Capítulo 18: Frijolito tiene novio

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—Es un imbécil — me muevo en el sofá para acomodarme mejor y ver a mi pequeño oyente.

—Ajá, pero...

—Han pasado dos meses en donde el idiota solo me pasa ignorando cada vez que nos encontramos o solo me saluda de manera incómoda. Yo debería ser la que haga eso, pero como soy una persona madura y razonable no lo hago.— resoplo sonoramente a la vez que sacudo la cabeza— Solo fue un estúpido beso. No sé si estaba ebrio o se habrá metido algo, pero me besó y yo se lo devolví. ¿Qué tenía en la cabeza esa noche? — me quejo recordando esa noche y lo que pasó después de eso. 

El policía había sido llamado por personas que creían que éramos dos jóvenes que querían tirarse de un puente cuando en realidad éramos dos ridículos jóvenes sentados en el barandal de un puente comiendo hot dogs  para después acabar cometiendo el peor error de sus patéticas vidas. Después de explicarle al señor policía lo que en realidad hacíamos ahí, fuimos a casa hablando prácticamente de nada, y parecía como si ambos no hubiéramos enredado nuestras jodidas lenguas en la boca del otro. Y no es que me importe, prefiero olvidarlo y no hacer caso a las cosas que me hizo sentir en el cuerpo con solo ese beso.

Lo que realmente me impresiona y me enoja es que cuando estamos todos reunidos haga como si no existiera y solo me salude o hable porque están los otros. Ahora que son principios de diciembre seguimos con lo mismo y ninguno habla de lo que ocurrió.

—¿Y por qué no solo lo enfrentas, Brooke? — suspira cansado el pequeño hermano de Jessie al otro lado del sofá.

Lo miro entrecerrando mis ojos hacia él que empieza a pararse para escapar de mí y mis quejas.

—Porque no, y siéntate que aún no termino — palmeo mi lado del sofá cuando Tommy se lleva las manos a la cabeza exasperado.

—Brooke, debo ir a hacer mis cosas. Déjame en paz y búscate un psicólogo, loca. — cae de nuevo en el sofá echando la cabeza hacia atrás. — No sé cuál es la razón por la que me dejan contigo. Ni siquiera me cuidas.

—Cállate, Tom, que sí te cuido — le doy un golpe en la nuca haciendo que se queje. — Como te estaba diciendo, nadie sabe lo que pasó entre Jones y yo, y tampoco deben saberlo. Así que, renacuajo, si abres la boca por cualquier cosa ya no estarás vivo a la mañana siguiente.

—¿Por qué me haces esto, Dios? ¿Qué te hice? Soy un niño bueno y nunca me porto mal— este niño es muy dramático para su edad —Llévame contigo, por favor, prefiero irme a quedarme escuchando las quejas que está loca tiene de su novio. Aunque pensándolo bien, si me llevas el mundo ya no podrá disfrutar de mi hermosa presencia y belleza. Las chicas se perderían de un buen prospecto de hombre como yo.

—No entiendo como puede caber tanto ego en ese cuerpo tan pequeño. Por cierto, Logan no es mi novio. Solo es el imbécil que me dio mi primer beso.— arrugo la nariz al recordar de nuevo que me dio mi primer beso y yo se lo permití gustosa. 

—Solo digo una verdad verdadera — se encoge de hombros restándole importancia. — Además, no sé quien rayos es Jones o Logan y tú me vienes a hablar de él como si lo conociera.

—Pues que bueno que no lo haces.

—Ajá, sí. ¿Ya me puedo ir a hacer mis tareas?

—No

—Sabes, Brooke, las otras personas también tenemos vidas y más interesantes que la tuya.

—Créeme, Tommy, eso ya lo sé — ruedo los ojos a la vez que me levanto del sofá para poder hacerle algo de comer a la copia de Jessie en masculino y más pequeña que me sigue a la cocina con un libro de ciencia ficción en su mano. — No sé porque te quejas si mañana es domingo — digo abriendo la puerta de la nevera para luego tomar jamón, lechuga, tomate y queso para hacerle un sándwich con gelatina. 

Enamorarse es estúpidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora