VOTEN!! Nada cuesta
#14. Talvez…
Esto iba a ser un caos, apenas eran las seis treinta y ya había personas afuera esperando, las cosas no estaban listas, el Dj no había llegado ni nadie que atendiera la barra, las bebidas estaban listas, es decir, el alcohol. Lo que faltaban eran cuatro jarrones que estaban adornando la sala del comedor la cual nunca usábamos porque eso de comer en familia no se nos daba muy bien. Agarré dos grandes jarrones entre mis brazos y los puse en mi habitación, bajé por los otros dos e hice lo mismo. Puse seguro a mi habitación, a la de mi padre y a la de Zack y Jake. Hablando de ellos, Matt los fue a dejar en la casa de los abuelos diciéndoles que hoy íbamos a estudiar con unos amigos y que no queríamos que nos molestaran, se la creyeron y accedieron a cuidarlos. Bajé de nuevo y Matt abrió la puerta, unas 30 personas entraron y la luz también. Eran las 6 y media y estaba atardeciendo, el verano estaba por terminar, hace solo un poco más de un mes entramos a clase, realmente no sé por qué aún no terminaba, pero no me quejo, me gusta el verano.
Matt saludó a varios amigos y a otros que yo había visto pero no hablaba con tales personas. Entró Ryan y se dirigió a mí.
-¿Qué haces aquí?
-Bueno tu hermano me invitó…
-No, hablo de la hora, ¿Media hora antes? Es enserio…
-Lo siento –rió-.
-Bien olvídalo…
-¿Y cuándo comienza todo esto oficialmente?
-Cuando llegue el de la barra –dije con ironía y reímos-.
(…)
-No, suelta eso, ¡no lo!… arrojes –completé demasiado tarde al ver un balón de futbol americano firmado por un jugador, era de mi padre, no para usarlo, había olvidado guardar eso y otras varias cosas-. ¡NO! –Grité y divisé, del otro lado de la sala a Will McForney agarrando una escultura de vidrio con forma de un ramo de flores como centro de mesa de nuestro inútil comedor-. ¡Ni te atrevas! –Volví a gritar-.
Apenas las ocho con cuarenta minutos y ya había personas borrachas. Will me miró con los ojos rojos y una sonrisa me lo tendió y yo lo agarré. Eso fue fácil.
Di media vuelta y mis ojos se abrieron como platos al ver a Mason charlando con Maddison Grey una chica que está en el equipo de porristas conmigo. No supe si acercarme o esconderme, o hacer como si no lo hubiera visto, pero era imposible, se movía de un lado a otro con la música y un vaso en su mano, dejé la escultura detrás de las escaleras en una caja que contenía luces navideñas enrolladas y con algo de polvo. Di vuelta sobre mí misma y me encontré con un Mason sonriéndome, con los ojos un poco rojos seguro de beber, pero al hablar supe que era de fumar.
-Taylor, no me dijiste que darías una fiesta.
-¿Mason que haces aquí?
-Pasaba por unos tragos –su voz era ronca y algo así como cansada, sexy, lo admito pero su aliento olía a cigarro y eso me ponía furiosa-.
-Se nota –respondí-. ¿Cuánto has tomado? ¿Cuándo llegaste?
-Llegué hace media hora, tomé como cinco vasos de esto, no sé qué sea.
-¡Oh dios! Estás ebrio –rodé los ojos-.
-No… claro que no… -se tambaleó-.
Por un momento me preocupé de lo que pasaría con él ebrio en mi casa. Pero luego me relajé porque supe que lo sacaría lo más rápido posible. Pero no me dio tiempo, agarró mis muñecas y las puso por encima de mi cabeza acorralándome en la pared al lado de la entrada de la cocina.
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Its Just A Game
Teen FictionMason Collins, un chico problemático, mujeriego, popular y guapo de 19 años de edad. Lo suspendieron de su último año en el instituto con tan solo dos meses de haber entrado, junto con su mejor amigo Cameron Dallas, por activar la alarma de incendio...