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[narra tn]

Después de la universidad, fuimos a una feria de la ciudad. Habían muchos juegos mecánicos, pasamos un rato ameno.

Después de ahí, planeábamos cenar en la casa de Kendall, con la señora Maxwell. Aprovecharía que era fin de semana para visitarla tal como se lo había prometido a mi padre.

Tn: apuesto que tú no le das a ninguna —reí y vi a mi izquierda, Kendall ya no estaba a mi lado—

Miré a mi alrededor y tampoco estaba en otro juego cercano. Saqué mi celular para llamarle, pero no tenía batería.

Lo que faltaba.

Caminé por el lugar donde veníamos, tal vez se había detenido en otro juego, pero no podía encontrarlo.

Comencé a sentir un poco de temor, no conocía del todo el lugar, era de noche, no venía en mi auto y mi celular no tenía carga.

No era mi territorio para andar libremente, no podía llamarle a nadie para pedir ayuda y menos me sabía sus números telefónicos.

Supongo que lo mejor será volver al auto y esperar a Kendall ahí, tal vez se le ocurra ir a buscarme ahí.

Al fin de cuentas, ya estuvimos mucho tiempo en este lugar y su madre debe estarnos esperando.

Decidí regresar al estacionamiento, estaba un poco lejos. Caminé un largo rato hasta darme cuenta que me había perdido.

Tn: no deberían hacer los lugares tan grandes. O al menos deberían tener un mapa cada cincuenta metros para personas como yo.

Miré hacia atrás, ya estaba lejos de la feria. Debía regresar ahí y buscar un mapa.

Volví a ver al otro lado, estaba muy oscuro y solitario, solo podía sentir el cigarro en el aire, pero no sabía de dónde provenía exactamente.

Caminé regreso a la feria. De repente, empiezo a escuchar unos pasos detrás de mí y eso hizo que mi corazón acelerara su ritmo.

Apresuré un poco más mis pasos y mis manos comenzaron a sudar. Esa sensación que tenía cada maldito día estaba volviendo.

Escuché unas risas a lo lejos, mi garganta se anudó y mis ojos querían cristalizarse por las lágrimas. Los limpié rápidamente y aceleré aún más mis pasos, al grado de correr.

Corrí y corrí tanto como pude, pero los pasos los escuchaba cada vez más cerca, hasta que alguien sostuvo mi mano y me haló hacia atrás, rodeando mi cuello con su brazo.

__: ¿a dónde vas tan deprisa, muñeca? —sentí su voz cerca de mi oído, mis ojos no contuvieron las lágrimas y el hombre rió—

Tn: déjame ir, por favor.

__: no nos tengas miedo —escuché la voz de alguien más acercándose por mi lado derecho—

Tomó mi otra mano y me llevó consigo. Trataba de zafarme, pero me ganaban en fuerza y mi miedo no aportaba mucho que digamos.

__: solo queremos divertirnos un rato, no te resistas, al menos que quieras ser amarrada —habló un tercero que nos seguía— digamos que queremos saludar a un amigo y tú eres nuestro medio —rió leve. Por su acento, podía deducir que también era extranjero. No había suficiente luz para distinguir sus facciones a plenitud—

Tn: yo no puedo ayudarles, por favor, déjenme ir —musité, el nudo en mi garganta había crecido—

__: ¿no eres la_

Adiós Taehyung. Libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora