Misteco #1 [𝗧𝗿𝗶𝗹𝗼𝗴𝗶𝗮 𝗣𝗲𝗿𝗶𝗰𝗼𝗹𝗼]

EXTRA.

ANTES DE LEER

EL SIGUIENTE EXTRA CONTIENE ESCENAS Y PALABRAS FUERTES, FAVOR TENER CONCIENCIA AL LEERLO.

SIN MAS LOS DEJO CON EL EXTRA.

Dianora Mansini.

Me siento mareada y mi cabeza duele, mami me ha dicho que cuando me sienta asi debo hacer las cosas de forma lenta y ser paciente, cuando abro los ojos lo hago de manera lenta pero el miedo me invade al mirar todo oscuro, siento como las lágrimas bajan por mis cachetes.

— Mami —gritó, ella siempre está para mí y hace que la oscuridad se vaya.

La puerta se abre dejando entrar un poco de luz, por ella entra un hombre gordo y feo, me da miedo.

— Oh, pequeña, mami no está aquí pero yo si, te salvaré —sonríe, me da miedo así que tapo mi cabeza con la sabana.

— Ayúdame mami —digo, pero solo escucho la risa del hombre, también escucho como pisa muy fuerte, acercándose, la cama se mueve hacia un lado y siento un tirón en las sabanas pero no las suelto.

— Suelta las sábanas, niña de mierda, te voy matar si no haces caso —gruñe como perro mientras jalonea la sabana, lloro con más fuerza mientras él sigue aferrándose hasta que la arranca de mis manitas —Por fin, maldita niña, pero valdrá la pena cuando te pruebe —su boca saliva cuando me ve como si me quisiera comer.

— No déjame, papi te pegara — Risa, es lo único que escucho cuando menciono a papi.

— El único papi que tendrás seré yo — sus manos toman mi tobillo y me jala hacia el, quiere quitarme los pantaloncitos de pijama pero no me dejo, pataleo, mami y papi me han dicho que no debo dejar que nadie me vea ahí y tampoco que nadie me toque si no me gusta.

— Déjame, déjame —sigo llorando, pero es más fuerte y pesado que yo, no puedo hacer más que retorcerme.

— Déjala, ya oíste a la princesita—otra voz, el hombre gordo voltea hacia la persona que entro y enseguida se baja de encima mío.

— Señor —escuchó decir al gordo, parece que tiene miedo.

— ¿Qué mierda hacías, Armando? —pregunta el hombre, yo me hago bolita, tengo miedo, mucho miedo —Princesita ¿puedo acercarme? —pregunta, mientras me mira.

— No, aléjense — el chico me mira triste pero el miedo y las cosas que me dijo mami me prohíben hablarle a un extraño.

— Está bien, princesita —sonríe amable— Armando lárgate antes de que te arranque la piel —Su voz sonó tenebrosa, el gordo sale huyendo mientras me quedo a solas con este otro hombre— ¿sabes? Soy amigo de tu papá, Ernesto —habla, volteo a verlo enseguida

— ¿En serio conoces a mi papá? —pregunto, él asiente, seguido me bajo de la cama y voy con él— ¿Me puedes llevar con él? —me emociono mientras limpio mis lagrimas.

— Claro, vamos —Me da su mano y la tomó para seguirlo.

Entramos a una habitación, hay mucha gente y un señor junto a una señora muy bonita sentados en un trono, parecen reyes.

— Aquí está —el señor le habla al del trono, este me mira y me siento más pequeña de lo que soy, también el miedo me gana de nuevo así que me aferro a la pierna del hombre a mi lado.