Diez

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Quiebre

Temas fuertes v1ol4cion y tendencias su¡c!d4as.

[T/n]

Cuatro meses atrás.

Emma salta emocionada hacia el brazo de Draken aferrándose de él, este se mira confundido con un ligero sonrojo a través de sus mejillas.

—¿Qué haces? —le reprocha Draken sin mover el brazo de aquella posición.

Esperar a que Draken le diga que si a Emma es frustrante, ella lo ama desde que estábamos pequeños al igual que él, pero Draken es un cobarde para aceptar sus sentimientos por ella.

Me quedo atrás de ellos observando la escena con ternura, Emma lo ama con tanta ternura que casi me asfixia cada que se pone a hablar de él.

—Draken... —dice ella mientras continuamos caminando—. Te amo.

¿¿EH??

Él parece igual de confundido que yo pero no le quita la mirada de encima a Emma.

Yo ni siquiera puedo hablar con Baji y ella le acaba de decir a Draken que lo ama, que ovarios se carga.

—¿CÓMO PUEDES DECIR ESO TAN REPENTINAMENTE? —le regaña el rubio evitando su mirada al ver su sonrojo.

Comienzo a reírme ligeramente viéndolos caminar aún con el brazo entrelazado.

—¡Oye! —grita ella—. Si una chica te dice te amo, tú tienes que decir yo también te amo.

Draken vuelve a mirarla, una pequeña sonrisa se asoma en sus labios y puedo notar que él la ama con la misma intensidad.

—No diré algo como eso —espeta él mirando hacia enfrente.

Pero al parecer aún carece de tacto en cuanto a la única mujer que ama.

—¡Ah, vamos! —responde de nuevo ella —. ¡Dilo, dilo, dilo!

Actualmente.

¿Por qué estoy recordando ese momento ahorita? No es relevante.

Empiezo a abrir mis ojos con dificultad, estoy en lo que parece ser un edificio abandonado, mi vista nublada se empieza a hacer clara poco a poco.

Frente a mí hay 4 personas portando el uniforme rojo de Tenjiku, entre ellos Mucho, Kisaki, Hanma y un cuarto de cabello blanquecino, es de baja estatura y con unos ojos azules profundos, porta un cubre bocas negro que me impide ver por completo su cara.

—¡Al fin despiertas! —escucho a mi lado derecho.

Ran camina hacia mí con los brazos extendidos y tras de él se encuentra Rindou con la misma inexpresividad de siempre, pero esta vez con un ligero brillo en sus ojos violeta.

Mi cabeza da vueltas causándome nauseas, intento hablar pero mi boca está tapada con una cinta fuerte que no puedo mover, analizo a las 6 personas en la habitación, los de uniforme rojo simplemente me observan en silencio mientras los Haitani se paran delante de mí agachando sus cuerpos.

Mis manos están atadas delante de mi cuerpo y mis pies en las patas de la silla.

—¿Vas a ser una chica buena o te tendré que sedar de nuevo? —amenaza Ran frente a mí.

Lo fulmino con la mirada sin poder mover mi cuerpo aún, no tengo idea de qué es lo que me pusieron pero me siento demasiado débil incluso para poder atacarlos sorpresivamente.

Comerte Entera | Keisuke Baji.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora