1. Meeting

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En el sofá yacia un bello hombre en sus treinta que no tenía nada más que hacer un sábado por la noche más que leer libros. Nótese el sarcasmo.

—Joder! No puedo estar así un sábado por la noche! Si sigo así voy a llegar a ser el "tío solterón" de la familia—Jin soltó un sollozo falso tapándose los ojos con sus manos, mientras desde lejos un híbrido gato lo veía aburrido desde una esquina.

Sin duda, su amo era un completo dramático, pero era la persona que le daba comida así que estaba bien para él.

—Jin, tengo hambre, dame de comer, anda—se acercó astuto con un puchero en la cara, poniendo sus ojitos como el gatito con botas que había mirado en la tele la semana pasada.

Y es que a siemple vista de cualquier persona, Jimin sería el gatito más tierno del mundo, pero en ese gatito existía mucha maldad y eso Jin lo sabía de antemano.

—Acaso no tienes compasión de mí, Jimin?—el gatito le miró ignorandolo, solo señalando la comida que estaba en la olla calentando—Bien, toma tu estúpida comida—aunque tampoco Jin le podía negar si Jimin ponía esa carita, pero igual le sirvió con mala gana evidente.—¿Hasta cuando vas a ser un parásito?

—Yo?—preguntó con una inocencia fingida sonriendo con ironía mientras se llevaba un bocado de tallarín a su boca.

—Jimi-...ah, sabes que, olvídalo. Estoy demasiado desanimado como para tener esta charla de nuevo contigo. Me voy a la cama—el mayor se dió la vuelta sin decir más mientras se rascaba la espalda caminando. Dejando a un Jimin no tan extrañado del comportamiento ermitaño de su amo.

—Que humano tan raro que es...

Y es que a Jimin realmente no le importaba mucho el tema a decir verdad. Él podría ser muy ignorante a veces de todo lo que pasaba a su alrededor. Al menos de lo que si estaba agradecido es que en esa casa tenía todo lo que pudo haber soñado desde que estuvo en esa guardería de híbridos cuando era un bebé.

Tenía un hogar tranquilo ya que Jin no tenía una pareja con quién hiciera bulla por las noches, tenía comida ya que Jin se encargaba de trabajar de lunes a sábado para proveerle siempre, y tenía ropa ya que Jin le compraba si lo necesitaba.

Era claro, sin dudas era un parásito en la vida de Jin.

Pero un parásito lindo, ojo.

Jimin estaba más que feliz estirando sus piernas cómodamente como el adorable gatito que siempre ha sido, hasta que de repente el timbre tocó,  exaltandolo mucho desde del sofá en el que estaba recostado.

—Joder...y de lo bien que estaba echado—el gatito se levantó de mala manera, dirigiéndose a la puerta, abriéndola para encontrarse con un repartidor.

—Oh, hola! Me llamó Bryan—un moreno bronceado le saludó amablemente desde la puerta.

Y como vio como Jimin no respondía, se puso un poco nervioso.

—Tengo un paquete para...—se volteó torpe, verificando el nombre de la etiqueta de la caja enorme que había detrás de él—Ki-Kim Seokjin—sonrió nervioso por haber tartamudeado.—Se encuentra aquí?

—Uhmm, él ahora está indispuesto, pero cualquier recado que sea de él, lo aceptaré con gusto—le sonrió al moreno, pensando que dentro de esa caja habría un asiento nuevo gamer que desde hace tiempo le había estado pidiendo a Jin.

—Uhm...está bien! Confío en tí—le habló cortésmente—puedes firmar aquí?—Y Jimin lo firmó sin problemas. Unos segundos más tarde ya estaba despidiendo al repartidor quedando Jimin solo en la puerta del departamento.

PLAY ROOM (Jikook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora