#42. Me importas a mí.

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#42. Me importas a mí.

| Taylor |

Cuando me fui a acostar... no pude dormir. Solo pensaba en Mason y en Ryan, y en nuestra relación acabada. Al cabo de unas horas mirando el móvil para distraerme del insomnio, escuché un golpe algo lejano, en la pared o el suelo... no escuché mucho más, pero aquello despertó mi curiosidad. Me di cuenta de que el sonido despertó a Kath, pero Zoe seguía en sus sueños.

-¿Escuchaste eso? –Preguntó Kath en un susurro a lo que asentí siendo iluminada por la pantalla del móvil-. ¿Vamos? –Negué frenéticamente-. Bien, quédate aquí.

-No vayas. Espera a otro sonido –asintió-.

No escuchamos nada, Kath se levantó, y cuando iba a abrir la puerta de la habitación, se escuchó la puerta principal siendo cerrada. Me volteó a ver y asentí. Pensé que podría ser un ladrón, luego pensé que podríamos ir a por los chicos a la habitación de arriba. Pero Kath salió y dejó la puerta abierta. Luego escuché la puerta principal abrirse, pero no cerrarse. Esperé unos segundos para ver si volvía pero como no fue así, yo salí con algo de confusión, me asomé a la calle. Ni un solo carro. Me fui acercando a la esquina de la calle, cuando giré a la derecha escuché a Mason gritando cosas que me rompieron el corazón. Y no, no decía cosas de mí. Pero me aclaró muchas más de su vida.

| Mason |

Me sorprendí cuando Kath exclamó a mis espaldas mi nombre. Me detuve pero no me voltee. ¿Ahora qué hacía? No me dejaría irme.

-¿Qué estás haciendo? –Dijo con voz quebrada-.

-No llores –susurré-. Nos vemos en otra ocasión, vuele a la cabaña.

-¿Crees que dejaré que te vayas? No actúes como un cobarde, siempre rodeando los problemas como una piedra en el camino.

-No soy un cobarde –solté de golpe. Seguía mirando a la nada, sin verle la cara-.

-Actúas como tal.

Mantuve mi cabeza firme. No quería que mi prima también se volviera en mi contra. Como todo el mundo, ahora y siempre.

-Dime por qué.

-Un cobarde huye, como siempre has hecho –reí sin gracia y miré su cara. El golpe del hermano de Taylor había hecho que la parte izquierda de mi mandíbula inferior se inflamara un poco, al igual que el labio, el cual se encontraba más oscuro, casi morado. No se encontraba tan inflamado, podía hablar bien, pero dolía-.

-Gracias, pero ahora con o sin tu permiso. Haré papel de cobarde y me iré.

-¿Qué harás?

-¿Me preguntas qué haré? –Exclamé muy enfadado-. Me iré a otro lugar en el me sentiré igual a peor de miserable porque ninguno de mis "amigos" se porta como tal, incluso Cameron. ¿Pero sabes qué? ¡No me importa una mierda! –Grité-. Taylor está con Ryan y no puedo hacer nada. Es como si fuera la oveja negra de la familia. Taylor dice quererme pero ahora no confío en nada ni nadie. La vida me trata así de mal y no puedo hacer nada. ¿Sabes otra cosa? Cuando esto pasa no hay quién nos entienda. No hay nadie allí. En mi caso, no está mi madre. Mi padre es un alcohólico, mi "mejor amigo" me lleva la contraria cuando se supone que debería de apoyarme. Desato mi debilidad interior con mi fuerza bruta desquitándome con cualquiera que se me interponga en el paso, eso lo sé. ¿Ahora qué tienes que decir? –Estaba llorando, yo también-.

-Solo no te vayas de nuevo –sollozó-. No me dejes aquí.

-¿Sugieres que me quede en tu casa? ¿Con mis tíos odiándome en todo momento? ¿Sugieres eso? No, gracias. Paso.

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