Capítulo 7: Una expresión.

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Cuando Kyojuro se apartó, notó que Tomioka había cambiado un poco, su cabello era más largo que antes y sus ojos eran de un azul claro.

—¿Me recuerdas Giyu? —le preguntó muy enternecido.

Él solo se quedó callado, recorriendo toda la habitación con la mirada intentando entender que hacía en aquel lugar.

—¿Giyu? Soy Kyo...

—Eres Kyojuro ¿Verdad? —le miró con extrañeza, como si realmente no estuviera seguro de lo que creía.

Inmediatamente el rubio le tomó de las manos, ante las miradas furtivas de los otros dos pilares, poco le importó lo que dijeran.

—Te extrañé demasiado—le sujetó con cuidado y le dio un beso en la frente.

—Por favor, les pediré que salgan todos, tengo que hablar con él.

Tamayo se quedó a solas con Tomioka, los demás salieron de la habitación, el siguiente paso ahora era descubrir que era aquello que había logrado recordar y ponerle al tanto de lo que había ocurrido con él.

Luego de unas horas, la médico supo que, aunque de alguna forma su conciencia había regresado, se sentía confundido y muchas cosas de las que vio en sus sueños se esfumaron, quedando en su mente solo algunas siluetas borrosas sin contexto.

—No te sorprendas por eso, lo normal es que nunca hubieras recordado nada. Lo importante es que sabes quién eres, que eras un cazador y que tu deber es proteger a los humanos.

—¿Cómo puedo proteger a los humanos si lo que soy se alimenta de ellos?

—Yo tengo la solución para eso.

Ella continuó dándole algunas explicaciones y mientras hablaba, Tomioka observaba como había cambiado, recordaba la imagen del reflejo, era de las pocas cosas que tenían claridad en su mente, miró sus manos y tocó con extrañeza aquellas largas uñas, "¿Y si esto se trata de una ilusión?", extendiendo el brazo derecho, respiró profundo y tomó valor para clavar y rasgar en su piel las uñas de su otra mano. Su sangre comenzó a escurrir, "Esto duele ¿Se supone que deba doler?".

Cuando Tamayo se dio cuenta de aquello, notó una mueca de dolor, generándole muchas dudas, puesto que no era algo común en los demonios.

—¿Eso te duele? —tomó el brazo de Giyu y de dio cuenta de que la sangre no se detenía.

—Sí duele, pero no mucho.

Pasaron algunos minutos, Tamayo tuvo que curar la herida, parecía como la de cualquier humano normal, aún no tenía una explicación para eso.

En otra habitación de la mansión, estaban los pilares, ansiosos por saber cuál era el resultado, pues de ello dependían muchas cosas.

—¿Crees que lo haya recordado todo? —preguntó Shinobu mientras comía una manzana.

—Decir que sí sería exagerar, no podemos adelantar nada—a pesar de ser a quien más le importaban esos recuerdos, no podía dejarse llevar por la emoción, debía tener los pies sobre la tierra.

—Hmm—Sanemi se acercó a la ventana, tan rápido se había hecho de noche—por la forma en la que se quedó observando todo al despertar, lo más seguro es que no recuerde nada.

—¿Por qué lo dices?

—Bueno Kocho, tuve una conversación breve con el niño ese Kamado, Tomioka no tuvo la misma reacción, ni siquiera sabemos que fue lo que esa demonio hizo con él. Dudo que sea capaz de revertir los efectos de Muzan—volteó a mirar a Yushiro—¡Mocoso demonio! ¡Dime! ¿Tú recuerdas algo de tu vida como humano?

El reflejo del aguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora