-ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟚𝟜-

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—PALACIO AUTUMNAL.
CORTE DE OTOÑO 🍁

Los ruidos del castillo ejercían presión en los presentes, el cepillo desenredaba los lacios cabellos del Omega y los sirvientes ayudaban a atarle el vestido, las joyas en su cabeza eran de un sencillo color oro y combinaban perfecto con el rojo carmín. El medallón colgaba en su cuello y el topacio descansaba en su dedo. Un Omega en su máximo esplendor.

—Hemos terminado, Hatun —la dulce voz de una de sus Gammas habló. Kita les agradeció por ayudarlo a vestirse, con lo prominente de su vientre era complicado hacerlo adecuadamente él mismo.

Su embarazo había avanzado mucho con el pasar del tiempo, el bebé crecía demasiado rápido y sus náuseas iban y regresaban constantemente.

— ¡Su majestad! —Las Gammas reaccionaron ante la llegada del Rey a las habitaciones del Omega, ambos se miraron a través del espejo y sonrieron para sus adentros.

—Déjennos solos —pidió el Alfa—, yo terminaré de ayudarlo. —Shinsuke sonrío complacido de tener al Alfa junto a él. Daichi besó el cuello de su Omega y colocó el camafeo sobre este, resaltaba con el escote de su vestido beige y bordados rojos.

—Gracias —susurró el Omega con voz suave. Las manos del Alfa desataron los listones de tras su espalda, le tela comenzaba a descender—. Mi amor...

—Hmm —susurró entre los besos que dejaba en su piel.

—Mis doncellas tardaron mucho en vestirme.

—Y es tan fácil desvestirte. —El moreno tomó la falda, la subió mientras acariciaba las piernas del albino, su piel comenzaba a enchinarse por la sensación placentera que le daba el mayor.

—Daichi, debes calmarte. —Las manos fueron a parar hasta su ropa interior acariciando su miembro y trasero—. Agh, no hagas eso.

—Estas húmedo —el Alfa insertó sus dedos en el agujero del Omega—. Tu aroma es distinto inclusive, más embriagante, demasiado dulce.

—Y el tuyo es todo lo contrario .—Sus gemidos entrecortados interrumpieron su reclamo—. ¿Podrías por favor calmarte? Estás cubriéndome con tus feromonas.

—Esa es la idea —susurró en su oído para después morder el lóbulo—. Esta tarde te presentaré a dos Alfas, ellos deben saber que eres mi Omega.

—Para eso están los colquides mi amor —habló—, tengo muchos, puedo usar uno.

—Ellos no conocen nuestras tradiciones —refutó—. Pero si quieres usar uno, adelante, eres libre de hacerlo. —Sus dedos fueron más profundos esta vez, intentando tocar su punto dulce, las rodillas del Omega flaquearon y el Alfa pudo detenerlo con ayuda de su otro brazo.

—Mi amor... quiero que me hagas tuyo —pidió entrecortado. Los dedos del Alfa salieron de su interior, directo a sus labios y después limpió los restos con un pañuelo. La cara de estupefacción del humano fue todo un poema para el Fae.

—Debemos estar listos para las visitas.

—Alfa sin vergüenza —se quejó. El moreno le dio un beso en los labios y después los llevo hasta su cuello—. No puedes venir a provocarme de este modo.

「𝓛𝓪 𝓒𝓸𝓻𝓽𝓮 𝓝𝓸𝓬𝓱𝓮」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora