•C A P Í T U L O: 15•

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Ella... Siendo ella.

Mejor no describir lo que ha pasado la noche anterior, solo que fue una adrenalina despampanante ver esa versión de Kendall acabando con todo el mundo.

Y sin su copia malvada.

Al inició de todo pude jurar que la otra personalidad de Ken, fue la que se adueñó de ella, pero al notar sus nervios al principio deduje que era mi mejor amiga la que estaba asesinando a diestra y siniestra.

En realidad fue ella... Siendo ella.

Lo sorprendente fue que los mato a todos tipo: asesina en serie. Lo tormentoso fue, que después duro dos miserables horas en shock dónde respira y de vaina.

Mientras yo me encargaba de limpiar ella agarró un ataque de histeria que no me quedo más remedio que meterle en el maletero del coche, mientras terminaba y me deshacía de los múltiples cadáveres.

Fueron las cuatro horas más largas de mi vida, cuándo volvimos a casa y tuve que abrir el maletero me lleve una gloriosa patada, sí, Ken me pateó el rostro pensando que yo la iba a lastimar.

Y bueno después de eso todo se salió de control, ella no paraba de abrir y cerrar las puertas quería estar preparada para cuando vinieran a vengarse, lo bueno de esto fue cuando le clavo una llave inglesa, —que no sé de dónde demonios la saco.—, a Anthuán en la espalda, los otros imbéciles casi que volaron cuando lo llevaron al hospital, —yo quería que muriera.—, Pero bueno, la muerte no estuvo de su lado.

*

—¿Qué hago entonces?—, me estaba exasperando.

Make suspira.—, Por todo lo que me contaste tendré que chequear la nuevamente. —me mira.—, ¿Segura que no era su otra rebelde?—asiento cruzándome de brazos viéndola con un tenedor en las manos.— vendré más tarde, ahorita y el resto de la tarde estaré un poco ocupado.

—Duerme la.—, ordenó.—, estoy agotada y quiero descansar.

El comienzo a rebuscar algo en su maletín.—Dale esto, con una sola píldoras dormirá 8 horas.

Tomo el blister de pastilla y lo guardo en mi suéter.—Te esperaré para que arregles esto.

Lo veo marcharse y mi próximo a Kendall, para tratar de hablar con ella, está muy ansiosa e inquieta ¿Cómo matar la pone así? O se, es la cosa más divertida y maravillosa de la vida y ella no lo disfruta cómo es.

—Ken, ¿podemos hablar?—, le digo frotando me la cara.

Ella me lanza una mirada mordaz.—¿Hablar? Deberías ayudarme a crear algún tipo de venganza o un plan de escape para que no vengan por mí.—camina de aquí y allá resonando esas tediosas muletas en el piso.—, Yo te ayudo hacer lo que es mejor para ti y tú solo me ves y no me ayudas.

Me río.—, Por favor, Kendall, cállate.—le espeto ya molesta.— , Nadie vendrá por ti, entiende lo mujer. Esa gente no tenía a nadie que velará ni se preocupara por ellos.—Me acerco a ella.—, Te lo he dicho infinidades de veces, pero tú no quieres entenderlo, si, estás ansiosa, inquieta y hasta preocupada. Pero ya estás acabando con la poca paciencia que tengo, o te callas, te sientas y te calmas o te juro Ken, que te cortaré la lengua para que cierres por fin la boca, y sabes que cuando juro lo cumplo yo no me ando con pendejadas.—la señaló.—, Te vas calmar, te tragaras todo tipo de nervio que saque tu cuerpo o me retacto de la promesa de nunca lastimarte, porque si, Ken, quiero en estos precisos momentos acabar contigo.

Ella pone los ojos como platos.—, Pero...

Alzó la mano.—, Que te calles, joder. Te vas a sentar, te vas a callar y lanzaras esas malditas muletas lejos de mi vista, mira que el tiqui, taqui que hacen cada vez que caminas me pone de un humor de mierda.

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