Capítulo 9: Las palabras marcan.

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Autor de la portada: lo estoy buscando T_T en cuanto lo localice actualizaré esta parte.
Notas previas: me da vergüenza escribir cosas tan cursis y melosas pero waaa es que no llegué hasta donde quería, la tragedia balancea la felicidad. Casi R18.

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Kyojuro no le dirigió la palabra a Sanemi durante el resto de la noche, se limitó a caminar con Giyū a su lado tomados de la mano, pero tampoco hablaron mucho.

Llegaron a la casa con el blasón de glicinas mucho antes del amanecer, los tres se sentían cansados, puesto que desde esa última parada ya no se detuvieron. Mientras cruzaban el jardín, Tomioka sintió como sus piernas perdían fuerza.

—K-Kyo espera —detuvo el paso y tocó su pecho, sentía como su respiración comenzaba a hacerse lenta —no me siento bien.

—¿Cómo dices? —se volteó para observar lo que ocurría.

—No puedo r-respi... —sus ojos azules se cerraron, su cuerpo perdió fuerza y casi cae al suelo inconsciente.

—¡Tomioka! —. El pilar del viento reaccionó rápido atrapando al demonio entre sus brazos.

—Mala hora para que Kocho no esté aquí —. Kyojuro se acercó a Sanemi para poder ver a Giyū.

—Deben ser las flores —miró a su alrededor, todo el jardín estaba lleno de árboles de glicinia —cúbrelo con tu capa y llevémoslo adentro.

—Bien —se quitó la blanca capa y la colocó encima del azabache cubriendo totalmente su rostro.

Inmediatamente corrieron al interior, la familia los guio rumbo a la habitación que compartirían. Sanemi colocó a Giyū sobre el futón y Kyojuro buscó algo que pudiera ayudar a despertarlo, ambos estaban alrededor de él, notaban que su respiración poco a poco volvía a ser normal pero su piel estaba enrojecida.

—¿Giyū? —. El rubio estaba preocupado, pero notó que aquellos ojos azules se abrían poco a poco —. ¿Cómo te sientes?

—Creo que estoy b-bien —hablaba despacio, tenía que dar respiraciones largas y profundas —¿Dónde estamos?

—Y estamos dentro de la casa ¿puedes respirar bien? —se apresuró el pilar del viento a responder.

—Sí, c-creo que sí.

—Quédate aquí, Shinazugawa y yo atendemos a la familia, están preocupados por ti.

—Bueno —asintió y permaneció acostado.

Kyojuro y Sanemi salieron a buscar a sus anfitriones para ponerlos al tanto de la situación, una vez hecho, estos les dieron comida y ropa para dormir cómodos. Mientras caminaban de regreso tuvieron una plática breve.

—Me quedaré en la habitación de al lado, tú y Giyū pueden dormir juntos.

—¿Seguro, Shinazugawa? —preguntó deteniendo su paso.

—Sí, tardaré en dormir y ustedes deben estar cansados —. No dijo más y se metió a la puerta que estaba justo a su lado, dejando al otro sorprendido.

Giyū esperaba un poco impaciente, ahora estaba sentado en el futón. Eran raras las ocasiones que lo dejaban solo y aún no se recuperaba del todo. Jugueteaba con su cabello en el rostro haciendo caras graciosas, cuando vio que el fusuma se abría y una melena dorada se asomó.

—Giyū te vas a despeinar —dijo entre risas al ver al azabache con un mechón sostenido entre el labio superior y la nariz.

—Hmmm no, porque tú siempre lo vuelves a arreglar —se retiró el cabello de la cara y sonreía.

El reflejo del aguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora