5. Classroom

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—Jimi-n...quie...res que te ayude aquí?—le apretó el miembro por encima de su ropa aún excitado.

El mayor tragó saliva, la verdad un poco asustado. Todo estaba pasando demasiado rápido. Podía sentir la respiración agitada de Jungkook en sus manos. Además el lubricante que el conejito había liberado había caído en las piernas de él. Podía sentir la excitación subir de nuevo por su cuerpo porque al contrario de lo que siempre había pensado de los orgasmos, este olor era demasiado sabroso en su lengua.

El más joven, sin respuesta alguna,  trató de ser sutil cuando se volteó mirando está vez a Jimin de frente. Viendo cómo este se ponía nervioso, tratando de mirar hacia otro lado. Uno de sus fornidos muslos pasó por encima del regazo del mayor, sentándose a horcajadas sobre él antes de colocar ambos brazos sobre sus hombros, volteando la cara de Jimin de nuevo hacia él, presionando la punta de sus narices y frotando sus labios hasta que un momento de necesidad salió de su garganta. Viendo como los ojos gatunos de Jimin se encendían, sus pupilas dilatadas seguramente por la vista que estaba teniendo de él.

"Quería que Jimin viera lo lindo que estaba luego de haberle abusado salvajemente sus tetas"

¿Realmente lo iban a hacer?

Jimin solo quería seguir tocando todo a su alrededor. Así que con un poco de valentía, bajó agarrando el trasero del menor.

El castaño podía sentir su agujerito palpitar con los más mínimos toques, manos cálidas ahuecando y amasando su trasero mientras el otro agarraba su cintura con firmeza, una sonrisa arrogante tomaba los labios del mayor antes de empujar a Jungkook hacia abajo en el sofá, colocándose entre sus piernas, rastrillándolo. Sus manos a través del cabello del más menor e inclinándose para jalar a jungkook en un beso húmedo y desordenado, a menudo mordiéndose los labios y tirando de él solo para verlo sacudir sus caderas hacia arriba, su agujero necesitado tratando de obtener algún tipo de fricción.

Jimin sabía que los celos de los híbridos conejitos eran conocidos por sus grandes líbidos y calores muy intensos, y Kook no era la excepción. En la mayoría de veces, solo querían que lo llenarán de semen y dejarlos bien preñaditos para así tener crías y cuidarlos. Aunque en el caso de este conejito no quería bollos por aquí. ¡Todavía era muy joven! Pero el mayor ahora que se ponía a pensar, no recordaba haberse puesto un...

—¡MIERDA!—Jimin soltó de imprevisto a Jungkook haciéndolo caer al piso.

El mayor estaba exaltado y asustado a la vez y no era sin razón, casi metía la pata y en grande. Qué hubiera pasado si hubieran llegado al final con Jungkook? Definitivamente no estaría vivo ahora. Seguramente Jin lo mataría primero y después lo reviviría para que se haga cargo de las crías que vendrían del conejito. Sí a las justas vivía para sí mismo, que va a saber él de cuidar y criar bollos por la casa.

Estaba más que seguro que odiaría esa vida. ¡Aún era demasiado joven, por favor!

—Pero, ¿¡qué rayos te pasa, animal!?—Jimin lo volteó a mirar, recordando que acababa de tirarlo.

Cierto, el conejo aún estaba tirado en el piso. Y se veía más emputado que otra cosa.

—Yo, y-o...—tartamudeó por reflejo completamente en blanco. Aún no procesando lo que acababa de evitar. Por una parte sentía mucho alivio, pero por otra, pasó tan rápido todo que necesitaba unos segundos para pensar. Haber empujado al menor antes de haberla cagado, sin duda fue algo que se premiaría después.

Pero a contraste de todo, un Jungkook enojado aún esperaba una respuesta, porque no solo había matado la ocasión que estaban teniendo sino que ahora se sentía humillado e insatisfecho como la mierda. Ningún otra persona o híbrido debe dejar sin satisfacer a un conejito. Eso era regla de vida si querías seguir teniendo tu cabeza intacta en tu cuerpo. Jungkook ahora no quería saltar a montar a Jimin sino que quería arrancarle su miembro por ser un inútil que no pudo satisfacerlo como se debía.

PLAY ROOM (Jikook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora