Encuentro 🧡

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En la ciudad había un lugar exclusivo para la aristocracia, algo alejado del centro pero muy elegante y extenso. Su nombre es "Recreación".

Tenía grandes hectáreas, había un gran edificio de varios pisos. En la planta baja estaba la confitería y el restaurante. La entrada tenía como fachada dos leones hechos de mármol tamaño narural, el camino estaba hecho de piedras naranjas a cuyos costados se veía el cesped verde.

La planta baja estaba rodeada de vidrio transparente solido, era inmendo el lugar y sus colores blanco y dorado con arañas de cristal ubicadas estratégicamente por todo el techo.

También había candelabros de un metro y medio situados por doquier. La escalera estaba alejada de la entrada principal.

En el primer piso se ubicaban la biblioteca, la sala de música, el salón de arte, el ginmasio, pileta de natación climatizada, una gran galeria de arte donde se exponían los cuadros de cuyos artistas los hicieron allí mismo.

En el segundo piso se encuentran las habitaciones que los socios del lugar reservan cuando desean pasar la noche allí. Y en el tercer piso están las habitaciones VIP, que son de uso exclusivo de las tras familias más influyentes de la aristocracia de la ciudad.

Los Archer, los Von Fisher y los Macallister. Cada uno de ellos tenían reservada alguna habitación del lugar.

Fuera a más o menos un metro y medio de distancia se encuentra la clínica privada del lugar donde trabajan los mejores doctores, enfermeros, psicólogos y psiquiatras.

Más allá se encuentra el edifico donde los socios pueden practicar todo tipo de  deportes. Son los que pueden usar armas, ya que están autorizados a llevarlas.

Orfen Von Fisher forma parte de ellos, debido a que es experto en el manejo de la espada.

Anthony Archer es otro miembro del grupo y es discipulo de Orfen. Ellos practican deportes relacionados con el desgaste fisico. Éste es un grupo selecto y se conocen casi todos.

Aquel es un lugar muy concurrido por la aristocracia, ya que hay mucho por hacer y recrearse.

Por supuesto que solo los pertenecientes a la aristocracia de la ciudad son socios y pueden concurrir allí. Todos deben tener como mínimo 15 años para asistir solos, y poder disfrutar de los beneficios y recreaciones que allí se encuentran.

Los más chicos solo pueden asistir en compañía de sus padres. En el primer piso también hay un salón de juegos para niños.

ANTHONY

Esa tarde había decido ir a Recreación, ya que necesitaba distraerme un poco, luego de la charla que tuve con mi papá y Orfen me quedé melancólico. Debía matar aquella tristeza que mi pasado despertaba.

El ginmasio me ayudaría bastante. Tenía ropa en mi habitación VIP del lugar, por lo que no me preocupé.
Llegué y sin perder tiempo pedí la llave de mi habitación y me cambié.

Una vez vestido para la ocasión, me dirigí al gimnasio. Allí me desquitaría en serio y me relajaría. Tras una hora de ejercico físico mi concentración se destruyó por la llegada de un azabache que parecía tener mi misma edad.

Su negra cabellera contrastaba con su blanca piel, sus ojos verdes me traspasaron con gran intensidad. De pronto me olvidé de la tristeza, de los nervios y de los ejercicios. Aquel chico me resultsba vagamente familiar, sabía que lo había visto antes solo que no recordaba dónde.

Repentinamente me vi sonriendo como un idiota sin dejar de mirarlo. No me reconocía a mí mismo con esa actitud. Encima no sabía de dónde podía conocerlo.

Él se concentró en la bicicleta y comenzó a pedalear con gran agilidad sin mirarme siquiera. Sintiéndome un poco decepcionado, seguí con los ejercicios que estaba haciendo. Estuvimos así casi una hora y media, hasta que él optó por irse del ginmasio.

Por supuesto que lo seguí, pero al salir no estaba, mi frustración me devolvió la melancolía que había estado sintiendo.

Sin ánimos de nada, me fuí a mi habitación donde me duché. Bajo la tibia ducha medité. Había estado dos horas y medias haciendo ejercicios y en verdad fumcionó.

