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[narra Tn]

Tn: ¿a dónde nos dirigimos? —me llevaban en una silla de ruedas, mis ojos seguían vendados y mis manos y pies iban atadas a la silla para evitar correr o tomar algo, como si estuviera en las condiciones para eso—

JT: pronto lo sabrás —lo imaginé sonriendo—

Tn: ... veremos al señor Bernal.

JT: ... —bufó leve— tu apodo debería ser señorita adivina.

Tn: ... —eso no me alegraba en estos momentos—

Ninguno continuó la conversación. Solo escuchaba las ruedas desplazarse sobre el suelo. Luego de unos tres minutos, unas compuertas se abrieron y salimos al aire libre, lo supe por el viento contra mi cara, el frío clima y el sonido a mi alrededor.

Me sentía observada. No solo una o dos, al menos seis personas me estaban viendo y eso solo me dio escalofríos.

Ji Tae dejó de mover la silla, alguien se puso frente a mí y me cubrió con una franela. Solo pensé en la amable doctora que me cuidaba.

Me quitaron las vendas, mi mente quedó en blanco y mi cuerpo se paralizó cuando vi al señor Bernal frente a mí. Me sonrió y se alejó un metro de mí.

Bernal: qué gusto verte de nuevo, linda —sonrió. Por amabilidad, hubiera respondido, pero el nudo en mi garganta no me permitía siquiera hacer eso. No creí que iba a reaccionar así— fuerte impresión, ¿cierto? —rió— ok, ok, me alejo —levantó sus manos y dio pasos en reversa y quedó entre, quien supongo, eran sus guardaespaldas—

Miré alrededor, habían cerca de quince personas en el jardín, entre ellas estaban la doctora, el antiguo doctor, Nicol quien tenía su brazo vendado, no se veía bien, y otros más a quienes no recordaba haber visto alguna vez. Todos estaban en silencio y mirándome, eso me incomodaba.

El antiguo doctor comenzó a reír de la nada. Wow, se veía fatal, en peores condiciones que Nicol, probablemente.

Bernal: tírenlo —los dos que lo sostenían lo empujaron al frente y cayó al suelo. Seguía riendo, se paró con dificultad y me vio y me apuntó con su dedo—

Dr: tu novio morirá... tú también lo harás... ¡tú morirás! —comenzó a correr hacia mí y eso me asustó. Ji Tae se puso frente a mí y le apuntó con un arma, pero quien disparó fue alguien más—

El señor Maxwell disparó hacia el aire y el doctor se paralizó. Dejó de avanzar hacia mí y puso sus manos a la altura de su cabeza. Ji Tae dejó de cubrirme y se puso a mi lado.

Bernal: siempre morirás, ¿no quieres hacerlo con el poco honor que te queda? —se acercó a mí y me ofreció su arma— toma, acaba con él.

Tn: ... —negué leve—

Bernal: él lastimó a tu adorado V, ¿no quieres vengarlo?

Tn: ¿qué le sucedió a Taehyung?

Bernal: el pobre chico está igual que tú por culpa del hombre que quiere acabar con tu vida. Toma —puso la pistola sobre mi regazo y mis manos comenzaron a sudar cuando vi el arma—

Levanté la mirada y vi al doctor, su semblante había cambiado. Aún si le hubiera hecho daño a Taehyung, yo no quería ser quien se encargara de hacer justicia, ella llegaría por sí sola. Vi a la doctora, la única en quien podía confiar en todo el lugar, pude notar cómo negó levemente. Se le miraba un poco preocupada, quizás no quería que hiciera esto.
Decidí confiar en ella.

Adiós Taehyung. Libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora