Chris Evans. |One Shots, Imaginas|

43. Chris Evans.

Chris miró a su novia. Ella miraba como la nieve comenzaba a caer, y, sonreía cada que algún niño o niña se detenía levemente a jugar con el hielo. También cuando veía a alguna pareja pasar y besarse, o solo conversar. Le gustaba admirar la felicidad de otros, sin olvidar la suya. 

—Nena—la llamó él—. Creo que es momento de dormir, ya es tarde, y hace frío. 

Ella asintió. 

—Sí, ya es hora—respondió bostezando un poco y acariciando la cabeza de Dodger—. Creo que no he dormido bien esta semana, todo el tema del trabajo me está matando. 

Chris la tomó de la mano, comenzaron a caminar hacia la habitación de ambos. 

—Siento que te esfuerzas demasiado... digo, sé que debes hacer que todos se vean bien, pero, tal vez deberías darte un descanso, haz hecho mucho por todos, ¿qué falta? 

______ suspiró. 

—El vestuario para la escena final con Brad Cooper—mencionó quitándose su suéter de color rojo. 

Chris la miró algo asombrado. 

—¿Bradley Cooper? 

—Sí, tendrá un cameo en la película, y aparecerá en las siguientes de la saga, así que, debo concentrarme en ello. Es lo último, pero, quiero que sienta que sé hacer mi trabajo, sé que voy empezando, pero... lo admiro, Chris, y quiero hacer bien esto. 

Evans dejó de lado los celos que venían hacia él por enterarse de que, su novia, conviviría con Bradley Cooper por unos días, debido a su trabajo como encargada del vestuario. Se acercó a ella, le acarició el rostro. Se acercó poco a poco, rozó sus labios con los de ella, y sonrió antes de, finalmente, unirse en un beso con ella. 

Se separó sonriendo. 

—Nena. Harás un trabajo espectacular, lo sé. Y vas a sorprender a todos, así que, por ahora, vamos a dormir. 

_____ no sabía porque, pero, no quería dormir, le provocaba algo de miedo el despertar. Era una sensación que Chris no entendería, y aunque lo hiciera, ella no sabría como explicarlo. Ella terminó de cambiarse, y se colocó una pijama, que consistía en solo su ropa interior inferior, y una playera negra de Chris que le quedaba grande. Él, dormía con pantalones cómodos, y sin camisa, aunque, debido al frío, dejó una cerca por si en la noche la requería.  

Ella se acomodó dándole la espalda, y Evans la abrazó, envolviendo su brazo en la cintura de su novia, y pegándola más a su cuerpo. Descansó, sabiendo que ella estaba ahí con él, y, que sin importar qué, no la iba a dejar, y que ella tampoco lo dejaría a él. Antes de tratar de dormir, besó la cabeza de su chica. 

—Descansa, _____—le susurró, y cerró los ojos. 

Ella disfrutó del momento, pero, aunque se sentía cansada, no quería cerrar los ojos. Se mantuvo despierta lo más que pudo. Mirando la esquina de la habitación, la ventana, incluso pensó en posibles trajes para Bradley, todo porque no quería dormir. Cerró los ojos un momento para descansar su vista, pero volvió a abrirlos casi de inmediato cuando sintió que dormiría. 

Negó levemente. No iba a dormirse, no quería hacerlo. 

Repasó en su mente el como conoció a Chris, en como esa última película de Los Vengadores originales la lastimó tanto, pero la arregló porque lo conoció. Recordó que su relación era de las más amadas por los fans, y que, aunque la mantenían lo más privada posible, todos sabían que el amor entre ambos era real, y casi indestructible. Sonrió al recordar todo, y decidió cerrar los ojos, siempre era paranoica y se imaginaba lo peor, pero, Chris tenía razón en que estaba cansada, y que solo necesitaba dormir. 

Cerró los ojos, y durmió. 

+***

La luz del sol le pegó en la cara, frunció el ceño sin abrir los ojos. Chris nunca hacía eso, porque sabía lo mucho que odiaba el sol. Así que puso su mano en frente para evitar el contacto directo. Abrió los ojos. Y notó que esa no era la habitación en la que había dormido con su novio. 

—¿Qué...?—murmuró. 

Iba a ponerse de pie para buscar a su novio, pero, en cuanto se levantó y se miró al espejó, supo que algo andaba muy mal. Ya no era la mujer de 30 años, no era esa mujer exitosa que salía con el famoso Chris Evans. Vio su realidad, era una adolescente. 

Se acercó al espejo. Se admiró. 

—¡_____!—le gritó su madre—.  Ya está el desayuno. 

Ella miró la puerta de su cuarto. Un poster de Chris Evans estaba ahí, y en una repisa cerca de su cama, figuras de acción de los vengadores, además de libros, y cómics. Sus ojos se pusieron llorosos, y dejó que esas lágrimas salieran. 

Nada era real. Todo era producto de su imaginación. Todo había sido un sueño, uno del que no le hubiera gustado despertar. 

E N D.