-𝔼𝕤𝕡𝕖𝕔𝕚𝕒𝕝 𝟙-

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El Omega del Otoño
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—PALACIO BEAUREGARD.
CORTE DE OTOÑO 🍁

La región más rica y segunda más importante de Autumnal era la provincia de Beauregard, lugar donde residía uno de los tantos castillos de la dinastía Sawamura. La región era bien conocida por todos, pues los príncipes y herederos al trono gobernaban ese lugar, se decía que aquel que se sentara en el trono de Beauregard se sentaría en el trono de Autumnal. Motivo por el que Daichi Sawamura lo dirigía. Siendo el primogénito de su padre llenó de júbilo el palacio en cuanto nació, fue hecho para ser rey.

El Palacio de Beauregard era pequeño a comparación al de su padre, pero era más grande que una casa de ricos. Su habitación había sido iluminada en cuanto los rayos de Sol atravesaron las cortinas, a su lado descansaba una hermosa Beta envuelta en las edredones de su cama que empezaba a removerse en cuanto el moreno se levantó.

—Lo siento, ¿te desperté? —preguntó el príncipe.

—No hay problema con eso —respondió somnolienta—. Las princesas se levantan con el sol, ¿no? —Dijo con burla. El problema radicaba en que ella no era princesa, era una consorte, una concubina —o como las llamaban en los pueblos— una prostituta real. Yui Michimiya había llegado al Harem del príncipe por una deuda que tenía su familia con la corona, su padre ofreció a su hija para salvarse de la ruina, al principio el Rey se negaba por su segundo género, pero la Reina accedió y la envió al Harem de su hijo, dando como resultado el nacimiento de un príncipe.

—Más o menos —admitió serio.

— ¿No puedes seguir durmiendo conmigo? —Preguntó a punto de hacer un berrinche.

—No, tengo cosas que hacer.

— ¿Seguro? Yo no veo a nadie pidiéndote que.

— ¿Su alteza, está despierto? —Una voz detrás de la puerta interrumpió el discurso de la castaña.

— ¡Lo estoy, en un momento salgo! —Elevó su voz para hacerse oír—. Lo siento, pero el deber me llama.

—Claro, se ve que no tienes tiempo para mí —musitó disgustada. Daichi suspiró.

—Ningún imperio se gobierna con lágrimas de mujer, Yui, debes entender eso.

—Por supuesto —murmuró cabizbaja.

Una vez estuvo vestido y aseado fue hasta su despacho y pudo desayunar mientras escuchaba los reportes que solía llevarle Asahi, al parecer la situación en el reino empeoraba; las fronteras parecían no tener ningún tipo de seguridad y cada día había asaltos, asesinatos y se comercializaban más esclavos que antes.

—Temo que la situación está saliéndose de nuestras manos —comentó el muchacho de cabellos largos—. Ha habido más incidentes, los bosques cada día se vuelven más peligrosos.

— ¿Alguna idea de por qué? —Preguntó.

—Un testigo asegura haber visto como una persona explotaba frente a él. —El príncipe frunció el ceño.

— ¿Explotar? —Asahi asintió.

—Dijo que vio como sus globos oculares se reventaron y sangre brotar desde sus cuencas, nariz y boca, después de eso la sangre se tornó negra... como si fuera magia Nigromante.

「𝓛𝓪 𝓒𝓸𝓻𝓽𝓮 𝓝𝓸𝓬𝓱𝓮」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora