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Apreté el botón de emergencia de mi celular mientras giraba lentamente hacia el dueño de esa voz

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Apreté el botón de emergencia de mi celular mientras giraba lentamente hacia el dueño de esa voz. Él se dirigía a mí con otros 3 hombres detrás de él.

V: señor Maxwell, vaya sorpresa.

Sr. Maxwell: ¿cómo has estado, hijo?

V: tan bien como usted señor -rió-

¿Qué demonios hace este hombre aquí?

Sr. Maxwell: ya lo creo, estuviste cerca de no darle honor al vestido blanco de tu novia.

V: ah~ jejeje -mi sangre hirvió, no me había causado ninguna gracia- ¿qué hace aquí?

Sr. Maxwell: solo quise venir a conocer la empresa donde trabaja mi hijo y con quién trabajaba. No está mal, es lo menos que podía esperar de la cede del conglomerado de los Park -sonrió- ¿no crees que ya es muy noche? Deberías irte a casa... puede ser peligroso.

V: lo mismo digo señor, las calles de Seúl pueden ser peligrosas a veces, sobretodo para extranjeros... pueden perderse fácilmente, usted ya sabrá —sonrió y se acercaba más—

Sr. Maxwell: ¿tu linda novia sabe de nosotros?

V: ... no y aunque lo supiera, ella no se entrometería en asuntos que sólo le competen a nuestras familias. Así que le aconsejo señor, no se meta con la familia Park... menos con mi novia.

Sr. Maxwell: ellos serán pronto tu familia. Ya deben irnos conociendo, ¿no lo crees?

V: ... no hay necesidad, no será involucrada, ¿o piensa hacer que eso suceda?

Sr. Maxwell: ... —sonrió y justo en ese momento mi celular vibró— por cierto, escuché que en Corea las familias ricas oficializan el noviazgo de los jóvenes a los medios. Desconozco el motivo de ello y no me interesa, pero hasta donde sé, tú aún no haces eso con tu novia.

V: preferimos mantenernos al margen —solté y decidí terminar la conversación— Señor, será mejor que se retire. Venir aquí a esta hora y con esos hombres podrían levantar sospechas.

Sr. Maxwell: ¿solo con ellos? Pero no son los únicos —no creí en su comentario hasta que una camioneta negra entró al estacionamiento. Se detuvo frente a nosotros y de ella salieron varios hombres con ropas oscuras y cubre bocas, algunos de ellos cargaban un palo de madera, otros andaban tubos de hierro. A varios de ellos logré distinguirles el tatuaje de luna detrás de su oreja tal como los describió Juhan, otros lo tenían en su muñeca—

Vi al señor Maxwell quien me sonreía. Entonces sonreí ladinamente agachando la cabeza y segundos después entraron dos camionetas más, negras. Se detuvieron muy cerca de nosotros haciendo que los otros hombres se pusieran en alerta. De ambas camionetas bajaron agentes vestidos de negro y con armas y chalecos antibalas. Todos ellos se pusieron detrás de mí en posición de defensa. Mis hombres duplicaban la cantidad de los suyos. El señor Maxwell rió.

Adiós Taehyung. Libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora