-ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟙𝟝-

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Los ruidos del viento chocando las ventanas eran sinónimo de cambio. Las hebras del cepillo desenredaban sus rizos, las manos de su madre se ayudaban a dejar de una manera suave y grácil. Así es como siempre recordaba su niñez.

El aroma a pan recién horneado llegaba hasta su habitación, provocaba que su apetito se abriera y su estómago rugiera.

—Viene una tormenta... ~ —Comenzó a cantar su madre—. El deseo nos consume. Una guerra está llamando, las mareas están cambiando. ~

El suave tarareo de Hinata continuó con la canción que recitaba su madre, cerró sus ojos por un momento y es que la canción de cuna al igual que los dedos de su madre sobre su cabello lo arrullaban.

—Los imperios se levantan y también caen ~ —siguió cantando la mujer—. Vivimos o morimos para tomar el trono. ~

—Mamá, me está dando sueño. —dijo el pequeño pelirrojo—. Aunque esa canción no parece de cuna.

—Shh... esa es la idea cariño —susurró—. No siempre fue una canción de cuna, mi cielo.

—Pero tengo hambre —se quejó.

—Acabas de cenar cariño —le reprendió suavemente.

—Cuéntame un cuento, ¡por favor! —se dejó caer en el colchón sin siquiera dar oportunidad a su madre de acabar de cepillarlo—. ¡Vamos, quiero saber!

—Está bien —suspiró pesadamente al momento de terminar la frase—. Hace mucho tiempo, cuando el mundo no era como lo conocemos existieron dos seres que se amaron como nunca, lamentablemente su amor no podía ser. Estas dos personas juraron amarse eternamente y dicen que la tierra puede sentir una calidez embargarla debido a ello, cuando la noche se convierte en día, cuando lo colores de la luz se vuelvan de un blanco impoluto.

—Eso no es un cuento —se quejó el pequeño.

—Claro que lo es —dijo su madre con indignación—. Cuando estos dos fenómenos ocurran se verá el nacimiento de un bello amanecer, el cielo se tornará color lavanda, las rosas florecerán y las nubes se volverán totalmente blancas. Ese día todo será perfecto, pues verás la Encarnación de un amor tan verdadero como el de ningún otro.

— ¿Y el sol brillará? —La mujer sonrió con ternura, llevo sus dedos hasta acomodar los largos rizos detrás de la oreja de su niño.

—Cariño mío, te prometo que el sol volverá a brillar sobre nosotros.

Despertó envuelto en las cobijas de la enfermería, por las ventanas se asomaba el atardecer, se había quedado dormido por horas al parecer. Leyó la dedicatoria del libro antes de dormir y ahora tenía más dudas que respuestas. Quizás leería los capítulos antes de dormir.

Llevó sus dedos hasta su garganta, pudo apreciar que estaba vendado, supuso que el agarre del Alfa dejó marcas y tenía que ocultarlas hasta que sanaran por completo, percibió el aroma de un ungüento de mentol, quizás se lo pusieron mientras dormía, no lo recordaba.

Salió de la enfermería y se encontró con la rubia esperándolo en la puerta, sus ojos estaban rojos, parecía haber estado llorando.

「𝓛𝓪 𝓒𝓸𝓻𝓽𝓮 𝓝𝓸𝓬𝓱𝓮」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora