Capítulo 14: Lo bueno que hay en lo malo.

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El cuervo adornado con una bufanda en el cuello salió volando luego de presenciar tal escena, fue cuidadoso de no permitir que su aleteó haya sido escuchado

En el interior de la mansión, una mano tomó el hombro de Giyū impidiéndole seguir avanzando. De inmediato reconoció aquel tacto y detuvo su andar.

—¿Acaso pensabas salir al sol? —dijo Tengen en voz baja.

—Pero Kyōjurō está... —respondió con la voz entrecortada por el llanto.

No terminó la oración, simplemente volteó y dejó salir sus emociones en los brazos de su amigo, quien lo apretó levemente contra su pecho y le brindó una caricia en el cabello.

—Vas a estar bien —continuó abrazándolo hasta que su corazón pudo calmarse y lo llevó dentro a un lugar seguro.

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Por su parte, en aquel momento Shinobu y Kyōjurō resolvían sus propios asuntos. Ella intentaba separarse del beso, pero el rubio solo se apartó una vez que percibió que Giyū se había ido.

—¿Por qué diablos hiciste eso? —preguntó ella, estaba llena de furia.

—Porque me gustas ¿no es obvio? —intentó acercarse de nuevo a ella, pero esta vez con más delicadeza.

—¡No! —lo empujó —¡apártate!

Kocho estaba confundida ante el comportamiento de Kyōjurō, no se supone que las cosas debían ser así, algo no estaba bien. Decidió continuar caminando, aunque su cabeza estaba llena de dudas.

El pilar de la llama procedió a explicarle sus intenciones y el querer pretenderla, aunque por ahora no sintiera lo mismo, sin embargo, ella no le dio importancia. Desde lo más profundo de su ser deseó no estar ahí y no necesitar su ayuda para poder llegar a casa.

Un silencio incomodo que los acompañó hasta la entrada de la finca se rompió cuando Sumi, Kiyo y Naho corrieron a recibirlos en la entrada. Suspiró internamente aliviada por terminar con lo que había sido uno de los momentos más incomodos que había vivido.

Aun así, Kyōjurō se ofreció para acompañarlas hasta el interior. Aoi les indicó a donde llevarla. Le ayudó a recostarse cuando de pronto un cuervo aleteó en la ventana.

—¡KYŌJURŌ TE SOLICITAN EN LA SEDE! —Kaname entregó el mensaje.

—Pequeño ¿Estás seguro de eso? —. La orden le pareció extraña puesto que recién hace unos días había ido a ese lugar.

—¡TE SOLICITAN EN LA SEDE! —el ave se fue volando otra vez.

El pilar se despidió, no sin antes recordarle a Shinobu sus intenciones con ella, pero intentando mantener el respeto entre ambos.

Salió de la finca rumbo a la mansión del patrón, apresurando su paso preocupado por aquel llamado que parecía urgente. Su apariencia lucía tranquila, la seriedad en el rostro había tomado el lugar de aquel brillo carismático, aquellos ojos dorados que expresaban cariño ahora solo reflejaban un mar de fuego y la sonrisa característica simplemente se había desvanecido.

Cuando llegó a la sede se encontró en el jardín principal con Shinazugawa, llegaban casi al mismo tiempo. Ubuyashiki ya los estaba esperando, el hombre estaba de pie sobre el engawa, sostenía entre sus manos arrullaba un kasugai.

—Hay algunos asuntos importantes que tratar —habló el líder.

—¿Es algo grave, patrón? —preguntó Sanemi.

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⏰ Última actualización: Jun 15, 2022 ⏰

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