Its Just A Game

#43. ¿Tu apartamento?

#43. ¿Tu apartamento?

Era ella. Beth, la chica que un día conocí en una tienda de skates. Recuerdo que habíamos intercambiado números, pero nunca la llamé ni me llamó. Ahora la tenía enfrente con una sonrisa de lado.

-La misma... creo –dijo riendo un poco. Lo mejor que pude hacer de sonrisa fue levantar un poco las comisuras de mi boca-. ¿Estás bien?

-Ah... pues... han sido un par de semanas algo difíciles ¿Qué tal tú?

-Las semanas pasadas no estuvieron tan mal, pero supongo que este par de semanas que vienen... talvez sean algo... solas –se encogió de hombros-.

-Estabas en el aeropuerto o ¿Vas a tomar un vuelo?

-Estaba dejando a mí... -hizo una pausa estudiándome rápidamente-. Compañera de casa.

-¿Por eso dices que van a ser solitarias? Deberías de ver mi vida.

-¿Quieres contarme qué pasó? –Frunció el ceño-. Soy buena escuchando.

-Es algo... privado. No te lo tomes personal, solo que no nos conocemos bien.

-Entiendo. Pero... solo desahógate, se nota que lo necesitas –asentí-.

No sé por qué, pero sentía que no haría mal decírselo a alguien. Y también sentía que me escucharía y entendería. Así que se lo conté, desde cómo era yo antes de la muerte de mi madre y después, cómo conocí a Taylor y lo que sentía por ella. Mis problemas con Cameron y con el exnovio y el hermano de Taylor. Le conté todo, no muy detalladamente, pero sabía que lo único que me faltaba decirle eran los pequeños detalles de la historia que yo mismo había pasado por alto a propósito. Sí que decía la verdad cuando dijo que era buena escuchando. Hablé durante casi media hora aproximadamente y solo me interrumpió unas cuantas veces preguntando por algo que no entendió bien de la historia.

-¿Entonces no tienes dónde quedarte? ¿Qué vas a hacer?

-Pues... no lo sé. Lo estaba pensando, la verdad no tengo a dónde ir –me encogí de hombros intentando restarle importancia-. Me las apañaré, ahorita se me ocurrirá algo –intenté sonreír pero solo salió una mueca-.

-Tengo una idea algo loca –dijo mirándome con las cejas alzadas-. ¿Qué te parece si te quedas en mi apartamento?

-¿Tu apartamento? –Negué frenéticamente con la cabeza-. No te conozco, no me conoces... ¿Haces estas ofertas a gente cualquiera? –Se rió y me hizo sonreír-.

-¡Pensé que no podías sonreír! –Rió nuevamente-. No, Mason, la gente cualquiera no me cuenta esa clase de cosas –sonreí de nuevo-. ¿Qué dices?

-No lo sé. Dijiste que tenías una compañera de apartamento.

-Sí... ella –su sonrisa se borró y yo fruncí el ceño-.

-¿Dije algo mal? –Negó-. ¿Qué sucedió entre ustedes?

-Que sepas que no suelo contar eso a nadie –suspiró y me miró-. Es mi novia, allá dentro tuvimos unos... problemas. Es todo –señaló el aeropuerto. Alcé las cejas sorprendido-.

-No sabía que eras homosexual.

-Claro que no sabías... no te lo había dicho. 

-No... Yo ya te conté lo mío, lo menos que puedo hacer es escuchar lo tuyo –suspiró y asintió-.

-Salimos hace nueve meses, hace cinco vivimos en ese apartamento. Ella es un año mayor que yo y la mayoría del tiempo estamos bien, pero... a veces la estreso con mis problemas familiares y no estoy siendo la pareja que a mí me gustaría tener, no la escucho siempre y hace poco en la universidad, le dieron un pase en avión para ir a california por dos semanas, cosas de estudio y esas cosas. Me lo dijo hace menos de dos días y me enfadé por no habérmelo dicho antes. La sentía distante, pero lo que no sabía era que yo era la que la estaba distanciando. Su nombre es Riley Martin y es... ella es increíble y no la trato como debería.