma extraña, cerré la puerta quedando de espaldas contra ella.

De repente toda esa situación se me olvidó cuando me detuve unos segundos a leer su nombre marcado en ese papel, era un dolor inmenso, jamás pensé recoger unos documentos con información sobre el asesinato de mi pareja...

Una voz familiar me saco de mi transe, a travez de la puerta escuchaba una leve y frágil voz.
Alguien susurraba, asumí que estaba haciendo una llamada, se que tendría que haberme marchado pero algo en mi quizo escuchar.

Era el médico quien susurraba, me acerqué con cuidado a la puerta para escuchar un poco más claro.

—Escucha, ese tal Samuel DeLuque llego a recoger el informe—tomó una pausa, supuse que quien sea con quien estuviera hablando estaba bastante molesto ya que casi podía escuchar las palabras que decía—Lo se, lo sé, pero da igual eso, tienes que tener cuidado, no subestimes a ese chico, no es tonto—silencio, otra vez silencio el cual me ponía más nervioso—Ándate con cuidado...

𝐵𝑟𝑜𝑘𝑒𝑛 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora