Shoto y tú solían ser una pareja ideal. Muchas veces sus amigos catalogaban su relación de "modelo" para los demás. Solían ser muy felices juntos hasta que un día, simplemente, comenzaban a discutir porque tú no aceptabas que Shoto fuera amigo de Yaomomo. Cada vez que los veías juntos, te daba un ataque de ira y celos, hasta el punto de golpearla tan fuerte que acabó en el hospital.
Al bicolor no le gustaban tus acciones, así que por el bien de ambos, decidieron terminar su linda relación. Te culpabas mucho por eso, por tu culpa, el sueño de formar una familia con tu amado héroe se fueron a la basura. Te odiabas, te detestabas demasiado, ni siquiera podías mirarte al espejo, ni mucho menos...a él.
Ustedes nunca volvieron a hablar, ni una palabra, una mirada, un buenos días: ya no existía un rastro de amor. Lo peor es que seguían amándose locamente.
Lo peor es que cuando ambos tomaron las agallas para pedirse perdón y arreglar todo de una buena vez, fuiste asesinada por un villano delante del bicolor, quien sólo se quedó mirando, incapaz de hacer algo para salvarte. Él quería ayudar, sin embargo, era incapaz de moverse; desde entonces, soñaba a diario con ese día, y también cuando de enamoró de ti.
-Vuelves, en cada sueño que tengo, caigo de nuevo en tu red. Sé que tarda un tiempo curarme de ti de una vez. Tuve tantos momento felices, que olvido lo triste que fue darte de mi alma, lo que tú echaste a perder.-
La culpa, el rencor, el remordimiento, el desamor, acabaron arruinando todos los buenos momentos. Incluso Shoto pensó que debía odiarte por todo lo acontecido, pero por más que lo intentaba, no podía. Lo irónico era que evitaba cada cosa tuya pero tenía que ir a UA, y eso, hacía aún más melancólica su estancia.
-Yo no quería amarte, tú me enseñaste a odiarte. Todos los besos que me imaginé vuelven al lugar donde los vi crecer.-
¡Maldita sea! Ese hombre sí que estaba enloqueciendo, te amaba demasiado. Su mayor deseo era formar una familia contigo, tener el hogar que hasta el momento, no conocía.
-En Saturno, viven los hijos que nunca tuvimos. En Plutón, aún se oyen gritos de amor-.
Al menos quería disculparse contigo, pero tampoco pudo hacer eso.
-Y en la Luna, gritan a solas tu voz y mi voz, pidiendo perdón.-
Todo el futuro que imaginó a tu lado, se fue a la basura. Su primer amor ya no estaba en este mundo y nunca, volverían a estar juntos, tal vez en su próxima vida, pero quién sabe cuánto tenían que esperar.
-Cosas que nunca pudimos hacer, peor...-