¿somos amigas?

444 61 14
                                    

Nayeon no sabía cuánto tiempo había trascurrido desde que dejó pasar a Jeong cargando a aquella pequeña en sus brazos. Probablemente, no más de treinta segundos, pero los había sentido como una eternidad.

–¿Nadie va a decir nada? –preguntó Tzuyu rompiendo el silencio–. ¿Quién es Chaeyoung?

La aludida se movió entre los brazos de Jeong, para esconderse aún más, si es que eso era físicamente posible, entre el hombro y el costado derecho del cuello de la rubia.

–Chaeyoung es mi amiga. Nos conocimos hace un tiempo en la clínica a la que asisto por mis terapias –explicó Jeong con normalidad –. Ella no es muda, pero no suele hablar mucho. Las terapias la están ayudando con eso. Pero la quitaron del programa, así que no puede estar más en la clínica y por eso yo decidí adoptarla.

Si Nayeon pensaba que la situación no podía tornarse más extraña, Jeong acababa de demostrarle lo contrario.

–¿Adoptarla? –cuestionó asombrada la morena mayor.

–Sí, es la única forma de asegurarme que reciba las terapias que necesita. Es mi amiga y las amigas no se abandonan –expuso con seguridad Jeong.

–¿Podemos adoptar a una de mis amigas, mamá? –pidió Tzuyu esperanzada.

–No, Tzuyu. Los hijos se adoptan por otras razones... –intento explicar Nayeon.

–Pero Jeogie... –interrumpió Tzuyu.

–No, Tzuyu–sentenció la ex porrista, ganándose una especie de gruñido de parte de su hija.

Jeong le susurró algo en el oído a Chaeyoung y la pequeña negó, por lo que la rubia volvió a insistir y al no recibir respuesta, se dirigió a la menor de las morenas paradas frente a ella.

–Tzuyu, ¿podrías enseñarle a Chaeyoung tu habitación y jugar con ella?

–¡Claro! –respondió con entusiasmo la pequeña.

Jeong dejó en el suelo a ah Chaeyoung y Tzuyu la tomó de la mano, instándola a acompañarla. Con reticencia la pequeña castaña, la siguió.

–Nabongs... –susurró Jeong una vez que las niñas desaparecieron de su horizonte visual.

–Nayeon–corrigió la morena.

–Nayeon, yo sé... –intentó nuevamente la rubia.

–No, no sabes. Ese es el problema –manifestó Nayeon –. No puedes decidir adoptar a una niña porque es tu amiga y quieres que vaya a terapia. Ser madre es algo mucho más complicado que eso –suspiró y en un tono menos beligerante agregó –: Recién te estás adaptando al mundo adulto. No puedes tomar una decisión tan importante de la nada. ¿Tus papás no te dijeron nada? ¿Tu psicólogo? ¿Cómo llegó la niña hasta acá? Sé que tú la trajiste, pero por favor dime que no la secuestraste...

–¿Qué? ¿Secuestrarla? ¡No, claro que no! –exclamó Jeong –. Los secuestradores son malos, Nayeon. Yo no... Pedí permiso en el hogar. Debemos volver en dos horas. Mi psiquiatra autorizó las visitas y habló con la gente del hogar –explicó la rubia –. Y mis papás no creen que sea una buena idea. Mi psicólogo no sabe nada, porque sólo tengo sesiones con mi psiquiatra últimamente, pero él considera bueno que quiera asumir responsabilidades. Dice que me ayudará a trabajar en eso.

–Deberías hacerle caso a tus madres, Jeong –sugirió Nayeon –. ¿Quieres tener responsabilidades? Acepta el trabajo que te ofreció tu amiga, ten una mascota, paga cuentas. Un hijo no es una responsabilidad cualquiera, especialmente para alguien como tú...

Nayeon apenas pronunció esas palabras, se arrepintió. Seguía cayendo en el mismo error, una y otra vez.

–¿Alguien como yo? ¿Alguien con la mente toda confundida? ¿Eso quieres decir? ¿O te referías a que siento que soy menor de edad aún? ¿Te recuerdo a qué edad te embarazaste de Tzuyu? Yo tengo casi diez años más, eso dice mi identificación. Y si nos guiamos por mi mente, tengo la misma edad o algo más de la que tenías tú cuando quedaste embarazada de Tzuyu–expuso Jeong con vehemencia –. Pero a diferencia tuya, yo ya tengo un título universitario y un trabajo. Puede que no esté totalmente capacitada, pero aprenderé. Lo haré por Chaeyoung, porque ella es la que importa aquí. Nadie lo entiende, pero nosotras tenemos una conexión fuerte. Sé que lo que necesita es amor y yo puedo brindarle eso... ¿Somos amigas, Nayeon? Porque necesito que me ayudes, necesito que seas mi amiga y me ayudes con esto.

El extraño caso de Yoo JeongyeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora