16. Estación De Tren

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Narra Shoto

No puedo dormir, más bien, en toda la noche no pude conciliar el sueño, este simplemente nunca vino a visitarme y en su lugar me llegaron malos pensamientos que me pusieron bastante triste y melancólico.

Cierro mis ojos en medio de la penumbra de mi habitación; mi cuerpo se relaja y mi mente evoca tu dulce imagen: sonriendo bajo la radiante luz del sol que entra por la ventana del aula del salón 1-A, con tus manos recargadas sobre el pupitre lleno de cuadernos y libros, entornas levemente tus ojos y uno de los mechones de tu cabello cae sobre tu rostro, me volteas a ver mientras llamas mi nombre y yo...Yo me emocioné de tenerte ahí, ahí tan cerca de mi, tan juntos.

Creo que he descansado un poco durante esas visiones. Me despierta el sonido d la alarma que programé una hora más temprano. Ya no está tan oscuro como antes, me levanto algo adormilado y me cambió de ropa, ordeno mis cosas, me peino, ¿desayunaré?, no, es muy temprano y no tengo apetito todavía, me cepillo los dientes y salgo rumbo a la estación del tren.

Llego a tiempo, tú no te has aparecido aún, me recargo en  la pared, no hay mucha gente, hace un poco de frío. Diviso un puesto de bebidas a unos cuantos metros de dónde estoy, me acerco y compro dos capuchinos. Regreso al mismo lugar para esperarte, poco a poco el lugar se llena de usuarios: unos llevan maletas, otros están solos, hay familias enteras que tal vez van de excursión (seguro porque es fin de semana), entre otras cosas que captan mi atención.

- Todoroki-kun, buenos días - me llamas a mis espaldas, me volteó y te encuentro toda abrigada, sonriendo, con tus mejillas y nariz rojas por el frío.

Te saludo y te doy el café que te compré, me agradeces mientras tomas un pequeño sorbo. Subimos al tren, te ayudo con tu equipaje y veo que una mujer va sentada con su hijo (o eso era lo que daba a entender); el infante iba sentado en las piernas de su madre, la cual dormitaba en el trayecto, este miraba el paisaje más allá de los ventanales del vagón bastante entusiasmado. Entonces pensé en mí y en mi madre, nos puse a nosotros en el lugar de esa madre con su hijo...¿será que alguna vez los dos salimos de casa para hacer un viaje en tren? ¿adonde fuimos? Lamentablemente no podría saberlo con seguridad, pero en mi imaginación, los dos nos fuimos a algún sitio mágico en tren, muy de mañana pero por el paso del tiempo lo he olvidado.

Nos sentamos en unos lugares desocupados, charlamos como si nada pasara, como si nos siguiéramos viendo todos los días, bebíamos el café humeante con gusto. El viaje será largo por lo que luego de nuestra plática decides dormir recargada en mi hombro, el calor de tu cuerpo me da sueño, entrecierro los ojos y recuerdo cuando nos conocimos. Yo no era muy social pero tú me ofreciste tu mano amable, me hiciste olvidarme de la amargura que cubría mi corazón, tú me sanaste, de alguna manera me libraste del odio, me enamoré; pero ahora te irás a otro país, me pediste que te acompañara al aeropuerto para encontrarte con tu padre pues le ofrecieron trabajo en el extranjero. La verdad no sé cómo será mi vida de ahora en adelante, ni siquiera sé si te gusto también.

Ojalá que el tiempo se detenga para quedarnos aquí para siempre, para que no tengamos que alejarnos nunca, sin embargo, mi deseo es algo imposible. Nos bajamos en la estación indicada y subimos a un taxi rumbo al aeropuerto. Legamos en poco tiempo, tu padre ya estaba esperándote.

Me agradeces y te deseo un buen viaje. Me dices que me llamarás de vez en cuando y que te salude a nuestros compañeros y a Aizawa-sensei, que te hubiese gustado despedirte de ellos. Algo entro de mí me convenció que te preguntara sobre eso.

- Oye...¿yo te gus...- fui interrumpido por el claxon de un camión de carga.

- ¿Dijiste algo?

- ¡Ha! No, no dije nada.

Después de un rato me voy, tomo un taxi de regreso a la estación y me veo como en la situación inicial, sólo que ya no te espero. Me siento tan solo, tan perdido, como si una parte de mí fuese arranada con violencia. Miro al cielo y veo pasar un avión por encima de todo, mi corazón me dice que tú vas ahí que observas hacia abajo para buscarme entre la multitud.

Mi expresión cambia a una un poco más feliz y tranquila. Quizás vuelva aquí dentro de muchos años y piense que respondiste un sí a mi pregunta, nos declaramos nuestro amor y nos despedimos con un profundo beso con sabor a café, ni siquiera nos importó que tu padre nos viera pero fuimos felices nuestros últimos instantes; pero por el paso del tiempo lo he olvidado, al igual que el caso de mi madre. En fin, puede que mi vida o los hechos que acaban de suceder sean nada más que puras fantasías, y cuando despierte el lunes y vaya a la escuela, te encontraré ahí, como de costumbre, sin embargo, mi deseo es imposible.








ʂԋσƚσ Ƚσԃσɾσƙι ԊҽαԃƈαɳσɳʂDonde viven las historias. Descúbrelo ahora