Bloqueo #3

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Espero que les guste~

Nota: He dejado muy abandonado este libro, la última vez que actualice fue en 2019 creo, pero tenía algunas ideas y decidí aprovechar

Nota-2: No les aseguro que actualizare todos los días pero no quiero que este libro quede así. Mi intención es llegar al capitulo 100, como los anteriores, así que voy a hacer lo mejor posible para escribir aquí ^_^

Los días pasan, con los miembros de la familia intentando constantemente para ayudar a su tío a desbloquear sus recuerdos pero nada parece funcionar, Donald simplemente se ve más confundido y los menores más desesperados. Así que en un fin de semana, los hermanos se decidieron a hacer una pausa y pensar en que podían hacer a continuación.

Ahí fue cuando las cosas empezaron a avanzar un poco aunque sea.

El primero a quien recordó fue a Huey, cuando caminando por el pasillo paso por casualidad por el frente de la puerta abierta de la habitación de los niños, deteniéndose en seco al verlo. El patito estaba sentado en el suelo, rodeado de toda la ropa suya y de sus hermanos, con una cada de hilos de todos los colores y cociendo una remera azul en lo que se veía como movimientos familiarizados. Donald dudo porque tenia que ser ciego para no ver lo triste que todos allí se ponían ante su falta de reconocimiento pero viendo la expresión frentica en el rostro del menor, quien de paso parecía no haber dormido en días, lo impulso a avanzar.

-Hey...- llamo, despacio y tentativo, aunque de igual manera lo asusto, el de rojo levantando la vista al instante para mirarlo con los ojos bien abiertos. 

-Oh...- parpadeo ligeramente. -Hola, tío Donald- volvió a lo que estaba haciendo, aunque a un ritmo más lento y tranquilo. 

-¿Estás bien?- se termino de acercar, esquivando toda la tela esparcida por el suelo y haciendo un espacio, sentándose con cuidado. El de reojo simplemente tarareo, haciendo una mueca cuando se pincho pero sin detenerse. Donad tenía la sensación, incluso sin conocerlo, que el niño estaba cociendo por estrés, un método algo extraño a su parecer pero que de alguna manera, le sentaba a la personalidad que había estado conociendo. -Sé que mis recuerdos están...ausentes...- hizo una mueca. -...pero quiero ayudarte...si puedo- ofreció porque estos niños estaban sufriendo y él se pregunto, una vez más, que tan importante era para esta gente.

-Yo...- termino la remera que tenía en mano, acariciándola con los pulgares un par de veces antes de doblarla y dejarla a un lado, junto a todo lo que ya había arreglado. -...te extraño, tío Donald- soltó de repente, el mayor sobresaltándose ligeramente. -Te extraño tanto, yo...quisiera que nos recordaras...- jadeo, apenas recordando dejar la ajuga en su caja antes de perderla. -...quiero volver a despertar con el olor a quemado...quiero que vuelvas a ordenarme que no me estrese...quiero volver a disfrutar los bocadillos que siempre nos hacías...quiero que vuelvas a ser sobreprotector...- lo miro, sus ojos brillando por las lagrimas que se negaba a dejar caer pero luciendo desesperado y triste. -...quiero que vuelvas, tío Donald-

-Oh, chico...- su corazón dolía por la tristeza del niño, apoyando suavemente su manos en su espalda y ahí fue cuando sucedió. No fue nada mágico, no como en las películas en donde el personaje amnésico podía ver toda su vida pasar frente a sus ojos a gran velocidad y recordaba todo de repente. Fue un destello, como si algo se liberara en su mente, y de repente, el patito que luchaba para no llorar ya no era un extraño. Era su sobrino, su pequeño y amado sobrino a quien crio desde que salió del huevo.

-¡Huey!- y no pudo luchar contra las ansias de abrazarlo, básicamente alzándolo para poder tenerlo entre sus brazos.

-Tío Donald, ¿tu...?- el de rojo se separo para preguntar pero pudo notar el reconocimiento en los ojos ajenos y algo en su interior se aflojo. Se aferro a su tío, sin estar dispuesto a soltarlo pronto ahora que lo recordaba, sollozando de alivio en su hombro y disfrutando de cada palabra de consuelo que el mayor susurro. Lo había extrañado tanto.

El siguiente a quien recordó fue a Louie, a quien siguió después de escuchar gritos. Los hermanos habían estado peleando mucho por alguna razón, uno dolido por no ser recordado aun y el otro envidioso por el éxito del mayor. Se sentía mal, tenía la sensación de que esos tres no deberían estar peleando de esa manera pero no podía entrometerse, no cuando hasta cierto punto él era la causa de la discusión pero esta vez, vio las lagrimas corriendo libremente por las mejillas del pato de verde y decidió seguirlo, dejándose llevar por un instinto. Espero a que estuvieran algo alejados de los demás, sin querer incomodar al menor.

-Louie...- llamo, el mencionado deteniéndose en seco. El de verde le dio la espalda por unos segundos antes de voltearse, el corazón del mayor estremeciéndose ante el dolor y la desesperación en su rostro, las plumas de sus mejillas revueltas y húmedas por las lagrimas que seguían saliendo.

-¡Vuelve!- exigió, aunque también sonaba como una especie de suplica. -¡Vuelve y hare lo que quieras! ¡Dejare de usar mi teléfono todo el tiempo, dejare de buscar maneras de estafar a la gente, nunca más me burlare de tu mala suerte o tu mal carácter, nunca más me reiré con tus accidentes, me levantare temprano y te ayudare en lo que pueda...pero...!- jadeo. -...debes volver...- cayo de rodillas, tembloroso y sollozando. -...vuelve...te extraño mucho- Donald lo miro, conmocionado y luego, se lanzo para rodearlo con sus brazos, apretándolo contra su pecho. Un destello y se dio cuenta de que estaba abrazando a su sobrino menor, a su pequeño perezoso con apariencia de pato, quien se aferraba con fuerza y lloraba con todo su corazón.

-Siempre voy a volver, pequeño- murmuro luego de besar suavemente la frente ajena. -Siempre voy a volver...- lo abrazo con fuerza, sintiendo las pequeñas manos tirar de su ropa, desesperado. -...y no debes cambiar para eso, yo siempre volveré y los cuidare- Louie sollozo, una mezcla de tristeza por los últimos días y de alivio por ser recordado.

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