Me había despojado de la tristeza que sentía por mi maldito pasado, pero ahora sentía inquietud por cierto azabache que así como apareció desapareció.

Salí de la ducha. Luego de secarme me coloqué un pantalón negro, una camisa roja y un pulover rojo oscuro.

Me dirigi a la confitería, elegí mi mesa favortia ubicada junto al vidrio, por donde podía ver la galería exterior y parte del jardín. Fuera llovía a cántaro.

El sector donde estaban los caballos se sitúa lejos y es amplio, ya que también había lugar para los carruajes.

Me gustaba ver la lluvia caer, debido a que me relajaba, pero mi calma fue interrumpida por una voz dulce e hipnótica. Lo miré y para mi asombro era él, ese azabache que cautivó mis sentidos.

Nuestras miradas se cruzaron y mi corazón empezó a latir como un tambor.
— Eres Anthony Archer ¿cierto? 
— Si ¿y tú eres....?
— Gabriel, me llamo Gabriel
—¿Solo Gabriel?

—En comparación con tu apellido, el mío no es importante.
— ¿Por qué será que casi todos opinan lo mismo? Mira Gabriel, no me importa mi apellido ¿quieres sentarte conmigo?
—¿En serio lo dices?

Él se sonrojó, parecía avergonzado y eso me divirtió. En verdad él me resultaba muy interesante y ahora que lo tenía frente mío no pensaba dejarlo ir. Sonreí.
— Sientate o te sentaré por la fuerza....Gabriel.

El azabache obedeció al instante más rojo que un tomate, logrando despertar en mí una alegre carcajada.
— ¿Ustedes los Archer siempre amenazan a sus futuros amigos?

— Futuros amigos, eso suena estupendo y no, no fue una amenaza. Además no muerdo Gabriel, así que hiciste bien en sentarte tal como te lo pedí.

— Que bueno — me contestó y sonrió nervioso sentandose frente mío — No me recuerdas ¿cierto?
— N-No — respondí dudoso.
— Nos conocimos en la boda de tu padre y Orfen Von Fisher.

— Cierto, ahora lo recuerdo. Tu eras ese niño — de repente me invadió la tristeza al recordar la forma en que esa mujer lo alejó de mí — No debió alejarte así de la fiesta esa mujer.

— Tenía sus motivos, ya pasó. Solo quería que recordaras que ésta no era la primera vez que nos hablamos Anthony.

Estuvimos conversando durante horas y honestamente no sentí el tiempo. Jamás me había sentido tan bien con un prácticamente desconocido.

Era la primera vez que me sentía relajado, mientras conversaba con alguien de mi misma edad, porque enseguida supe que Gabriel tenía 16 años también. Hasta el momento solo había podido charlar con mis primos pero Gabriel era diferente y eso me resultaba fascinante.

Llegó la noche y directamente nos quedamos para cenar. Descubrí que teníamos mucho en común, ya que a ambos nos gustaba hacer ejercicios, formabamos parte del grupo selecto del ginmasio.

Él, al igual que yo, usaba la espada como arma. Eso hizo que sienta deseos de entrenar con él y así se lo hice saber.

—¿En serio lo dices? Me encantaría.
—Lo haremos en nuestro próximo encuentro ¿te parece Gabriel?
— ¡Si!
— Excelente.

Cuando nos dimos cuenta era tarde para regresar a casa por lo que optamos quedarnos a dormir allí, después de todo ambos teníamos habitaciones.

Cuando él se quedó en el segundo piso tuve el impulso de pedirle que me acompañe a mi habitación VIP pero no lo hice. En verdad me costó controlarme y contenerme.

Aún no estoy tan desesperado como para llevarme a alguien que acababa de conocer a mi habitación. Solo nos despedimos y seguí mi camino.

Entré a la habitación y me arrojé a la cama, estaba muy cansado, pero lo cierto es que no pude dormir muy bien ya que Gabriel invadió mi mente toda la noche.

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