Capítulo 10: Reunión de pilares.

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Autor de portada: Tw @alto003

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Eran casi las tres de la tarde cuando Kyojuro despertó, una melena color negro pasaba por su rostro y no lo podía creer, en verdad había dormido al lado de Giyū, encajaba perfectamente entre sus brazos. Podía escuchar como este respiraba y aún permanecía dormido en completa paz. Se levantó con cuidado y lo arropó, salió de la habitación para buscar al pilar del viento, lo encontró en el engawa comiendo.

—Al fin despertaste Rengoku —lo recibió Sanemi —se ve que tu noche estuvo un tanto... —hizo una pausa —pesada.

—Buenas tardes para ti también —respondió con sarcasmo —¿Por qué lo dices?

Sanemi rio por lo bajo y le pasó un espejo pequeño —¿Y Tomioka? Debe estar muy cansado ¿verdad?

—Él aún esta dormido —levantaba el espejo con dirección a su rostro —¡SHINAZUGAWA NO ES LO QUE ESTÁS PENSANDO! —exclamó con intensidad al ver marcas de rasguños sobre su pecho, cuello y barbilla —¡GIYŪ ES DEMASIADO DESASTROZO PARA DORMIR!

—La próxima vez amarra sus manos —le pasó una cuerda y se tiró al piso a continuar riendo —o también podrías darle unos guantes.

—¿Guantes? No suena mala opción, pero será cuando estemos en la sede —tomó asiento al lado del otro —parece que la medicina de Tamayo Sama y Kocho ha sido realmente efectiva.

—Entonces démonos prisa, hemos estado mucho tiempo fuera —le ofreció un ohagi al rubio y la serenidad volvió —muchas cosas ahora parecen ser un enigma y no tener un futuro muy cierto, si sabes a lo que me refiero.

—Lo sé, también tengo muchas dudas e incluso algo de miedo —. Kyojuro estaba preocupado, finalmente el momento de decidir sobre el futuro de Giyū estaba a la vuelta de la esquina y él todavía no tenía clara su decisión —. Pero confío en que Oyakata Sama sabrá qué es lo mejor.

Los pilares volvieron adentro y comenzaron a arreglar su equipaje. El rubio se detuvo un instante a observar a Giyū de cerca, pasó su mano por el rostro de este acariciando con la superficie de sus yemas, admiró las largas pestañas que poseía y la tersura de su piel.

—Perdón si mis decisiones no son las correctas Giyū —lamentó —la vida no me preparó para esto, pero me esforzaré por ti.

Continuó guardando algunas cosas con calma en la habitación, al tiempo que tarareaba la canción que la noche anterior había cantado. Desde que su madre murió esta había sido la primera vez que volvía a poner esa melodía en sus labios.

Se vestía el uniforme cuando percibió que el azabache se movía, finalmente había despertado, fue hacia el futón y quedó embelesado al ver como se frotaba los ojos, le dio un beso en la frente y lo dejó solo para que pudiera arreglarse, ya que en poco tiempo partirían.

Al filo de las siete de la noche todo estaba listo para que siguieran su camino, como de costumbre Giyū caminaba tomado de la mano de Kyojuro y Sanemi iba al lado. Ya no se sentía la tensión entre ellos, en cierto punto los tres iban platicando incluso de cosas insignificantes.

Esos dos días de viaje que les faltaban fueron de lo mejor, el pilar del viento comenzó a relacionarse más con Giyū, al punto que este le perdió el miedo y sentía su aura protectora cuando Kyojuro tenía que alejarse.

En cierto momento el pilar de la llama tuvo que bajar al pueblo, dejando a los otros dos solos, iba a buscar algo de comida y prometió no tardar.

El azabache se había sentado al pie de un árbol, siendo vigilado en todo momento por Sanemi. No estaba seguro de iniciar una conversación, no sabía que decir, solo sentía que no era precisamente querido o apreciado por él, así que decidió esperar en silencio a que Kyo volviera.

El reflejo del aguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora