*Emma Pov.*
Miraba la cara de mi esposo Robert con un poco de miedo. Parecía estar pensando, analizando y buscando una respuesta adecuada a mi noticia. Se agarraba la cabeza, con sus dedos pulgar e índice sobre sus ojos, indicando que no estaba muy contento con lo que acababa de decirle. Esto cambiaría nuestra rutina y la de nuestros hijos, y ambos lo sabíamos. Tenemos tres hijos, Evelyn de 24 años, Henry de 23 y Amy de 20.
Cuando era niña, tuve un interés particular por el español y mi mejor amiga Helen, también. Nos criamos juntas, aprendiendo el mismo idioma extranjero. Helen se fue a los 20 años para Argentina a trabajar como traductora de inglés a español mientras que yo comencé a trabajar en el aeropuerto de Londres como traductora de español. Pero ella se había trasladado a Punta del Este, en Uruguay y allí se había casado y tuvo a su hija Allison. Siempre habíamos estado en contacto por mail, cartas o teléfono, pero nunca nos volvimos a ver personalmente de nuevo ya que no habíamos tenido la oportunidad de viajar por nuestros trabajos.
Ahora había recibido la terrible noticia de que ella había muerto en un accidente y su marido, totalmente destrozado me llamó para contarme la noticia. Su hija no tenía amigos ni nadie en quien apoyarse ante tal pérdida y me llamó para preguntarme si por casualidad no podía enviarla a que pasara un tiempo y conociera el país natal de su madre. Sabiendo que, a pesar de que no lleva mi sangre, la chica es mi sobrina de corazón, le dije que la enviara e incluso le pagué el pasaje con unas millas que tenía reservadas. Ahora le estaba contando la noticia a mi marido de que se quedaría un tiempo con nosotros y se agarraba la cabeza, no lo había consultado. Lo que ocurrió fue que él estaba en un viaje de negocios y no pude hablar con él, tampoco quería decírselo así. Levantó la mirada, suspiró cansado y se apoyó en el escritorio de su estudio agarrándose de las manos e inclinándose hacia delante para mirarme mejor.
—No me consultaste, tomaste la decisión tú sola.
Me preguntó Robert en inglés y le contesté en el mismo idioma. Por suerte, Allison sabía inglés, no tendría que hablarle en español y perjudicar a los demás que no saben hablarlo. Bueno, todos excepto nuestra hija Amy.
—Helen es mi hermana de corazón, Robert. Lo sabes bien. —Mencioné levantando mi ceja y él suspiró—. Es más que mi mejor amiga, nos criamos juntas. Y su hija me necesita, soy su tía.
Asintió y suspiró, mirándome y agarrándose de la cabeza. Yo tan solo podía aguantar las lágrimas, pues me dolía que haya muerto.
—Sé lo que quieres decir y entiendo porque la traes. Lamento mucho que Helen haya muerto, siempre fueron como hermanas. —Dejé escapar un par de lágrimas y las limpié en seguida—. Me preocupa Amy en este momento. ¿Sabes que opina Allison de eso?
Suspiré, había pensado en la posibilidad de que no quisiera venir porque Amy es lesbiana. Había estado un tiempo sin hablar con Helen y no tuve tiempo de comentarle que Amy había salido del closet. No tenía idea de qué pensaba sobre ello pero conociendo a Helen, esperaba que su hija fuera de mente abierta. De todas formas hablaría con Amy para que esté al tanto de la situación y no se sienta incómoda si cuando Allison se entere que ella tiene novia, se sienta incómoda o le moleste. Aunque esperaba que no.
—Hablaré con Amy en cuanto llegue de la casa de Nicole para que sea discreta, solo por las dudas. —Le comenté y asintió—. Igual hablaré con Allison en cuanto la conozca, veré que opina al respecto pero espero la muchacha sea de mente abierta. Quiero decir, es joven. —Miré mi reloj y asentí al ver la hora—. Ya debe estar en viaje, seguro llegará hoy en la tarde.
En cuanto dije eso, Robert abrió los ojos de par en par y me miró sorprendido.
—¡Pero Emma! ¿Cuándo murió Helen?
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Sin límites, ni fronteras (Original Story)
RomanceTras perder a su madre en un accidente, Allison sigue la recomendación de su padre de viajar a Inglaterra y conocer la tierra natal de su madre luego de recibir la invitación de Emma, la mejor amiga y hermana de corazón de su madre. Al llegar, hará...