Cambios

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In case you didn't know

Baby, I'm crazy 'bout you

And I would be lying if I said

That I could live this life without you

Even though I don't tell you all the time

You had my heart a long long time ago

In case you didn't know

Brett Young



Armando

Una de las cosas que mi Sol deseo más que nada, fue ejercer su profesión, y después de nuestro último desencuentro hace casi 4 meses me dedique a apoyar cuanto lugar ella hubiese querido apoyar. Aunque solía verle ahora por el móvil, no me animaba a hablarle. Una cosa era tenerle enfrente y hablar y otra ser ese pesado que la llenaba de mensajes.

Su nueva pareja era la cúspide de mis pesadillas, ese maldito rubio aferrado siempre a su cintura olfateando su cuello, dejándole al mundo entero en claro que ahora mi sol era suyo. O al menos eso creía, porque por las noches cuando seguramente ella no podía dormir mientras alguna canción cursi de Adele, o Luke Cobs sonaba en su cabeza solía ver como su "escribiendo" se iluminaba en mi pantalla incapaz de poner enviar.

Kiki omitía su memoria a mi alrededor y poco a poco el rancho comenzaba a tomar de nuevo su rumbo. A pesar de lo que podían pensar las demás personas el reencontrarme con ella no me destruyo, solo me puso de nuevo en el juego, y dios sabía que era el mejor en ello.

Y lo demostraría, claro que lo demostraría. La firma de apoyo en la que comencé a hacer mis generosas donaciones me invito a la gala de verano. Primero dude en asistir, pero en cuanto vi la lista de invitados, las ganas me entraron de golpe. Al ser en invitado de honor esos papeles me eran fáciles de ver así que confirmando mí asistencia ya estaba preparándome esa noche en california para llegar al lugar. Kiki me acompañaba emocionada, sin tener idea de lo que pasaría.

Al llegar todos fueron muy amables, y algunos incluso se sorprendieron.

-Creo que esta gente esperaba a un salvaje con sombrero- me burle mientras mi acompañante acomodaba su vestido color caramelo

-Eres un salvaje aun sin el sombrero- y nuestras risas inundaron la mesa de invitados

Pronto el lugar estuvo atestado y mientras todos se acomodaban en su lugar para dar paso al evento una visión de vestido color plomo con un escote hasta el centro de sus pechos, pedrería plateada y un sinfín de velos color azul cielo me quitaba el aliento. Poco me importo el rubio de traje negro y perfecto peinado que caminaba de su mano, solo podía mirarla a ella, ella en la multitud sonriendo, siendo todo lo que siempre fue y que le negué.

La fiesta dio inicio, y mientras todos brindaban en mi nombre podía ver como el malestar en la mesa de Paulina crecía.

-Eres el mismo diablo Armando- me recrimino Kiki después del brindis- de saber que este era tu plan de pendeja me presto a ello. Ahora compórtate, les iré a saludar, y te quiero encontrar aquí sentado cuando regrese-

Asentí como un niño regañado, no podía dar ningún paso en falso, en mi plan no estaba si quiera acercarme a ella, solo quería que viera en lo que me estaba convirtiendo, quería que viera que no era un caso perdido. Que no era un vaquero borracho, vago y mujeriego como me describo la última vez.

Mire a Kiki saludarlos como la más íntima de sus amigas mientras una canción en español sonaba en el fondo. "no es secreto, perdóname por no mostrarte todos mis defectos" decía la voz de Camilo Echeverry mientras mi pecho suspiraba por poder tocarla.

Pronto la noche se hizo larga y entre miradas furtivas vi como Asher terminaba siendo absorbido por los hombres a su alrededor. Paulina se levantó de la mesa en busca de tabaco o aire fresco, eso era seguro y yo haciéndome el perdido de la vista de ese rubio que me vigilaba con ahínco termine colándome en el jardín trasero fingiendo que hablaba con uno de los miembros de la directiva.

-Así que jamás has dejado el vicio- dije al verla fumando en una de las bancas que se escondían en la parte baja del jardín

-Deberías regresar adentro, esta es tu fiesta- y quitándole el tabaco de la boca mordí mi labio lanzándole la mirada más lasciva que guarde para ella- Te ves tan jodidamente sexual- dijo mordiendo su labio inferior mientras mi traje azul marino se pegaba a mi cuerpo

-Estoy intentando cosas nuevas- susurre a milímetros de su boca- cosas como ser un mejor ser humano, cosas como salir del maldito rancho, cosas como no desearte más de lo que mis fuerzas me dan-

Paulina dio un largo suspiro sacando otro tabaco de la cajetilla que escondía entre su escote, era como si no pudiera entender todo lo que pasaba. Como si quisiera hacer palabras algo que no deseaba.

-Asher...- susurro ese puta nombre que detestaba- Asher me pidió que viniera aquí a hablar contigo, pensó que si tu sabias que éramos felices dejarías todo de lado-

-¿Lo son?- reí engreído pisando el tabaco que le había robado bajo mis pies- me acabas de decir que me veo jodidamente sexual-

-Eso no tiene...- y antes de que pudiera terminar la frase ya estaba en medio de sus piernas-Suéltame- susurro correspondiendo a mi agarre- ¿Qué pasara si alguien nos ve?-

-Se me va a quebrar la verga si no me la saco de los pantalones- y volviendo a comerle la boca termino sobre mi regazo a media fiesta en medio de la noche.

Podía sentir como su cuerpo volvía poco a poco a mí, como si fuera un camino que le gustara recorrer. Su manicura francesa me arañaba el rostro y sus labios se aferraban a mi boca, era tan diferente a la última vez, ahora ella era quien me deseaba, ahora ella era quien ardía por mí.

-Armando... susurro en mi oído entre gemidos- jamás dejare de ser tuya, jamás- y esa frase que sonaba a promesa guardaba tanto en ella que la sentí en el alma.

Cuando se deshizo en mis brazos me dedique a besar sus hombros rojos por el placer y su frente avergonzada por su nula incapacidad de mantenernos lejos.

-¿Por qué no puedes solo venir conmigo?- pregunte chocando mi rostro con el de ella

-Veámonos mañana, sé que tienes mi número Asher se ira de viaje, hablemos, gritémonos, lo que sea, y tomemos una decisión- dijo repasando mi rostro como si jamás lo hubiese visto- solo asentí devolviendo cada beso que me daba incrédulo de lo que sucedía.

Paulina regreso al salón tan calmada que la desconocí, yo caminaba tras de ella completamente nervioso y exaltado, quien me viera podría pensar que estaba furioso, y así lo quería, quería que ese hombre pensara que ella me había dejado para siempre, pero no... ella jamás podría dejarme atrás jamás...

El VaqueroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora