Archivo 12-B: El Caso de Suga °Yoontae° [Adap.]

XVIII

Especial Narrado por Jungkook

—E-espera...–. Murmuré sintiendo como el agarré de las manos de Jimin quemaba.

Estaba nervioso y avergonzado, jamás lo había hecho con un hombre, si, había salido con muchos chicos, incluso los había besado pero jamás me había acostado con uno, no penetraba y tampoco me habían penetrado.

Esto era nuevo para mí, sobre todo cuando sabía con qué clase de persona iba a ser mi primera vez.

—Jimin...–. Los gruesos y expertos labios de Jimin me volvieron a callar, diablos si que besa bien.

La manera en que me toca o me mira, realmente hace que mis nervios salgan a flote cada vez que siento su tacto o su mirada perdida viéndome.

Me pone y mucho, es lo peor de todo.

Sus manos agarrón fuertemente las mías, a pesar de que Jimin es una persona muy delgada tenía una increíble fuerza, era eso o yo estaba muy débil en estos momentos.

Mi cuerpo no respondía mucho, enviaba pequeños espasmos por todo mi cuerpo y se sentía muy bien.

—Conejito–. Susurro en mi oído haciendo que una corriente eléctrica recorriera mi espina dorsal. Este chico iba a matarme de un orgasmo auditivo —Mierda Jungkook, ¿por qué no puedo resistirme a ti?

Sentía mis ojos humedecer, estaba por soltar lágrimas y no precisamente de tristeza, es que Jimin y su mano ayudaban realmente muy bien a mi pene.

—E-espera... vas hacer que me venga–. Dije retorciendome del placer.

Vi su gran sonrisa en su rostro, bajo sus labios hasta presionarlos en mi cuello, sentí todo mi cuerpo caliente, de verdad que este chico me tenía controlado.

—Sabes... –Puso una de sus manos alrededor de mi cuello presionando un poco. —Siempre me daba placer con un maldito peluche.

Sentí mis mejillas calentarse, seguramente ya estaba todo rojo de la vergüenza y excitación. Me sobresalte cuando sentí como su duro pene rozaba mi entrada.

Mierda, este tipo va hacerlo sin prepararme.

—J-Jimin... e-espera, sé cuidadoso...¡Ah!–. Chillé cuando sentí su pene entrar profundamente en mí.

No, este tipo va a matarme.

—Ahora bueno hacerlo contigo–.

Sentí sus fuertes manos alzarme de los muslos, pronto me vi sentado en cima de él, mire su rostro, estaba sudado y su cabello ondulado y largo se le pegaba a la frente por el sudor, me sonrió coquetamente haciéndome sentir nervioso de nuevo.

—Vamos conejito, salta para mí–. Dijo de nuevo.

Trague duro y sin poder resistirme enrede mis brazos al rededor de su cuello, me sentía débil y mi cuerpo temblaba mucho. Sin embargo, hice lo que me pidió.