Detectives del Miedo Vol.2

Parte 249: Camino a casa

Esther, Judy, Alex y Marybeth... también conocido como el Grubo B... se encontraba en el coche de la oficial, con un silencio algo incómodo.

Finalmente fue el escritor quien rompió el silencio entre ellos.

"Bien, entonces... han ocurrido muchas cosas de golpe..."

"Hemos conseguido un compañero nuevo" - dijo Judy - "Y pronto tendremos una compañera nueva..."

"Como sea como Jarvis me pego un tiro"

"Estoy con Esther"

"........"

"No es suicidarme, sino en tratar con ellos"

"Ni siquiera la conocéis"

"¿La? ¿Es otra niñata?"

"Esther, controla tus celos" - murmuró Marybeth, que estaba en la parte de atrás junto a ella - "Aunque eso a los chicos les gusta..."

"Vete al infierno, Dunston"

"Esther, no estamos hablando de un Terror normal y corriente"

"Es un tipo con un machete"

"Que puede matarte con lanzarte una piedra y es inmortal"

"Victor Crowley era inmortal... Candyman era inmortal... el Charlie ese era inmortal..."

"Vale, Marybeth, nos ha quedado claro"

"Pero tienen su punto, Alex" - le dijo la policía - "Nicolás dijo que había formas de matarlo... siempre que lo hiciésemos bien..."

"¿Qué es para ti hacerlo bien?"

"Pues..."

"Lo de las minas funcionó"

Los tres se quedaron mirando a la final girl, quien lo dijo con la mayor tranquilidad del mundo. Incluso se sorprendió de sus reacciones.

"¿Qué? La última vez funcionó"

"No podemos volar a todo con el que nos crucemos"

"Estamos hablando de Jason Voorhees..."

"Eso..."

"Es un buen punto, la verdad" - razonó el escritor

"¡Alex! ¡No podemos ir volando a la gente!"

"Pero es Jason Voorhees..."

"¿Quienes estamos a favor de la dinamita entonces?"

Esther levantó la mano, lo cual atrajo un poco el enfado del escritor.

"¿Qué? Nunca he matado a nadie con dinamita"

"No lo dirás en serio"

"¿Me ves con cara de matar a monjas con dinamita?"

"........"

"Ahora la loca eres tu, Hicks"

Alex volteó los ojos antes de poner la mirada en la carretera, parándose de golpe y de forma algo abrupta. Afortunadamente todos llevaban su cinturón de seguridad.

"Alex... ¿a qué ha venido el frenazo?"

"De... delante..."

"¿Delante? ¿Qué ocurre... delante..."

Los focos del coche iluminaban a un imponente hombre con vestimenta militar, máscara de hockey y un machete con sangre.

Lentamente el escritor fue dando marcha atrás.

"¿Quién es ese tipo?"

"Esther... ese es Jason..."

"Se ve algo más ridículo de lo que me imaginaba"

"Yo que tú no me burlaría de él" - dijo Marybeth - "Le he visto separar en dos a una persona con mucha, mucha... mucha facilidad"

"Pero lo estábamos buscando"

"Para vigilarlo a distancia" - dijo Judy - "No podemos ir contra él así sin más..."

"Al menos está siguiendo el recorrido que dijo Nicolás"

"Hablando de Nicolás... ¿no deberíamos llamarlo?"

"Esther, llámalo por teléfono"

"Llámalo tú, Dunston"

"No, llámalo tú"

"Tenéis más de treinta años" - dijo la oficial sacando su teléfono - "¿Qué demonios os pasa?"

"Por no hablar de que estamos a metros... ¡de una puta máquina de matar!"

"No sería la primera vez que muero"

"No sería el primer tipo así al que me enfrento"

"La próxima vez os vais con Nicolás"

"¿Prefieres quedarte con Jarvis? Hicks"

"Cambio de idea... la próxima vez os quedáis con Tommy"

El grupo retrocedió lo suficiente para ver el recorrido que tomaba el asesino, siendo que la oficial llamó a su compañero.

"Nicolás Zemo, ¿dígame?"

"Soy Judy... lo hemos encontrado"

"¿Alguna baja?"

"No, le estamos siguiendo muy de cerca con el coche"

"Eso es peligroso"

"Te paso por teléfono nuestra situación... no tardéis..."

"No te preocupes, y... llevaremos refuerzos..."

"¿Refuerzos?"