La lluvia parecía no cesar, el pequeño omega todavía seguía de rodillas frente a la iglesia cuando una figura se acercó y lo cubrió del agua.
-Tienes que ir a casa.
Iri alzó su mirada y posó sus ojos sobre el hombre.
-No tengo una.
El joven de ojos esmeralda se quitó la gabardina que traía para ponerla sobre los hombros del peliblanco.
-No quiero que mueras de hipotermia
Dilean ayudó a Iri a levantarse del suelo; con su brazo libre rodeo su cintura y lo metió con cuidado al automóvil color vino.
-¿A dónde nos dirigimos, señor?
El chofer miro por el retrovisor la figura de ambos hombres pudiendo notar como el caballero del lado izquierdo poseía un aura algo deprimente.
-Conduce a la villa.
El hombre tras el volante no pregunto más, encendió el motor y puso marcha hacia la ubicación que ya conocía de memoria, en silencio. Mientras que en el asiento trasero ambos caballeros también permanecían en silencio hasta que uno de ellos decidió romperlo.
-¿Ha pasado algo? Esta mañana lucías feliz.
En efecto, esa mañana a Iri le hacía emoción contarle a Cirian sobre el embarazo pero por la tarde solo se dio cuenta que él era el único que realmente esperaba con ansias el nacimiento de sus hijos, su marido solo los odiaría porque él era quien los daría a luz y no Ava White. Tenía que protegerlos de ese alfa.
-Dilean, tú... tú eres abogado, ¿no es así?
-Sí, trabajo para un bufete, ¿Por qué?
-Ayúdame a tramitar un divorcio.
-Claro, ¿el de quién?
-El mío.
Las palabras de Iri tomaron por sorpresa a Dilean, porque a pesar de no haber hablado por mucho tiempo sabía por Adalet que ese omega amaba con locura al idiota de Cirian.
-¿Estás seguro de que eso es lo que quieres?
Antes se hubiera cuestionado una y otra vez un divorcio, antes hubiera dicho mil veces que no, que permanecería al lado de Cirian hasta la muerte pero ahora todo se había tornado diferente, aunque no se arrepentía de haberlo amado todo lo que ha pasado en su matrimonio hasta ahora ha asegurado su respuesta.
-Sí.
-Entonces será un placer representarte.
Dilean tomo la mano de Iri, queriendo que este sintiera su apoyo.
-Y hay un favor más que quiero pedirte.
-Claro, dime.
Ambos ojos se encontraron haciendo el ambiente dentro del auto un poco más serio.
-Ayúdame a ocultarme.
El joven peli cobrizo quería decir algo pero al abrir la boca no salió ninguna palabra entonces volvió a cerrarla limitándose solo a asentir.
-Hemos llegado señor.
El auto se detuvo frente a la puerta de la villa. Ambos hombres bajaron del vehículo dirigiéndose hacia la entrada cuando un hombre de mediana edad les abrió.
-Bienvenido a casa, señora Gardner.
-¿No ha vuelto Adalet?
-El señor llegara para la cena.
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INTER CINERES
Short Story¿Alguna vez te enamoraste y te rechazaron por quien eras? Todos lo hacemos, que aviente la primera piedra quien este libre de ese tormentoso pecado. Duele pero no morirás por ello, menos si tienes dos corazones que debes proteger y te llaman papá.