Desesperación 🧡

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ANTHONY

Si algo valoraba de Mefis era su comprensión a la hora de tener sexo, debido a que la sola idea me provocaba cierto malestar y él sabía a qué se debía mi actitud. No sé si encontraría a otra persona que me logre entender como lo hacía él.

Esa tarde nos encontrabamos en mi habitación de Recreación besándonos con pasión, pero cuando él me empujó a la cama para colocarse sobre de mí sin dejar de besarme, mi corazón empezó a latir con fuerza.

Sentía sus caricias e inmeditamente regresaron a mi mente las imágenes de las veces que mi tutora me besaba y abrazaba así.

Fue cuando empecé a desesperarme, y sujeté la mano derecha de Mefis que me acariciaba la entrepierma dejando de besarlo.
— No, no puedo Mefis. Lo siento.

Él no solo se detuvo, sino que además se levantó dejándome respirar. Sabía que no me sentía bien y estaba preocupado.

— Maldita sea esa perra que se ocupó de mí por tres largos años — murmuré sentándome en la cama, Mefis se sentó a mi lado y me abrazó — Estoy inutilizado para siempre mi amor — dije con dolor intenso.
— No es así Anthony.

Mefis volvió a besarme con pasión, y en ésta ocasión dejé que me abrazara sin protestar. Aunque me repugnaban los recuerdos junto a esa perra, no volví a negarme a hacer el amor con él. No podía dejarla que me gane. Pero cada caricia de mi novio me desgarraba por dentro. Malditos recuerdos.

En pocos instantes nos quitamos las ropas, él me dió vuelta bruscamente y como de costumbre me embistió con fuerza y sin preparación, provocando en mí intensos dolores físicos, como era de esperarse.

Sus embestidas eran muy dolorosas, y solo esperaba que acabe pronto. Dolía tanto que me desesperaba.

Cuando llegó al límite, Mefis se dejó caer a mi lado agotado. Me abrazó con ternura mientras me susurraba palabras de amor.

Apenas podía moverme, me dolía todo el cuerpo. Nos quedamos allí unos momentos. Con Mefis tuve mi primera vez, solo lo hacía con él y debo decir que nunca sentí placer verdsdero, pero me reconfortaba saber que él si quedaba más que satisfecho conmigo. Al menos uno de los dos lo disfrutaba.

Suspiré melancólicamente sintiendo cómo Mefis acariciaba mi torax y abdomen. Me abrazaba con ternura, pero sus caricias empezaban a incomodarme y quise alejarme de él, sin embargo súbditamente me sujetó con fuerza reteniéndome a su lado.

Respirando entrecortado empleaba mis brazos para alejar sus manos de mi cuerpo, y esto no agradaba a mi novio.

— Basta Mefis por favor, ya no — él me sujetó con fuerza inmovilizándome en la cama — Me duele....no me sujetes así...por favor....
— Deja de alejarme de tí entonces, mi amor.
— ¿Te das cuenta que me causas mucho dolor? Luego de lo que pasé con esa mujer yo...no me trates así....mi amor....

Él me besó mientras iba suavisando su agarre hasta soltarme y permitirme que lo abrace. Momentos después nos duchamos y tras vestirnos bajamos a merendar. Fuera nevaba, el frío era intenso en verdad.

Mefis aprovecho para abrazarme, pegándome a su cuerpo, con la excusa del clima. Iba acariciandome el trasero mientras nos dirigíamos a una de las mesas más apartadas de la confitería.

Yo me movía incómodamente debido al roce de mi novio, honestamente no me gustaba en lo más mínimo aquellas caricias. Comencé a respirar entrecortado.

Me incomodaba hasta caminar sintiendo cómo su mano me acariciaba las partes íntimas de mi cuerpo.

Nos sentamos en la mesa que él mismo eligió. Luego de hacer nuestro pedido al mozo, nos quedamos solos.

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