Estabas demasiado nerviosa. Se acercaba la época de los exámenes finales y eso te hacía sentir terriblemente estresada.
Siempre has sacado las mejores notas desde que comenzaste a estudiar y eso ponía a tus padres felices y orgullosos de las habilidades de su única hija.
No querías decepcionarlos, simplemente estudiabas para aprobar sin que te importara aprender algo de verdad, eso ya no importaba, sólo deseabas mantener esa racha envidiable de pie.
Estabas en la salida de la escuela, Shoto te acompañaba a casa desde que se volvieron novios. El bicolor notó tu preocupación en el rostro y te preguntó lo que te sucedía, a lo que respondiste:
- No es nada, solo que...estoy muy nerviosa por los exámenes finales. No quiero que mis padres me dejen de querer si saco malas notas.
- ¿Por qué deberían dejar de sentir afecto por ti solo por unos simples números? ¿Acaso son demasiado duros contigo?
- Bueno, no sé si lo sean, pero tengo miedo de arruinarlo todo. Ellos siempre presumían a los demás mi supuesta inteligencia y no quiero que queden mal con sus conocidos por errores míos.
Shoto se acercó a donde estabas y te llevó a su pecho con uno de sus brazos mientras que con el otro acariciaba tu cabeza.
- Tranquila, no te preocupes. Seguro que va a ir de maravilla, te has esforzado estudiando mucho, ya verás que todo pasará ¿sí? Y si no entiendes algo, yo puedo ayudarte.
Lo miraste con los ojos llorosos. Él sabía perfectamente qué decirte en situaciones donde te deprimías.
- Gracias Shoto. Con un novio como tú no tengo que atormentarme con nada.
Ambos sonrieron y se fueron de la escuela.
