Enfermo

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Me quise sacar el gusto XD

Espero que les guste~

Scrooge miro al pato recostado en la cama y prácticamente hundido entre todas las sabanas, luciendo miserable y tosiendo de vez en cuando, haciendo una ligera mueca ante el quejido de dolor que su sobrino dio y no pudo evitar sentir lastima. Donald siempre había sido muy resistente a las enfermedades pero cuando algo lo atacaba, prácticamente lo tiraba a la cama inconsciente y por muchos días. 

-Deberías empezar a cuidarte más, mi muchacho...- murmuro, apoyando su mano contra la frente ajena y frunciendo el ceño al sentirlo tan cálido. Se estaba por ir para dejarlo descansar y volver más tarde pero antes de poder alejarse mucho, sintió un débil tiro en su manga. Se volteo, enarcando una ceja al notar que Donald aun tenía los ojos cerrados y estaba enterrado entre las sabanas pero con una de sus manos fuera, aferrándose a la manga de la ropa del mayor, incluso tironeándolo ligeramente. Y Scrooge no pudo evitar reír en voz baja, recordando que su sobrino hacia eso para dar entender una sola cosa: no quería estar solo.

... ... ... ...

Donald se despertó lentamente, sin saber donde o que hora era. Hizo una mueca, el cuerpo entero le dolía, su cabeza se sentía pesada y su garganta ardía. Se removió, removiéndose en su lugar y notando un cuerpo a su lado, entrecerrando los ojos y reconociendo con mucha dificultad la tela que tenía enfrente.

-¿T-Tío?- levanto lentamente la vista. Su tío Scrooge estaba sentado a su lado en la cama, sin su sombrero y con un libro entre sus manos, leyéndolo con la luz del velador a su lado prendida.

-Hey muchacho...- dejo su libro a un lado para mirarlo y sonreír. -...vuelve a descansar...- le acaricio ligeramente la cabeza, riendo al verlo bostezar. -...me quedare aquí- y eso fue lo que, al parecer, Donald necesitaba oír. Se acurruco contra el costado de su tío, rodeándolo con uno de sus brazos para mantenerlo en su lugar y por primera vez en mucho tiempo, decidió simplemente relajarse, apretando ligeramente el agarre que tenía en el mayor y hundiendo su rostro contra su costado, cerrando los ojos. Podía sentir la mano ajena posarse sobre su cabeza, acariciando sus plumas y no pudo evitar sonreír ligeramente, el sueño invadiéndolo más fácilmente al saber que había alguien a su lado para cuidarlo.

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