Once

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Rendirse

[T/n]

¿Qué?

Los tres se ríen sin parar haciéndome pensar que solo bromean para jugar conmigo, Koko permanece a lado con el rostro serio.

—¿Y las lágrimas? —insiste Izana borrando su sonrisa.

Mi mente en completo estado de shock no puede reaccionar, además de las drogas que apenas están saliendo de mi cuerpo.

No puede ser, Emma no puede estar...

Le hice una promesa a Draken, la protegería pero aquí estoy, mierda.

Es mi culpa, maldición.

—Quítale esa cosa de la boca, Kakucho, ahora —ordena Izana.

El tirón de la cinta me golpea como un fuerte puñetazo, mi cabeza se mueve y logro ver con más claridad a las personas frente mí.

—Mienten —digo con aparente tranquilidad—, Emma no está muerta.

Izana me mira con seriedad y rápidamente se acerca hasta donde estoy yo, está agachado mirándome de frente.

—Quiero ver como te corrompes lentamente y te unas a nosotros porque seamos honestos, ¿Qué tiene de bueno la Touman? Ustedes perderán.

Mi cabeza aún da vueltas y siento mi estómago rugir, mataría por un poco de Yakisoba preparado por Baji.

A pesar de esto, no dejo que las palabras de Izana me afecten, le sostengo la mirada fuertemente y después escupo en su cara.

Él comienza a reír sacando un pañuelo de su chamarra, limpiando los residuos, se pone de pie dándome la espalda, los demás retroceden un poco.

Creo que puedo adivinar que es lo que sigue.

—Admiro tu fortaleza, ¿Qué te dañó tanto para que no muestres lo débil que eres? —sigue hablando de espaldas a mí —, quiero que sufras.

La velocidad de su patada es casi inhumana, en un parpadeo su pie estampa contra mi pecho tirándome nuevamente de la silla, siento un poco el ardor a pesar de las drogas pesadas que llevo en mí.

Vuelvo a marearme y la vista se hace borrosa unos segundos, siento mi cuerpo levitar pero están poniendo la silla de pie de nuevo. Izana ríe en conjunto con Kisaki, no entiendo cuál es el plan o si están diciendo la verdad, lo peor es que ni siquiera puedo averiguarlo.

—Vaya, esta cosa si que la tumbó —Izana me toma de las mejillas con una sola mano—. Va a ser divertido verte tan débil.

Mi cabeza comienza a punzar en conjunto con los mareos constantes, cierro mis ojos aguantando el agonizante dolor.

—Es una lástima —habla Hanma detrás de Kisaki—, ni siquiera te podrán salvar temprano, Hanagaki debe de estar con ellos al igual que tu noviecito... Pobrecita.

—Púdranse —respondo—. No necesito que me vengan a salvar ellos.

—¡Música para mis oídos! —exclama Izana.

Con un gesto hace que dos detrás de mí me desaten de pies y de manos, las ataduras fuertes comienzan a lastimar mis muñecas, al tenerlas libres las muevo en círculos tratando de recuperar lo máximo de sensación en ellas.

No logro ponerme de pie aún, pues los mareos no paran ni siquiera un momento.

A mi lado aparece de nuevo el peliblanco de baja estatura, me extiende un vaso grande con agua dentro, le agradezco con la mirada y asiente con simplicidad. Siento como el liquido recorre mi garganta dándome suficiente energía.

Comerte Entera | Keisuke Baji.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora