Bloqueo #4

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Espero que les guste~

Nota: Estoy mirando la serie de nuevo y Della sigue sin caerme bien xD

Al siguiente a quien recordó fue a Scrooge, a quien se había estado alejando mucho de los demás pero que a pesar de su seño fruncido y sus contestaciones toscas, se veía muy deprimido, así no dudo mucho en seguirlo hasta su estudio y entrar sin permiso, sin encogerse ante la mirada fija del mayor.

-¿Qué?- fue brusco y algo grosero, luciendo casi como si quisiera echarlo pero sin hacer amague de hacerlo por el momento.

-Estas molesto...- fue sincero. -...y te estas alejando de los demás- agrego ante el ceño fruncido en el rostro ajeno. -Escucha, sé que nada de esto debe ser cómodo para ninguno pero...-

-No sabes nada, muchacho- lo interrumpió con un ligero gruñido, apretando fuertemente las manos que sujetaban su bastón.

-...no, no desde tu punto de vista- asintió ante las palabras ajenas, sin verse realmente molesto. -No sé exactamente que se siente ser bloqueado de la memoria de alguien pero...- hizo una mueca, pensativo. -...sé que, incluso sin conocerte, me preocupo por ti- admitió, algo que tomo por sorpresa al pato mayor. -Te ves cansado, enojado y te estas alejando, aislándote en esta oficina, eso no es saludable y...- se callo al sentir una mano de repente en su mejilla, parpadeando ante la suave y triste sonrisa que ahora tenía el pato mayor.

-Oh, muchacho...- suspiro, acariciando la mejilla del menor con su pulgar y aunque Donald no podía recordarlo, la acción le resulto tan familiar que no pudo evitar apoyarse en el toque. -...siempre preocupándote por todos-

-Somos familia...- no tenía dudas de eso. -...debo preocuparme- sonrío.

-Mi querido sobrino...- Scrooge soltó de repente su bastón solo para poder rodearlo con sus brazos, una mano en la espalda ajena y la otra en su nuca para poder acercarlo todo lo posible, aferrándose con manos temblorosas. -...te extrañamos tanto, sobrino. Espero que vuelvas pronto-

-Tío Scrooge...- jadeo, el mismo destello de siempre y de repente, el pato que lo abrazaba era su tío. -...tío Scrooge...- se aferro, hundiendo su rostro en el hombro ajeno, dispuesto a disfrutar del repentino cariño del pato mayor.

Recordó luego a Della, cuando estaba siguiendo los gritos y yendo directamente a la sala, algo confundido y preocupado al ver a sus sobrinos contestarle a la pata, cuando hace no mucho los había visto siguiéndola de cerca. 

-¡Hey!- no pudo evitar intervenir, colocándose frente a los menores, molesto de verla gritarle a sus niños. -¡Déjalos en paz!-

-¡Tu no te metas!- gruño ella, molesta y pisoteando ligeramente el suelo con su pata de metal, el sonido resonando ligeramente por la sala. -¡Son mis hijos!-

-¡No me importa!- había una sensación de familiaridad, como si hubieran tenido esa misma pelea antes pero sacudió la cabeza, dispuesto a ignorar aquello. -¡No sé que rayos te pasa pero nada te da derecho a gritarles!- ella cerro el pico, temblando de enojo.

-¡Bien!- y se dio media vuelta, caminando a grandes pasos para alejarse de ellos

-¡Bien!- y mientras la veía alejarse, el destello volvió a ocurrir, haciendo una mueca. -No puedo creer que te recuerde por una pelea- bufo entre dientes, algo molesto, pero fue rápido en dejar eso de lado y mirar a sus pequeños, preocupado.

El último al que recordó fue a Dewey, fue mientras estaba revisando algunas cosas en su pequeña casa-bote, sonriendo con cariño ante los álbumes llenos de fotos pero al sentir pequeños y cortos brazos rodeándolo, fue que decidió dejar eso a un lado y mirar hacia abajo.

-¿Dewey?- le costo unos segundos en recordar el nombre ajeno, el pequeño pato apretándolo con fuerza y con la cara oculta en su costado emplumado. -Hey, ¿estás bien?- se animo a darle una suave caricia en la cabeza ajena y ahí es cuando lo sintió temblar, sollozando en silencio. -Oh, chico...- lo tomo de los hombros para alejarlo ligeramente, su corazón rompiéndose al ver las lagrimas saliendo de los ojos del menor y estropeando las plumas de sus mejillas, sentándose en el sillón que tenía allí para estar a la altura ajena.

-¡Vuelve!- sollozo, las lagrimas saliendo más rápido que antes. -¡Lo siento mucho por todo lo que te dije, siento mucho haber pensado que estaríamos mejor sin ti, siento mucho haberme quejado de ti mal humor y tu mala suerte!- jadeo, limpiándose bruscamente las mejillas con los puños, aunque eso no detuvo el flujo de lagrimas. -¡Me disculpare todos los días pero...por favor, vuelve!- lo miro, suplicante, alzando sus manos para aferrarse a las ajenas, desesperado. -¡Vuelve, tío Donald!-

-Esta bien, cariño- Donald ni siquiera dudo en tomarlo entre sus brazos, murmurando palabras de consuelo para el sollozante patito, ignorando el destello de como se desbloqueaban los recuerdos de su tercer sobrino. -Estoy de vuelta, cariño. Siempre volveré- el menor se aferro con más fuerza, sus sollozos siendo una mezcla de tristeza y felicidad, negándose a soltar a su tío muy pronto.

No muy lejos de ellos, y desconocido para todos, estaba la responsable de todo aquel desastre. Estaba sonriendo, contenta de ver que su hechizo había terminado mejor de lo que esperaba, de que todos se habían dado cuenta de lo importante que Donald era y que al fin, todos los demás se lo expresaran.

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⏰ Última actualización: Nov 09, 2022 ⏰

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