-ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟙𝟡-

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—PALACIO DE SHADOWING
CORTE NOCHE 🌑

Escuchar las historias de amor de alguien más le hacía sentir que la suya jamás llegaría, no importaba que tan cerca o lejos estuviera, parecía alejarse cada día más de la cuenta. Hinata escuchó muy atento la historia de su amigo y pudo concluir en algo sencillo; Yamaguchi nació para gobernar, el tiempo se encargó de mostrarle el camino que lo llevaría hasta su destino, y eso era el heredero de FireWire.

Había estudiado sobre ese reino, era el más interesante a su parecer. Los problemas políticos y de sucesión estaban a la orden del día. Todo empezó cuando el Rey Yuuta enfermó y la mayoría de sus hijos también, Yuuta creó un edicto que permitía a su hija tomar posesión del trono en caso de que no hubiera sobrevivientes varones. Miyoshi se coronó Reina después de la muerte de su padre y último hermano.

Las telas de los vestidos ya parecían ser una capa de su piel, se había acostumbrado al usar esas horribles telas y pasearse con ellas por el palacio, especialmente con los colores pastel que a veces odiaba. Esa ocasión optó por el color rosa palo con un cinturón de plata y turmalinas negras, evitaría usar los colores de Shadowing lo más que pudiera.

— ¿Aún no estás listo? —La voz de Kenma lo asustó, ni siquiera se percató de su presencia.

—No. —Respondió tranquilo. El teñido se acercó hasta él y empezó a cepillar su cabello, los rizos de Hinata eran demasiado rebeldes, era imposible hacerlos quedarse quietos. Por suerte pudo ponerle bien el tocado, a Hinata le parecía curioso y extraño la forma de este; una diadema plateada y una cadena que parecía dividir su cráneo en sus dos hemisferios, también le colocó un sencillo collar de una hilera de diamantes que hacían juego con los aretes.

— ¿Es necesario arreglarme tanto? —Preguntó el pelirrojo.

—Desayunarás con su majestad, debes estar presentable —le dijo el Delta.

— ¿Cuál es el afán de hacerme desayunar con él?

—Deberías estar honrado, su majestad ha sido demasiado gentil contigo, un error de los cometidos por ti le costaría la cabeza a otro.

—Eso no es problema mío —se burló—. Es él quién me quiere con vida.

—Y no hará nada para matarte —le respondió el rubio—. Terminé, debemos ir a dejarte con su majestad.

Hinata no tuvo tiempo de hacer caso omiso y salió obligado de su habitación, el Delta iba detrás de él para evitar que huyera y se escondiera, ya lo había hecho veces anteriores y por eso era mejor prevenir.

El desayuno se llevaría a cabo en el ala de su majestad, en uno de los salones donde solía pasar el día entero cuando no quería trabajar en el despacho. El Omega observó las paredes, sus decorados eran hermosos, los colores eran oscuros y demasiado elegantes. Las puertas de madera blanca eran la entrada al paraíso o el infierno, Kenma le dijo que allí dentro yacía el Rey que lo esperaba.

—Compórtate, se educado, no quiero más quejas —le pidió el teñido. Hinata refunfuñó pero terminó cediendo ante la súplica implícita de Kenma.

Las puertas se abrieron y dejaron ver el salón; era una terraza de forma rectangular, los pisos y muros eran de color gris y las columnas del balcón estaban cubiertas de orquídeas blancas. La vista era hermosa, en la lejanía se veía el cielo tan colorido, las montañas de Shadowing y apostaba que más al fondo estaba el bosque. Hinata se acercó a mirar hacía abajo, tuvo que cuidado de no tirar ni mover la mesa, notó que había un inmenso campo y un extraño portón de Plata en la lejanía.

「𝓛𝓪 𝓒𝓸𝓻𝓽𝓮 𝓝𝓸𝓬𝓱𝓮」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora