#30. Habla.

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#30. Habla.

-Necesitamos hablar.

-¿Hablar? No. Vete de mí vista.

Mason se puso enfrente de mí impidiéndome el paso a la salida.

-Hablo en serio –me tomó el brazo y me congelé ante su tacto-.

Tenía la mano fría y áspera. Bajé la mirada a su mano y mi brazo, y vi sus nudillos rojos y raspados. Subí un poco la mirada y vi dos cortes en su brazo tapados un poco con la manga de su camisa, parecían recientes. Él notó que lo miré y quitó su mano algo ¿Avergonzado, talvez? Llevaba gafas de sol negras.

-Pues habla, no tengo tiempo –ignoré eso y me fijé a los lados, pero no había nadie-.

-Respóndeme algo, ¿Qué pensaste cuando me besaste?

-Yo no te besé.

-Responde a mi pregunta.

-No.

-Hazlo.

-¿Por qué debería?

-Porque quiero saber.

-Nada.

-¿No pensaste nada? No te creo.

-¿Y qué pensaste tú?

-¿Así responderías? ¿Solo si yo respondo primero?

-Sí.

-Ya olvidaba lo terca que eres –sonrió con arrogancia-.

-Responde.

-¿Qué te digo? Lo amé, me encantó, tienes mucho talento besando –empecé a sentir mis mejillas calientes-, y... si pudiera repetirlo lo haría. Y tú, ¿Qué pensaste?

Se me bloqueó la garganta, no exactamente por lo que había dicho, -aunque en parte sí- fue porque yo pensaba lo mismo.

-Yo igual. Me encantó. Pero tengo novio, lo sabes.

-Entonces solo lo detuviste... por Ryan.

Asentí con la cabeza admitiéndomelo a mí misma y a él. Dio una sonrisa, una que nunca había visto, era linda. No era egocéntrica, ni arrogante, ni coqueta, era una dedicada, a mí. Supongo.

-Lo siento –dijo-.

-¿Por qué?

-Por lo hecho.

Nos mirábamos profundamente a los ojos -más bien sus gafas-, porque no podía ver sus ojos, pero él los míos sí, el despegaba la mirada para ver mis labios, se lamió los suyos como pidiendo permiso para besarme, iba a acceder pero... Ryan. Tragué saliva fuerte y bajé la cabeza, escuché como suspiró entonces hablé.

-No puedo, lo siento.

-Yo igual, adiós. Gracias por hablar conmigo.

Se alejó, solo lo escuché, escuché sus pasos cada vez más lejos, pero no tenía el valor de ver si se había ido por completo. Giré sobre mis talones y caminé a la salida. Me topé a Zoe, pero no había despegado la mirada del suelo, de hecho no me hubiera dado cuenta de que estaba ahí si ella no me hubiera llamado.

-¿Taylor? ¿Qué sucede?

-Necesito tu ayuda.

(...)

-No lo soporto más, cuéntame ya.

-Estoy confundida, realmente confundida.

-¿Tiene que ver con Ryan? –Frunció el ceño-.

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